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Todos alguna vez en la vida hemos tenido que hablar frente a un grupo grande de personas, bien sea en el colegio o en alguna reunión importante. Aprender a manejar los nervios o concentrarnos en lo que vamos a decir no es tarea fácil. Por ello, presta atención a este grupo de elementos que te ayudarán a mantener el enfoque:
Un buen orador debe conocer tres elementos para lograr transmitir un mensaje correctamente: Lo vocal, lo verbal y lo visual. Por ello, el psicólogo Albert Mehrabian, pionero en la comunicación no verbal, otorgó un porcentaje a estos tres componentes, creando una regla general enfocada en la comunicación no verbal, basada en emociones y sentimientos.
El 7 % de la información se atribuye a las palabras, mientras que el 38% se atribuye a la voz, es decir, la entonación, proyección y tono. Por último, el 55% lo otorga al lenguaje corporal, que son los gestos, la postura, el movimiento de las manos y la respiración. Dando lugar a su conocida regla del 7% , 38% y 55%.
Aprende un poco más sobre estos porcentajes:
Necesitas un inicio que atrape desde el primer momento. Ten presente que tener las palabras adecuadas será fundamental para entrar en sintonía con tus espectadores. Muchas veces lo más recomendable es comenzar con un gancho, como por ejemplo: “Te voy a dar el secreto para...”. También, puedes mencionar una cita que genere recordación o un chiste que haga que todos se concentren en ti.
Para decir tu tema con éxito, debes concentrarte. Si al momento de hablar estás pensando en cosas diferentes, te verás distraído y algo confuso. Siente e interioriza lo que estás diciendo para que cada palabra tenga la entonación adecuada.
Con tu voz debes priorizar la emoción y la fuerza al hablar, pero con una cadencia casi musical. Es como un bote en el agua, hay un ritmo que nos dan las olas y las pausas se dan solo cuando llega a un punto de la ola y vuelve y baja. Pero siempre siguiendo la ola.
Mantén la cabeza en alto. Evita poner tus hombros hacia adelante. La mejor manera de hablar en público es permanecer erguido en el escenario, con tu peso bien repartido en ambos pies y en una posición que te resulte cómoda. Puedes usar tus manos y brazos para amplificar de forma natural lo que dices.