Abel Catuzzi
Abel Teodoro Catuzzi (Chivilcoy, 2 de mayo de 1927-Buenos Aires, 30 de octubre de 1997)[1] fue un militar argentino que alcanzó el grado de general de brigada, y que durante la dictadura militar llamada Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) desempeñó altos cargos, entre ellos comandante del Cuerpo de Ejército V, con sede en la ciudad de Bahía Blanca y jurisdicción en toda la Patagonia. Tuvo bajo su mando diversos centros clandestinos de detención, entre ellos el ubicado en la Base Naval Puerto Belgrano y la llamada «Escuelita de Bahía Blanca».
Abel Teodoro Catuzzi | ||
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Catuzzi en 1977 | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
2 de mayo de 1927 Chivilcoy, Argentina | |
Fallecimiento |
30 de octubre de 1997 (70 años) Buenos Aires, Argentina | |
Nacionalidad | Argentina | |
Educación | ||
Educado en | Colegio Militar de la Nación | |
Información profesional | ||
Área | Caballería | |
Años activo | 1945-1980 | |
Cargos ocupados |
• Comandante del V Cuerpo de Ejército • Comandante de la II Brigada de Caballería Blindada | |
Lealtad | Argentina | |
Rama militar | Ejército Argentino | |
Rango militar | General de brigada | |
Conflictos | Terrorismo de Estado en Argentina en las décadas de 1970 y 1980 | |
La justicia ordenó cerrar los múltiple juicios en los que se encontraba imputado de delitos de lesa humanidad por aplicación en algunos casos de la ley de Punto Final de 1986 y en otros de la de Obediencia Debida de 1987.
Biografía
Hasta diciembre de 1975 se desempeñó como comandante de la II Brigada de Caballería Blindada y como tal fue jefe de la Subzona 22, que abarcaba la provincia de Entre Ríos y tenía base en Paraná.[2]
Entre 1977 y 1979 se desempeñó como jefe de la Subzona 51, estando entonces al mando de los centros clandestinos de detención de la Base Naval Puerto Belgrano y la «Escuelita de Bahía Blanca».[2]
Entre septiembre y diciembre de 1979 fue comandante interinno del V Cuerpo de Ejército y como tal jefe de la Zona 5.[2]
Catuzzi, un hombre que se declaraba profundamente católico, consideraba que la tortura era una forma de purificación de las personas.[3] El obispo Miguel Hesayne testimonió en el Juicio a las Juntas que Catuzzi le manifestó que torturar era una necesidad cristiana.[4]