Asedio de Chandax

El asedio de Chandax del 960-961 fue el elemento clave de la campaña bizantina para recuperar la isla de Creta, que desde la década del 820 estaba en poder de árabes musulmanes. La campaña se emprendió tras una serie de intentos fallidos de recobrar la isla de manos de los musulmanes que se remontaba al año 827, apenas unos años después de la conquista árabe, y la dirigió el general y futuro emperador Nicéforo Focas. Duró desde el otoño del 960 hasta la primavera del 961, cuando los bizantinos expugnaron la principal fortaleza musulmana y capital de la isla, Chandax (la moderna Heraclión). La reconquista de Creta fue un logro importante para los bizantinos, ya que restableció su dominio sobre el litoral egeo y redujo la amenaza de los piratas sarracenos, que habían empleado Creta como base de operaciones.

Asedio de Chandax
Parte de guerras árabo-bizantinas
Lugar Heraclión
Coordenadas 35°20′19″N 25°07′59″E

Creta musulmana

La isla de Creta había sido conquistada a finales de la década de 820 por un gran grupo de exiliados de la España musulmana. En los años posteriores al desembarco, el Imperio Bizantino emprendió repetidas y vanas expediciones para expulsarlos y recuperar la isla. Los sarracenos hicieron de Chandax, en la costa norte, su principal fortaleza y capital del nuevo Emirato de Creta.[1][2][3] La ocupación musulmana de Creta tuvo consecuencias devastadoras para Bizancio, ya que hizo vulnerable su centro, el mar Egeo, a las incursiones de las flotas musulmanas,[4][3] tanto las de los sarracenos de Creta[5] como las del Levante, que utilizaron Creta como base avanzada o escala, como ocurrió durante la expedición de saqueo de Tesalónica de León de Trípoli en el 904, en la que muchos de los más de veinte mil cautivos tesalonicenses fueron vendidos o regalados como esclavos en Creta.[6][7]

El primer gran intento de los bizantinos por recuperar la isla se verificó en 842-843, a las órdenes de Teoctisto. Logró algunos avances que parece que permitieron el restablecimiento de un thema con los territorios recobrados, como lo demuestra la presencia de un strategos de Creta en el Taktikon Uspensky, obra de la época. Sin embargo, Teoctisto tuvo que abandonar la campaña y los sarracenos pronto vencieron a las tropas que había dejado en la isla.[8][9] En la primavera del 866, el regente Bardas organizó otra campaña para recuperar Creta, pero fue asesinado la víspera de su partida hacia la isla.[10] Otros intentos bizantinos de reconquista en el 911 (con 177 barcos al mando del almirante Himerio) y en el 949 (con 128 barcos a las órdenes de Constantino Gongiles) fracasaron estrepitosamente, a pesar de los grandes recursos y efectivos empleados.[11][12] Según Christos Makrypoulias, pese a la preparación a menudo meticulosa, las expediciones bizantinas contra Creta fracasaron debido a las limitaciones de abastecimiento y la estrategia de desgaste que adoptaron los sarracenos cretenses. El dominio de Creta dependía en última instancia del de Chandax, lo que obligaba a los bizantinos a abordar un largo asedio lejos de sus bases de suministro. Los sarracenos, por su parte, podían esperar seguros tras las murallas de Chandax hasta que el enemigo se debilitara lo suficiente como para contraatacar y aniquilarlo.[13]

Decidido a vengar el desastre de 949, el emperador Constantino VII Porfirogéneta (913-919, 945-959) reanudó los preparativos para recobrar la isla hacia el final de su reinado. Tras su muerte en 959, la tarea recayó en su hijo y sucesor, Romano II (959-963). El emperador continuó la tarea con el apoyo de su ministro principal, José Bringas, y nombró jefe de la expedición al doméstico de las escolas de Oriente, Nicéforo Focas, soldado capaz y veterano de las guerras contra los musulmanes libradas en el este de Asia Menor, en las que se había distinguido.[14][15] Focas reunió al ejército bizantino de Asia Menor[14] y lo concentró al sur de Éfeso.[16] Esta expedición fue mucho mayor que las anteriores, merced principalmente a la relativa estabilidad interna debida a las recientes victorias en la frontera oriental del Imperio y a la larga paz con los búlgaros.[17] Según León el Diácono, la flota de Focas estaba compuesta por muchos dromones dotados de fuego griego.[14]

Fuentes históricas

Los estudiosos modernos basan sus análisis fundamentalmente en tres fuentes casi contemporáneas a los acontecimientos que rodearon la reconquista bizantina de Creta: la historia de León el Diácono, el poema La conquista de Creta de Teodosio el Diácono y la continuación de la crónica de Simeón el Logoteta.[18] A Teodosio el Diácono solamente se lo conoce por su poema, escrito en el 961-962 como panegírico de la reconquista de la isla, y que regaló a Nicéforo Focas poco antes de su ascenso al trono imperial en el 963.[18][19] León el diácono, que nació en torno al 950, completó su historia después del 992, que es una fuente bizantina importante para el período 959-975 e incluye muchas anécdotas y relatos de testigos presenciales. Aunque pronto fue olvidada entre los propios bizantinos, sirvió como fuente para historiadores posteriores como Juan Escilitzes y Juan Zonaras. Los dos primeros capítulos de su obra tratan de la reconquista de Creta.[20][21] Simeón el Logoteta escribió durante el reinado de Nicéforo Focas (963-969), y a veces se lo identifica con Simón Metafraste, o con otro Simeón que ocupó una serie de cargos con Nicéforo y Juan I Tzimisces (969-976). Su obra llega hasta el 948, y la continuación, posiblemente escrita por el propio Simeón, hasta el 963. No se conserva en su forma original, sino en dos variantes: una como el sexto y último libro del Teófanes Continuatus, que trata del reinado de Constantino VII y Romano II hasta la primavera de 961; y en una versión resumida que trata hasta el año 962, parte de la crónica del Pseudo Simeón.[22] Sin embargo, como señala el historiador Anthony Kaldellis, gran parte del relato de Simeón, en el que los historiadores modernos se basan primordialmente, coincide, a menudo casi literalmente, con el relato similar de Procopio de Cesarea sobre la expedición de Belisario contra el Reino vándalo.[23]

Desembarco en Creta y primeros enfrentamientos

Usando rampas, la fuerza expedicionaria desembarcó rauda y ordenadamente.[24] Teófanes Continuato y Teodosio el Diácono afirman que no hubo resistencia al desembarco,[25] aunque León el Diácono asevera que los sarracenos lo esperaban en orden de batalla. Nicéforo se apresuró a colocar a sus hombres en la típica formación de batalla bizantina, con tres secciones, y cargó contra el enemigo. Los sarracenos se dispersaron ante la acometida y se refugiaron en las fortificaciones de Chandax, tras sufrir copiosas bajas.[26] León el Diácono dice que la ciudad contaba con recias defensas debidas tanto a la naturaleza como a la fábrica del hombre:[27]

Por un lado la defiende decididamente el mar, y por el otro las murallas que protegen la parte edificada en una roca llana y que son de fábrica nueva y poco común. Se hicieron de tierra y de pelo de cerdo y de cabra mezclados y compactados con esmero; eran tan anchas que dos carros podían cruzarse fácilmente por el adarve y bastante altas; y las rodeaban dos anchísimos y hondos fosos.
León el Diácono

Según los relatos de León y de Teodosio, parece que Nicéforo previó inicialmente apoderarse de Chandax por asalto, pero cuando no lo consiguió, se resignó a someterla a un largo asedio;[28] construyó un campamento fortificado frente a la ciudad y dispuso la flota en un fondeadero seguro y cercano que le permitía bloquear la ciudad y destruir cualquier navío enemigo que intentase zarpar.[29] Según León, Nicéforo ordenó a Nicéforo Pastilas, el strategos del Thema Tracesiano y distinguido veterano de las guerras contra los árabes en el este, que eligiese una «cohorte de hombres escogidos» y emprendiese una incursión por el campo cretense para explorar y reunir víveres. El acceso al interior de la isla reduciría la cantidad de provisiones que debían traerse por mar, aspecto logístico que luego fue un problema para los bizantinos durante la campaña de reconquista.[30] Pastilas creyó que el campo era relativamente seguro, por lo que permitió que sus hombres deambularan descuidadamente, disfrutando de la comida y el vino. Los musulmanes, que estaban cuidadosamente escondidos y observaban su avance desde las alturas, vieron la excelente oportunidad para atacarlos y se reunieron para la batalla. León sostiene que, aunque borrachos, los bizantinos pelearon bien, hasta que cayó el propio Pastilas, después de ser herido por muchas flechas. La muerte del jefe acabó con la disciplina de sus hombres, que fueron casi aniquilados por el enemigo; solo unos pocos sobrevivieron y pudieron volver e informar a Focas del revés.[31]

Asedio de Chandax

La noticia hizo que Focas se decidiese a acelerar el sitio y estrechar el cerco a la ciudad. Inspeccionó su muralla y la encontró extremadamente recia, por lo que ordenó a sus hombres que comenzaran a construir una circunvalación de costa a costa, frente a la parte terrestre de la muralla.[32] Sin embargo, el descalabro de Pastilas le demostró que también tendría que asegurar la retaguardia antes de poder concentrarse en el asedio.[33] En consecuencia, seleccionó a un pequeño grupo de soldados jóvenes y lo sacó secretamente del campamento durante la noche. Con él hizo algunos prisioneros, por quienes supo que un ejército de socorro, que León cifra en unos cuarenta mil hombres, se estaba reuniendo en una colina cercana para atacar el campamento bizantino. Nicéforo permitió que sus hombres descansaran durante el día siguiente y partió únicamente cuando cayó la noche, guiado por los lugareños (probablemente cristianos cretenses). Sus hombres rodearon el campamento árabe rápida y silenciosamente. A continuación, Nicéforo luego ordenó que tocaran las trompetas y cargó contra el enemigo, aún dormido. Sorprendidos por la acometida, los árabes no opusieron resistencia, sino que intentaron huir, aunque al hacerlo chocaron con otras tropas bizantinas dispuestas para impedir la fuga.[34]

Así el socorro árabe fue aniquilado; Nicéforo ordenó a sus hombres que cortaran las cabezas de los caídos y se las llevaran consigo. Nuevamente, los bizantinos siguieron desplazándose solo durante la noche. Al día siguiente, Nicéforo hizo que sus hombres empalaran algunas de las cabezas a la vista de la ciudad y arrojaran otras dentro de ella. La visión causó gran consternación y lamentos entre los habitantes, al contarse entre los muertos familiares y amigos, pero no los hizo cejar en su empeño de resistir; al poco, repelieron un ataque dirigido por Nicéforo.[35] Este empleó arqueros y catapultas contra los defensores mientras sus hombres intentaban escalar la muralla con escalas. Sin embargo, la fortaleza resistió el bombardeo y los defensores destruyeron las escalas, por lo que Nicéforo puso fin al asalto. Decidió bloquear la ciudad durante el invierno mientras sus ingenieros diseñaban y construían máquinas de asedio más eficaces.[36]

Por entonces, el emir de Creta, Abd al-Aziz, solicitó auxilio a algunos señores correligionarios suyos.[16] Sus enviados acudieron primero ante el sultán ijsidí de Egipto, Unujur ibn al-Ijshid, poco inclinado a acudir a socorrer al emir cretense. Ante la falta de ayuda egipcia, los cretenses recurrieron al califa fatimí al-Mu'izz li-Din Allah, pese a ser un heterodoxo y acérrimo émulo del soberano nominal de los cretenses, el califa abasí.[37] Para al-Mu'izz, era una oportunidad de oro para presentarse como el verdadero campeón de la yihad a los ojos del mundo islámico. Escribió cartas a Romano exigiendo que sus fuerzas abandonaran Creta, amenazándolo con rescindir la tregua que desde el 958 tenía con él si no lo hacían y a Unujur proponiéndole unir sus flotas el 20 de mayo del 961 en Tolmeita (Cirenaica) para actuar conjuntamente contra los bizantinos. Incluso si la flota ijsidí no acudía a la cita, declaró al-Mu'izz, la suya marcharía sola a socorrer Creta. Finalmente los planes del califa fatimí se frustraron, pues los bizantinos conquistaron Chandax antes incluso de que su flota estuviera lista para zarpar.[38]

El segundo asalto a Chandax se verificó en marzo de 961. Esta vez, los bizantinos usaron máquinas de asedio mucho más efectivas contra la ciudad, pero no lograron abrir brecha en sus defensas. Los musulmanes se retiraban lo suficiente para evitar los proyectiles de los arqueros griegos sin desatender por ello la muralla.[36] Nicéforo utilizó también un ariete contra las murallas, si bien únicamente como distracción. Mientras la atención de los defensores se centraba en el ariete, los bizantinos excavaban una mina bajo los muros, en la que colocaron materiales explosivos e inflamables, en los puntos débiles de la obra defensiva. Así destruyeron gran parte del lienzo y abrieron una ancha brecha por la que penetró el ejército sitiador. Los defensores formaron rápidamente una línea defensiva dentro de la ciudad, pero esto no bastó para detener al enemigo. El 6 de marzo, los musulmanes fueron derrotados y huyeron por las calles.[15] A los vencedores se les concedieron los tradicionales tres días de saqueo antes de que el ejército reanudase las operaciones.[39]

Consecuencias

El resto de Creta capituló rápidamente tras la caída de Chandax; la isla volvió a la soberanía de Constantinopla, que abordó un largo plan de recristianización de la población.[40] La isla formó un thema, con un strategos residente en Chandax. Juan Xenos y Nicón el Metanoíta encabezaron los amplios esfuerzos para convertir a la población al cristianismo.[3][41] La situación de la isla al sur del mar Egeo permitió a los bizantinos usarla como base de expediciones contra la costa de África septentrional.[42]

Por otro lado, el empleo de tantas tropas en Creta y Oriente facilitó las conquistas fatimíes en el oeste: estos se apoderaron de Taormina, la principal fortaleza bizantina en Sicilia, y de Rometta, la última plaza bizantina en Val Demone, tras un dilatado asedio.[43] Nicéforo Focas alcanzó el trono imperial en 963 y envió una enorme expedición de socorro a la isla en el 964, en la que iban muchos veteranos de la conquista de Creta. Sin embargo, los bizantinos fueron vencidos ante Rometta y su flota fue destruida; este descalabro permitió concluir la conquista musulmana de Sicilia.[44][45]

Referencias

  1. Makrypoulias, 2000, pp. 347-350.
  2. Canard, 1971, pp. 1082-1083.
  3. ODB,, "Crete" (T. E. Gregory, A. Kazhdan), pp. 545-546.
  4. Makrypoulias, 2000, pp. 347, 357 y ss..
  5. Christides, 1981, pp. 76-111.
  6. Canard, 1971, p. 1084.
  7. Treadgold, 1997, p. 467.
  8. Makrypoulias, 2000, p. 351.
  9. Treadgold, 1997, p. 447.
  10. Treadgold, 1997, p. 453.
  11. Makrypoulias, 2000, pp. 352-356.
  12. Treadgold, 1997, pp. 470, 489.
  13. Makrypoulias, 2000, pp. 359-361.
  14. Talbot y Sullivan, 2005, p. 60.
  15. Treadgold, 1997, pp. 493-495.
  16. Kaldellis, 2017, p. 36.
  17. Kaldellis, 2017, p. 34.
  18. Kaldellis, 2015, pp. 302-303.
  19. ODB,, "Theodosios the Deacon" (A. Kazhdan), p. 2053.
  20. Kaldellis, 2015, p. 303.
  21. Krumbacher, 1897, p. 267.
  22. Kaldellis, 2015, pp. 303-304.
  23. Kaldellis, 2015, pp. 304-308.
  24. Talbot y Sullivan, 2005, p. 61.
  25. Christides, 1981, p. 177.
  26. Talbot y Sullivan, 2005, pp. 61-62.
  27. Talbot y Sullivan, 2005, p. 64.
  28. Talbot y Sullivan, 2005, p. 62 (nota 47).
  29. Talbot y Sullivan, 2005, p. 62.
  30. McMahon, 2021, p. 65.
  31. Talbot y Sullivan, 2005, pp. 62-63.
  32. Talbot y Sullivan, 2005, pp. 64-65.
  33. Romane, 2015, p. 4.
  34. Talbot y Sullivan, 2005, pp. 66-67.
  35. Talbot y Sullivan, 2005, pp. 67-68.
  36. Romane, 2015, p. 5.
  37. Halm, 1991, p. 358.
  38. Halm, 1991, pp. 358-359.
  39. Romane, 2015, p. 6.
  40. Kaldellis, 2017, p. 37.
  41. Treadgold, 1997, p. 495.
  42. Romane, 2015, p. 1.
  43. Halm, 1991, p. 359.
  44. Kaldellis, 2017, p. 45.
  45. Halm, 1991, pp. 359-360.

Bibliografía

  • Canard, M. (1971). «Iḳrīṭis̲h̲». En Lewis, B.; Ménage, V. L.; Pellat, Ch. et al., eds. The Encyclopaedia of Islam, New Edition, Volume III: H–Iram. Leiden: E. J. Brill. pp. 1082-1086. ISBN 90-04-08118-6.

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