Basilisco de Comana

Basilio de Comana (Amasya, siglo III - Comana Pontica, 308) es un santo mártir de la Iglesia católica y de la ortodoxa. Fue sobrino del santo mártir Teodoro de Amasea y fue martirizado durante la persecución de los cristianos llevada a cabo por el emperador romano Galerio.

Basilisco de Comana

Los mártires Eutropio, Kleonikos y Basilisco
Información personal
Nacimiento Siglo III
Amasya, Imperio romano
Fallecimiento 308
Comana Pontica, Imperio romano
Causa de muerte Decapitación
Sepultura Distrito de Sujumi y Comana
Información profesional
Información religiosa
Festividad 3 de marzo, 22 de mayo (católicos)
16 de marzo, 4 de junio (ortodoxos)
Venerado en Catolicismo y ortodoxia

Nació probablemente en la segunda mitad del siglo III en Amasea, en el centro septentrional de la península de Anatolia del Imperio romano. Juntamente con Eutropio y Kleonikos se dedicaba a propagar los milagros de su tío Teodoro de Amasea, tratando de convertir al cristianismo a los paganos de la región y derribando una estatua de Artemisa. Por este motivo fue apresado por el gobernador romano Asclepiodoto, que mandó crucificar a Eutropio y Kleonikos y envió a prisión a Basilisco. Este recibió una visión de Dios que le anunciaba su auxilio y su muerte por martirio. Basilisco pidió a sus guardias que le dejaran regresar a su casa natal para despedirse de su familia, a lo que estos accedieron, reconociendo en él una vida santa y llena de milagros. Basilisco fue a su casa y anunció su martirio, pidiendo a sus padres que mantuvieran la fe. Al enterarse el gobernador, castigó a los guardias y fue en su búsqueda. Lo encontró de regreso de su casa y lo cargó con cadenas y grilletes, enviándolo a prisión a Comana. En una parada que hicieron sus guardias, le dejaron atado a un árbol mientras comían en una posada del camino. Atormentado por la sed, Basilisco rezó a Dios e hizo brotar una fuente de una roca junto a él. Los guardias, salieron alertados de la posada por el ruido y encontraron el milagro, por lo que le liberaron.

Basilisco se presentó ante el gobernador y éste le quiso obligar a realizar un sacrificio a los dioses romanos a cambio de su vida. Este se negó, diciendo que cada hora de su vida loaba a Dios y que no necesitaba sacrificios. El mito continúa con el castigo de Dios que quema el templo y los ídolos paganos. Finalmente el gobernador, impotente, mandó decapitar al mártir y arrojar su cuerpo al río.

Es celebrado en la iglesia ortodoxa el 16 de marzo y el 4 de junio, y en la católica el 3 de marzo y el 22 de mayo.

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