Calavera literaria
La calavera literaria es una composición en verso tradicional en México. Suelen escribirse en vísperas del Día de Muertos. Son variadas en cuestión de versos. Tienen rima, a veces tonos irónicos o burlesco y normalmente solo están en México.
Historia
El primer antecedente de una calavera literaria, se remite al libro La Portentosa Vida de la Muerte, escrito por Fray Joaquín de Bolaños religioso franciscano del Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Guadalupe, Zacatecas, ¿Cómo surgieron las calaveritas literarias? , quien escribe unos versos satíricos a un médico.[1] Antiguamente conocidos como panteones, estos versos nacieron en el siglo XIX a modo de epitafio burlesco y como modo de expresar ideas o sentimientos que en otras oportunidades sería difícil decir.[2][3] Fueron frecuentemente censurados o destruidos ya que, por lo dicho anteriormente, también servían como medio para expresar descontento con los políticos de la época.[2][3] Las primeras calaveras fueron publicadas en 1879, en el periódico El Socialista, de Guadalajara.[3]
Los dibujos que suelen acompañar los versos son conocidos con el nombre de La Catrina o Calavera Garbancera,[4] figura creada por José Guadalupe Posada y bautizada por el muralista Diego Rivera.[5]
Características
- Son versos irreverentes, escritos a modo de epitafios, retratando a las personas como si estuvieran muertas.[6]
- Se utilizan para canalizar sentimientos que en otro contexto sería difícil expresar.
- Suelen acompañarse de dibujos de calaveras.[3]
- Son composiciones tradicionales mexicanas
Gerardo Murillo —cuyo alias es Dr. Atl— en su libro Las artes populares en México[7] describe la calavera como de «intención aguda, eminentemente popular, que tiene su fuerza y su eficacia en el arte de decir».[8]
A modo de ejemplo de su uso prístino puede citarse la calavera escrita por José Guadalupe Posada, llamada Revumbio de calaveras:[8]
Quien quiera gozar de veras
y divertirse un ratón,
venga con las calaveras
a gozar en el panteón.
Literatos distinguidos
en la hediondez encontré
en gusanos confundidos,
sin ellos saber por qué.
Y en gran tropel apiñados
Los vendedores corrían
contentos y entusiasmados
por el negocio que hacían.
Cereros de sacristía
que roban la cera al rato,
que con mucha sangre fría
se echan el sufragio al plato.
En Calaveras de las elecciones presidenciales, escrita por el famoso editor e impresor Antonio Vanegas Arroyo en 1919, se observa una connotación más política,[8] pero sin dejar de ser burlesca. Vanegas Arroyo propone como candidato presidencial a uno de sus escritores colaboradores más fieles, Arturo Espinoza alias “Chóforo Vico”:[9]
Yo os propongo al nunca bien
ponderado y grande mico,
ilustre Chónforo Vico,
escapado de Belén.
Prófugo de las Marías,
gran maestro en la ganzúa,
instruido en San Juan de Ulúa
y en la Penitenciaría.
Sabe abrir las cajas fuertes
y extraer una cartera.
Ha sido gran calavera
y debe catorce muertes.
Elegid pues pueblo amado
sin dudar y a tapahocico
al muy ilustre y nombrado
y noble Chónforo Vico.
Después de discursos tales
llenos de frases sinceras
se fueron las calaveras
a las urnas sepulcrales.
Salió electo presidente
por su real y hermoso pico
el notable, el prominente,
ilustre Chónforo Vico.
Véase también
Referencias
- «Copia archivada». Archivado desde el original el 30 de octubre de 2018. Consultado el 29 de octubre de 2018.
- Marroquín, Fausto Martínez. «“Calaveritas”, una hermosa y casi desaparecida tradición». México desconocido. Consultado el 10 de noviembre de 2012.
- presidencia.gob.mx (2009). «Fue Diego Rivera quien bautizó a "La Catrina", no Posada». Archivado desde el original el 21 de junio de 2009. Consultado el 18 de septiembre de 2011.
- proa.org. «Diego Rivera - Sueño de una tarde dominical en Alameda Central». Consultado el 18 de septiembre de 1914.
- «Características de las calaveras literarias | Calaveras Literarias». calaveras-literarias.com.mx. Consultado el 19 de mayo de 2020.
- Dr. Atl (1980). Las artes populares en México. México: Librería Cultura. ISBN 9688220124.
- Castro, González y Masera (2013). «La Imprenta Vanegas Arroyo, perfil de un archivo familiar camino a la digitalización y el acceso público: cuadernillos, hojas volantes y libros». Revista de Literaturas Populares. Consultado el http://www.rlp.culturaspopulares.org/textos/25/15.castro.pdf.