Callo óseo
Un callo óseo (latín: callus) es una formación temporal de fibroblastos y condroblastos en la zona de fractura de un hueso, mientras que el hueso intenta regenerar. Es la secuela reparadora de una fractura ósea.
Callo óseo (nombre de signo clínico) | ||
---|---|---|
| ||
Sinónimos | ||
| ||
Es el depósito óseo formado entre y alrededor de los extremos rotos de un hueso fracturado durante su osificación reparadora.[1]
Fisiopatología
Un callo óseo está constituido por tejido óseo esponjoso inmaduro que temporalmente inmoviliza los fragmentos de una fractura, y asegura la continuidad del hueso fracturado mientras se restablece la continuidad de los sistemas de Havers de los fragmentos.
El callo de fractura se subdivide en callo óseo interno, constituido por un tejido óseo esponjoso inmaduro formado por osificación intramembranosa, y callo óseo externo, constituido por un tejido óseo esponjoso inmaduro formado por osificación intramembranosa y endocondral. Una vez establecida la continuidad del tejido óseo, cesa la necesidad de un callo de fijación y ambos callos, interno y externo, se reabsorben.[2][3]
Diagnóstico
La forma habitual de valorar su formación y evolución es mediante radiografía del hueso fracturado.
Véase también
Referencias
- Bony callus. US National Library of Medicine Medical Subject Headings (MeSH). Consultado el 20/04/2014.
- Real Academia Nacional de Medicina. Diccionario de Términos Médicos. Madrid: Panamericana; 2012.
- Curación de las fracturas. Manual de Patología General. Universidad Católica de Chile. Consultado el 18/04/2014. Archivado el 28 de septiembre de 2013 en Wayback Machine.