Carboncillo

En arte, sobre todo en el dibujo o la pintura, el carboncillo es el «palillo de brezo, sauce u otra madera ligera»,[1] como olivo o abedul,[2] carbonizado, usado para aplicar los trazos del dibujo. También puede referirse a la obra creada con él.[1] Aunque es utilizado típicamente para realizar el boceto, también puede presentarse como obra acabada, habitualmente junto con otros materiales como sanguina o lápiz, y es especialmente valorado para realizar retratos.[3]

Retrato de August Strindberg por Carl Larsson (1899). Carboncillo y óleo sobre lienzo 56 × 39 cm.

Historia

En su tratado técnico, Il libro dell'arte (El libro del arte), de principios del siglo XV, Cennino Cennini recomendaba atar un carboncillo de sauce a una caña para poder distanciarse de la superficie al pintar –en su época sobre tabla o al fresco[4]– y trazar así el dibujo preparatorio con el carboncillo en una mano y con una pluma de ave en la otra, para borrar el trazo si fuese necesario.[4]

Propiedades

Como material empleado en dibujo, mientras el carbono cristalizado del grafito usado en lápices[5] permite moverse con facilidad[3] sobre el papel y trazar líneas precisas,[3] y más finas, gracias a la posibilidad de afilar el lapicero,[3] el carboncillo deja trazos más gruesos e imprecisos. Asimismo, se presta al difumino, permitiendo así efectos y tonos variados. Por otra parte, el negro del grafito tiende a dejar un lustre metálico[5] y gris,[3] mientras el carboncillo es negro.[3]

Técnicas

Según cuenta el poeta Paul Valéry,[6] Degas explicaba su pintura como el resultado de una serie de operaciones que comenzaban por la definición del dibujo a carboncillo sobre papel, preferentemente papel de calco. Hecho el primer dibujo, y siempre sobre el mismo papel, sin servirse de otros dibujos o estudios aparte, realizaba también a carboncillo las correcciones o ajustes que estimase oportunos, reforzando los trazos iniciales. Una vez completo el dibujo, podía aplicar el color en sus pinturas al pastel de forma convencional o por medio de un procedimiento de su invención, aplicando el fijador en capas sucesivas desde el dibujo inicial, y coloreando sobre el fijador, de modo que el dibujo a carboncillo se mantiene «congelado» o sellado sin alteraciones bajo las sucesivas capas de color.[6]

Referencias

  1. «carboncillo.» Diccionario de la lengua española. Edición del Tricentenario. Consultado el 23 de enero de 2016.
  2. «Glosario.» Archivado el 31 de enero de 2016 en Wayback Machine. Sitio web oficial del Museo Thyssen-Bornemisza. Consultado el 23 de enero de 2016.
  3. Harris, Peter J. F. (en inglés). «On Charcoal.» Publicado originalmente en Interdisciplinary Science Reviews 1999, Vol. 24, No. 4, pp.301-306. Consultado el 23 de enero de 2016.
  4. Angoso, Diana Las técnicas artísticas: Capítulo 1. «Anónimo veneciano.» Archivado el 31 de enero de 2016 en Wayback Machine. Sitio web oficial del Museo Thyssen-Bornemisza. Consultado el 23 de enero de 2016.
  5. «grafito.» Diccionario de la lengua española. Edición del Tricentenario. Consultado el 23 de enero de 2016.
  6. Angoso, Diana Las técnicas artísticas: Capítulo 6. «Edgar Degas.» Sitio web oficial del Museo Thyssen-Bornemisza. Consultado el 23 de enero de 2016.


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