Cartaja

Ocasionalmente se usan filtros de esponja, espuma o acetato, los mismos que se usan para fumar tabaco. No obstante, éstos obstaculizan la inhalación del THC y otros cannabinoides que provocan los efectos psicoactivos, por lo que muchos fumadores prefieren no usarlos. En un estudio analítico se comprobó que el filtro de esponja absorbe hasta cuatro veces más THC que la cartaja.[5]

Filtro de carbón activado destripado

Los filtros de carbon activado son poco comunes, pero sin embargo son los más efectivos a la hora de reducir la cantidad de toxinas. En su interior están rellenos de pellet[6] de carbón activo, que actúa como bloqueador de diversas sustancias nocivas pero sí permiten el flujo de los cannabinoides. En el extremo interno del filtro se encuentra una pieza de cerámica que refrigera el aire.[7] Los filtros de carbón reducen el sabor amargo, la absorción de toxinas y el aire caliente, por lo que son una medida más saludable a la cartaja.[6]

Estas boquillas se realizan con cristal (glass tips), o más concretamente vidrio de borosilicato,[8] un material cuya principal ventaja es el enfriamiento rápido del humo, además de que no desprende olores ni sabores.[9][10][11] De todas las boquillas mencionadas, es la única que puede ser perpetuamente reutilizable, esterilizándola con una combinación de agua y alcohol. El vidrio de borosilicato es resistente, y no es tóxico ni poroso. Se fabrican boquillas de formato totalmente cilíndrico (tubo) o con el extremo aplanado que facilitan la calada. Algunas boquillas de cristal incluyen una espiral interior para enfriar aún más el aire.[8]