Cine de autor
El cine de autor es el cine en el cual el director tiene un papel preponderante, dando una visión exclusivamente suya a un guion propio o ajeno; realiza su obra al margen de las presiones y limitaciones que implica el cine de los grandes estudios comerciales, lo cual le permite una mayor libertad a la hora de plasmar sus sentimientos e inquietudes en la película. En el cine de autor, el autor es normalmente identificable o reconocible por algunos rasgos típicos en su obra.
El cine de autor es aquel en el que el director plasma su visión particular, no solo del séptimo arte, sino del mundo en el que vive, o del que quiere criticar o ensalzar; o bien, da un tratamiento sui generis a otras obras o temas muy utilizados o de moda en los medios masivos de comunicación (televisión, internet, cine, teatro...). Casi siempre son filmes que únicamente algunos entienden, aceptan y les generan agrado, pero siempre invitan a la reflexión y a la crítica; además, muchos otros autores los utilizan como paradigma y perduran en el tiempo en la conciencia colectiva del espectador.
En la década de 1960, un grupo de críticos de cine franceses, pertenecientes a la revista Cahiers du cinéma e inspirados, entre otras cosas, por el texto de 1948 "La Cámara Pluma" (Cámara Stylo) de Alexandre Astruc, comienzan a plantearse interrogantes acerca del rol del "auteur" ("realizador") dentro de una película. Estos críticos se oponían a las ideas del neorrealismo italiano, el cual proponía que el autor cinematográfico por excelencia era aquel capaz de plasmar la realidad tal cual era, sin manipulaciones de ninguna índole, permitiendo que el espectador interpretase esta "realidad" y que fijase sus propias conclusiones. Sin embargo, para este grupo de críticos, entre los cuales figuraban Jean-Luc Godard, con Al final de la escapada (1960); François Truffaut, con Los 400 golpes (1959);[1] Alain Resnais, con Hiroshima Mon Amour (1959), y Claude Chabrol, entre otros, el cine debía proponer una visión particular de la realidad y revelar la presencia un autor-director responsable por las imágenes proyectadas. En este sentido, los realizadores de la llamada nouvelle vague francesa utilizaban el medio cinematográfico para expresar opiniones e ideas en cada una de sus obras.
Estos autores pasarían luego del texto a la acción filmando cortometrajes y largometrajes, dentro de dicha corriente llamada nouvelle vague. Su interés por las películas de realizadores afincados en Estados Unidos (fuesen o no estadounidenses, pues gran parte eran europeos o de origen europeo), especialmente por Alfred Hitchcock, quien a pesar de ser británico, realizó buena parte de su filmografía en los Estados Unidos; les permiten sustentar sus pensamientos acerca de lo que para ellos era el "cine de autor" reconsiderando su despreciado talento y creatividad cinematográfica.
Sin embargo, la expresión "cine de autor" trae consigo múltiples problemas de interpretación. Por una parte invita al pensamiento historicista de que el autor cinematográfico tiene un desarrollo lineal de su carrera, lo que lo hace predecible en relación con sus trabajos anteriores (esto no es necesariamente cierto) y por otra parte la expresión "cine de autor" agrupa a una serie de realizadores cinematográficos fuera del sistema de las grandes empresas productoras de cine estadounidenses, convirtiendo inmediatamente en "autor" a cualquiera que pertenezca a este grupo "externo".
Tuvo una importante influencia en el cine asiático, consolidando a figuras de la talla de Nagisa Oshima con películas como Violencia al atardecer (1966), Historias crueles de juventud (1960) y El imperio de los sentidos (1976).
Véase también
- cine arte
- Categoría: Cine de autor
Referencias
- Betancourt, J. (2022). Inmortal Truffaut. Proceso, jul 17, pp. 74-75, sección Cine. (Consultado sábado, 31 de diciembre del 2022.)