Idioma patois jamaiquino
El criollo jamaiquino o patuá (del francés patois) es un idioma hablado en el área del mar Caribe, principalmente Jamaica, y otras partes del mundo, debido a la inmigración de sus hablantes durante la segunda mitad del siglo XX.
Criollo jamaiquino | ||
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Patwa, Jamiekan, Jumiekan | ||
Hablado en |
Jamaica Colombia Panamá Costa Rica Estados Unidos Reino Unido Venezuela | |
Hablantes | 3 100 000 (2000-2001) | |
Familia |
Lengua criolla | |
Escritura | alfabeto latino | |
Códigos | ||
ISO 639-3 | jam | |
Es una lengua criolla, conocida por ello también con el nombre de «criollo jamaicano». Por extensión, se denomina patois a muchas otras lenguas criollas.
Como la gran mayoría de los criollos, surgió del pidgin que se creó entre el idioma inglés principalmente y las lenguas africanas. Tiene también influencia del francés y del español. Como muchos otros pidgin y criollos, debe su existencia a la esclavitud, pues muchas personas africanas trabajaron como esclavas en plantaciones de tierras caribeñas.
Tras la abolición de la esclavitud en el imperio británico en 1833, las grandes poblaciones de esclavos de sus colonias en el Caribe migraron a otros lugares del Caribe, incluyendo a Centroamérica y Suramérica como mano de obra en plantaciones de banano, caña de azúcar o en la construcción de ferrocarriles.
Por ejemplo, el criollo limonense hablado en la provincia de Limón, en el Caribe costarricense, donde la población hasta 1949 estaba principalmente constituida por descendientes de inmigrantes jamaiquinos en condición de trabajadores temporales, no esclavos, traídos para trabajar en las plantaciones de banano y la construcción del ferrocarril que conecta San José con Puerto Limón y otros puntos estratégicos de este país al sur de Centroamérica. Actualmente los afro-costarricenses se encuentran distribuidos en las siete provincias del país. Muchas expresiones de la jerga o argot costarricense y puertorriqueño tienen influencia directa del criollo jamaiquino.
En Panamá, pobladores de Jamaica, Barbados, Trinidad y Tobago, Bahamas, fueron contratados por el Gobierno de los Estados Unidos de América, como trabajadores en la construcción del canal de Panamá y que al terminar las labores, se quedaron en las ciudades terminales de Panamá y Colón. Muchos de sus descendientes todavía hablan patois y mantienen las costumbres de sus antepasados en idioma, cultura y forma de vida.
A Colombia también llegaron pobladores de Jamaica, Barbados y Trinidad y Tobago a principios y mediados del siglo XX, principalmente a las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, los departamentos del Chocó, Cauca y la ciudad de Buenaventura para trabajar la minería del oro, y en las plantaciones de caña de azúcar. Aún sus descendientes hablan su lengua y conservan las costumbres de sus antepasados, tales como la música y gastronomía.