Criterio de desemejanza
El criterio de desemejanza, criterio de disimilitud o criterio de discontinuidad[1] se usa en la exégesis bíblica para determinar si es probable que una afirmación sobre Jesús de Nazaret sea verídica. Este criterio considera que los presuntos dichos o hechos de Jesús tienen más posibilidades de ser auténticos si estos no pueden derivarse de las tradiciones judías de la época de Jesús ni de las tradiciones de la iglesia primitiva que lo siguió.[2]
Descripción
El concepto de disimilitud se debe a Ernst Käsemann, quien lo formuló por primera vez en una conferencia en 1953. Käsemann escribió:[3]
Hay una falta casi total de criterios satisfactorios y de estanqueidad para este material. Solamente en un caso tenemos un terreno más o menos seguro bajo nuestros pies: cuando no hay fundamentos ni para derivar una tradición del judaísmo ni para adscribirla al cristianismo primitivo, y especialmente cuando el cristianismo judío ha mitigado o modificado la tradición recibida, como se fuera demasiado atrevida para su gusto.[4][5]
En otras palabras, el criterio postula que las tradiciones sobre Jesús derivan de (solo) tres fuentes: extrapolación de tradiciones judías anteriores, revisionismo de la iglesia cristiana primitiva y verdaderos relatos históricos del ministerio de Jesús. Si alguna tradición no puede explicarse adecuadamente por extrapolación ni por revisionismo, entonces debe de ser necesariamente un rastro del Jesús histórico.
Ejemplos
Uno de los relatos de Jesús que está apoyado por el criterio de desemejanza es el que se narra en algunas versiones de Marcos 1:41 cuando un leproso le pide a Jesús que lo cure y Jesús se enfada. Generalmente los Evangelios atribuyen a la figura de Jesús Nazareno el ser manso, sereno y bondadoso, sin embargo, esta narración de Marcos contradice estas características, por tanto, según el criterio de desemejanza, es poco probable que sea inventada.[2]
Limitaciones
El criterio ha recibido críticas por conducir a reconstrucciones de Jesús que serían una discontinuidad inverosímil de las tradiciones judías tempranas que lo precedieron y de las tradiciones cristianas tempranas que lo siguieron. Uno de los críticos escribe: "El problema del criterio de disimilitud es que cuanto más sabemos sobre las primeras tradiciones judías y cuanto más sabemos sobre las primeras tradiciones cristianas posteriores a la Pascua, menos margen hay para una reconstrucción de dichos auténticos de Jesús, ya que por definición tendrían que diferir de las tradiciones judías y cristianas primitivas. Por lo tanto, al final, no queda rastro de un Jesús histórico".[6]
Véase también
Referencias
- Vargas-Machuca, Antonio (2004). El Jesús histórico. Un recorrido por la investigación moderna. Universidad Pontificia Comillas de Madrid. p. 90. ISBN 84-8468-115-7.
- Piñero, Antonio (2006). Guía para entender el Nuevo Testamento. Madrid: Editorial Trotta. p. 169-170. ISBN 84-8164-832-9.
- Theissen, Gerd; Winter, Dagmar (2002). «II.2.3 The New Quest of the Historical Jesus, b.ii». The Quest for the Plausible Jesus: The Question of Criteria by Gerd (en inglés). Westminster John Knox Press. p. 122. ISBN 0-664-22537-3.
- Käsemann, Ernst (1964). Essays on New Testament Themes (en inglés). SCM Press. pp. 36-37. ISBN 978-0334003885. «[T]here is an almost complete lack of satisfactory and water-tight criteria for this material. In only one case do we have more or less safe ground under our feet: when there are no grounds either for deriving a tradition from Judaism or for ascribing it to primitive Christianity, and especially when Jewish Christianity has mitigated or modified the received tradition, as having been too bold for its taste. »
- Widowfield, Tim (23 de abril de 2014). «Defending the criterion of dissimilarity». Vridar (en inglés). Consultado el 3 de enero de 2021.
- Oegema, Gerben S. (2012). «II.5 The Historical Jesus Between Early Judaism and Early Chistianity». Apocalyptic Interpretation of the Bible (en inglés). Continnuum-3PL. pp. 79-80. ISBN 978-0567622082.