Escritura cursiva romana

La cursiva romana se utilizó durante todo el periodo romano bajo dos modalidades que constituyen dos tipos de escritura totalmente diferentes: la cursiva más antigua (siglos I al III) formada por caracteres mayúsculos y una escritura compuesta por letras minúsculas que se desarrolla a partir del siglo III.

Papiro escrito con cursiva romana antigua con extractos de discursos pronunciados al Senado bajo el reinado de Claudio.
Recreación de un texto escrito con cursiva mayúscula romana según el modelo de las tablillas de Vindolanda,[1] Transcripción:
«Hoc gracili currenteque / vix hodie patefactas / Romani tabulas ornarunt calamo» («Con esta grácil pluma los romanos decoraban las tablillas con escritura, que apenas hoy han visto la luz.»).

Cursiva romana antigua

La antigua cursiva romana, o capital cursiva, era un tipo de escrituras especializado que se aprendía en el segundo nivel del sistema de enseñanza romano, frente a la capital que se enseñaba en el nivel elemental. Era, por lo tanto, una modalidad gráfica característica de determinados profesionales o de personas que habían superado los niveles más elementales de la educación romana. Así, la cursiva antigua fue la escritura característica de la burocracia, mientras que la capital se utilizaba como una escritura de aparato para usos solemnes y para todo aquello a lo que se quería otorgar difusión. Por ejemplo, mientras que los originales de las leyes municipales que se guardaban en los archivos estaban escritos en cursiva sobre papiro, cuando dichas leyes se disponían para conocimiento público se copiaban en capital sobre placas de bronce que se clavaban en los muros de los principales edificios públicos.[2]

Los centenares de tablillas procedentes de Vindolanda (Inglaterra) son un buen ejemplo del uso especializado de la escritura cursiva que se hizo, en este caso, para la administración militar de una fortaleza romana.

En el siglo siglo II a. C. el autor teatral Plauto, en su obra Pseudolus, hace la siguiente alusión a la dificultad para leer una escritura de ejecución rápida como era la cursiva antigua:

Calidorus: Cape has tabellas, tute hinc narrato tibi quae me miseria et cura contabefacit.

Pseudolus: Mos tibi geretur. Sed quid hoc, quaeso?
Calidorus: Quid est?
Pseudolus: Ut opinor, quaerunt litterae hae sibi liberos: alia aliam scandit.
Calidorus: Ludis iam ludo tuo?
Pseudolus: Has quidem pol credo nisi Sibylla legerit, interpretari alium posse neminem.
Calidorus: Cur inclementer dicis lepidis litteris lepidis tabellis lepida conscriptis manu?

Pseudolus: An, opsecro hercle, habent quas gallinae manus? Nam has quidem gallina scripsit.
Toma esta tablilla, así verás por ti mismo la miseria y la preocupación que me consume.

Lo haré por ti. ¿Pero que es esto? Pregunto.
¿Qué pasa?
En mi opinión, parece que estas letras quieren tener hijos: se montan unas sobre otras.
¿Te burlas de mí?
En serio, por Pollux creo que a menos que la Sibila pueda leer estas letras, nadie podrá entenderlas.
¿Por qué criticas estas encantadoras letras escritas sobre tan encantadora tablilla por una mano encantadora?

Por Hércules te lo ruego, ¿las gallinas acaso tienen manos? Pues sólo una gallina pudo escribirla.
Plauto, Pseudolo, 21-30
Comparación entre las letras de la cursiva romana antigua y la minúscula del Bajo Imperio, según la caligrafía aparecida en las tablillas de Vindolanda.[3]

La cursiva romana antigua posee un alfabeto que evolucionó desde la capital romana como demostró Jean Mallon en 1952. La morfología de su alfabeto es bastante diferente al de la capital, debido a la simplificación y esquematización que se produce al ejecutar la escritura a gran velocidad.[4]

Cursiva romana nueva

La cursiva romana nueva, también denominada minúscula cursiva o cursiva romana final, se usó desde el siglo III hasta el siglo VII aproximadamente. Este tipo de escritura, junto con la uncial y semiuncial romanas, serían la base que permitiría la aparición en la Antigüedad Tardía de las escrituras características de los primeros reinos bárbaros, como por ejemplo la visigótica (España, Portugal y la Septimania francesa), la merovingia (Francia), la rética (Suiza), la beneventana, la insular (Irlanda y Gran Bretaña), la longobarda (Italia), etc.

Véase también

Referencias

  1. Oxford, Escritos de Vindolanda (revisado en 2009-03-22)
  2. Mª Luisa Pardo Rodríguez y Elena E. Rodríguez Díaz, "La escritura de la España romana", en Paleografía I. La escritura en España hasta 1250, ed. Universidad de Burgos, 2008, pp.15-60.
  3. Tabletas de Vindolanda (en inglés)
  4. Oxford, Escritos de Vindolanda página 2 página 3 (en inglés)

Bibliografía

  • Carbonell Boria, XXXIX (1989). «La escritura capital cursiva». Saitabi (Valencia: Estudios IX): 1-31. ISSN 0210-9980.
  • Mallon, Jean (1952). Paléographie romaine. Madrid: CSIC.
  • Millares Carlo, Agustín; Ruiz Asencio, José Manuel (1983). Tratado de Paleografía Española. Madrid: Espasa Calpe. ISBN 84-239-4986-9.
  • Núñez Contreras, Luis (1994). «capítulos IX y X». Manual de Paleografía. Fundamentos e Historia de la escritura latina hasta el siglo VIII. Madrid: Cátedra. ISBN 84-376-1245-4.
  • Pardo Rodríguez, Mª Luisa; Rodríguez Díaz, Elena E. (2008). «La escritura de la España romana». Paleografía I. La escritura en España hasta 1250. Universidad de Burgos. pp. 15-60. ISBN 978-84-96394-82-7. Archivado desde el original el 20 de febrero de 2017. Consultado el 24 de junio de 2022.
  • Petrucci, Armando (1989). Breve storia della scrittura latina. Roma: Bagatto Libri. ISBN 8842066435.
  • de Robertis, Teresa (2004). «La scrittura romana». Archiv für Diplomatik (Viena) (50): 221-246. ISSN 0066-6297.
  • Tjäde, Jan-Olaf (1979). «Considerazioni e proposte sulla scrittura latina nell'età romana». Palaeographica, Diplomatica e Archivistica: Studi in onore di Giulio Battellio 1. Roma: Storia e Letteratura: Raccolta di Studi e Testi. pp. 31-61.

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