De facto

De facto[1] es una locución latina que significa literalmente ‘de hecho’, esto es, por la fuerza de los hechos, aunque carezca de reconocimiento jurídico. Se opone a de iure, que significa ‘de derecho’. Esta locución está plenamente incorporada en el idioma español pero, según la Ortografía de la lengua española (2010) de la RAE, esta frase debe escribirse en cursiva.[1][2][3]

Ejemplo del uso correcto del término de facto y su contraposión de iure utilizando la realidad política de la isla de Chipre.

Usos

Una situación de facto es aquella que, existiendo en la realidad, no ha sido reconocida formalmente, ya sea mediante los mecanismos legales vigentes o por la autoridad competente. Por ejemplo, una persona puede estar desempeñando un cargo de facto sin que dicho cargo tenga reconocimiento formal mediante nombramiento de la autoridad correspondiente o contrato laboral. Un país puede ser independiente de facto, sin que tenga reconocimiento formal por parte de la Organización de las Naciones Unidas ni de otros países. Una pareja de hecho podría considerarse un matrimonio de facto, ya que se comporta como tal matrimonio en muchos aspectos de su vida personal, familiar y social, pero sin tener el reconocimiento legal de una relación.

Un caso habitual del uso de esta expresión es el de los gobiernos de facto. Un gobierno de facto lo es por haber tomado el poder tras un golpe de Estado como es el caso de las dictaduras, o simplemente el que ocupa un vacío de poder en un momento determinado. El gobierno de facto detenta y ejerce el poder con todos los mecanismos propios de un gobierno, pero no tiene legitimidad jurídica para ejercer dicho poder y los actos jurídicos para su proclamación, si los ha habido, no se ajustaron a la legalidad vigente en ese momento.

Otro uso habitual son los estándares de facto. Un estándar de facto es el que, sin tener el respaldo formal de una autoridad institucional o un organismo de normalización, es ampliamente empleado en su campo, ya sea comercio, tecnología, informática o cualquier otro. Algunos ejemplos de estándares de facto son los protocolos TCP/IP, la arquitectura del IBM PC o el significado de los iconos que indican los servicios de señoras y caballeros en muchos lugares.

Referencias

  1. «[...] cuando se empleen en textos escritos en español, lo más adecuado, en consonancia con el uso culto mayoritario, es que las locuciones latinas reciban el mismo tratamiento que las otras lenguas (ver § 2.1.2) y, por tanto, se escriban en cursiva (o entre comillas) y sin acentos gráficos, ya que estos no existen en la escritura latina». Citado en RAE y ASALE (2010). «La ortografía de las expresiones procedentes de otras lenguas: locuciones latinas y dichos o citas en latín». Ortografía de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe. pp. 610-612. ISBN 978-6-070-70653-0.
  2. Principales novedades de la última edición de la Ortografía de la lengua española (2010), apartado 8: "Equiparación en el tratamiento ortográfico de extranjerismos y latinismos, incluidas las locuciones"
  3. Los extranjerismos y latinismos crudos (no adaptados) deben escribirse en cursiva

Enlaces externos

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