Dieta cetogénica

El término dieta cetogénica, acuñado por Russell M. Wilder en 1921,[1] conocida popularmente como dieta keto[2] alude a una intervención terapéutica cuyo objetivo es generar una situación de cetosis (formación de cuerpos cetónicos) similar a la del ayuno. Tal situación se logra bien por un aporte insuficiente de alimentos (la cantidad de energía de la dieta es menor que la requerida) o bien por una restricción de alimentos ricos en glúcidos (consumiendo alimentos ricos en proteínas o en grasas). Este tipo de dietas, que se deben aplicar bajo control médico,[3] se prescriben en la epilepsia refractaria al tratamiento farmacológico[4][5] o en sujetos con obesidad mórbida[6] que se someterán a una intervención de cirugía bariátrica. Algunos casos populares de dietas cetogénicas son la dieta Atkins o la dieta Dukan. Recientes estudios han detallado sobre los efectos de las dietas Keto y su problemática al inhibir el desarrollo de mitocondrias en células del miocardio, desarrollando múltiples patologías relacionadas al corazón [7]

A test strip is compared with a colour chart that indicates the degree of ketonuria.
Prueba de cuerpos cetónicos en la orina.

Tipos de dietas cetogénicas

La clasificación de las dietas cetogénicas atiende a la restricción en la cantidad de glúcidos, bien por predominar las grasas o las proteínas (dietas bajas en glúcidos) o bien porque la cantidad total de nutrientes es insuficiente para aportar la energía necesaria (dietas hipocalóricas). Así se tienen:

  1. Dietas bajas en glúcidos: en general aportan menos de 50 g de glúcidos y que, a su vez, se subdividen en:
    1. Ricas en grasa: generalmente son ricas en grasas saturadas y se subdividen según el tipo de grasa que predomine (como los triacilglicéridos de cadena media o TCM) y la proporción de los otros macronutrientes (véase tabla 1).
    2. Ricas en proteínas (hiperproteicas): aunque el nutriente que predomina desde el punto de vista energético es la grasa, en dichas dietas aumenta la proporción de las proteínas hasta el 30 % de la energía.
  2. Dietas bajas en energía (hipocalóricas): tales dietas aportan una cantidad insuficiente de glúcidos y de energía (no superior a las 1000 kcal).
  3. Dieta baja en hidratos de carbono: se quema la grasa para obtener energía. Los hidratos de carbono se limitan a un máximo de 20 g por día, lo que significa que el total de calorías que entran en su cuerpo va a provenir de las grasas (65 %), proteínas (30 %) e hidratos de carbono (5 %).[8]
  4. Dieta hiperproteica vegana: Es aquella que aumenta significativamente la cantidad de proteína pero de origen vegetal, es una dieta alta en grasa de origen vegetal (frutos secos, aguacate, coco), media en proteína de origen vegetal (dando prioridad a las legumbres y a la soja y sus derivados) y media-baja en hidratos de carbono.
Clasificación de las dietas cetogénicas ricas en grasa según la contribución de los macronutrientes al valor energético total (VET).
DietaGrasas (% VET)Proteínas (% VET)Glúcidos (% VET)
Clásica80,0-90,05,0-10,05,0-10,0
Modificada77,0-80,05,0-11,55,0-11,5
Con TCM71,010,019,0


Eficacia y seguridad de las dietas cetogénicas

Encefalopatías epilépticas

No existen estudios controlados aleatorios que respalden el uso de dietas cetogénicas en pacientes con epilepsia, si bien los resultados de estudios observacionales sugieren que este tipo de dietas puede tener un impacto positivo sobre los ataques epilépticos. Podría considerarse como una opción en personas con epilepsia difícil de controlar, que reciben tratamiento con numerosos fármacos antiepilépticos.[5] Aproximadamente la mitad de los pacientes con epilepsia refractaria a los tratamientos convencionales que inician una dieta cetogénica consiguen una mejora superior al 50 % en la reducción de las crisis epilépticas.[9] No obstante, esta dieta es muy restrictiva, difícil de aplicar y cumplir, y puede provocar graves efectos negativos sobre la salud.[10]

Sobrepeso y obesidad

La comunidad médica es reacia al uso de las dietas cetogénicas para el tratamiento de la obesidad, debido a sus potenciales efectos negativos sobre la salud, particularmente porque se desconocen sus efectos a largo plazo.[11] Seguir una dieta cetogénica baja en carbohidrato[12] glúcidos, controlada por un médico, durante un cierto período (mínimo 2-3 semanas, hasta un máximo de 6-12 meses), puede ayudar a reducir el peso corporal. Dos puntos fundamentales son evaluar la función renal del paciente y hacer un cuidadoso seguimiento durante la transición de la dieta cetogénica a la dieta normal.[13]

Cáncer

Hay evidencia suficiente para afirmar que un aumento en el consumo de carnes procesadas y rojas aumenta significativamente las probabilidades de cáncer (colon y estómago). Según la OMS, las dietas ricas en carnes rojas podrían ser responsables de 50 000 muertes de cáncer al año en el mundo.[14][15] La relación entre la dieta cetogénica y un mayor riesgo de cáncer queda limitada a aquellas dietas donde se pondera la proporción de embutidos, carnes procesadas y rojas..

Otros

Basándose en casos documentados, algunos autores sugieren que, puesto que en este tipo de dietas se suprime o reduce el consumo de gluten, la mejoría del estado de salud general, de molestias digestivas o incluso de trastornos neuropsiquiátricos como la esquizofrenia con este tipo de dietas, puede indicar la presencia de una enfermedad celíaca no reconocida.[16][17] Retirar el gluten de la dieta sin realizar una completa evaluación previa podría impedir o enmascarar el diagnóstico y correcto tratamiento de la enfermedad celíaca, que es una dieta sin gluten de manera estricta y mantenida de por vida.[18] Muchas personas celíacas sin diagnosticar infravaloran sus múltiples y frecuentes molestias, tanto digestivas como generales, porque se han acostumbrado a vivir con un estado de mala salud crónica como si fuera normal, y solo son capaces de reconocer que en realidad sí tenían síntomas relacionados con la enfermedad celíaca cuando comienzan la dieta sin gluten y se hace evidente la mejoría, en contraste con la situación previa a la dieta.[19][20]

Referencias

  1. Wilder RM. 1921. The effect of ketonemia on the course of epilepsy. Mayo Clinic Proceedings 2: 307-308.
  2. Toledano, Jon. «What Is the Keto Diet?» (en inglés). Consultado el 11 de agosto de 2022.
  3. Kossoff EH, Zupec-Kania BA, Amark PE, Ballaban-Gil KR, Christina Bergqvist AG, Blackford R, Buchhalter JR, Caraballo RH, Helen Cross J, Dahlin MG, Donner EJ, Klepper J, Jehle RS, Kim HD, Christiana Liu YM, Nation J, Nordli DR Jr, Pfeifer HH, Rho JM, Stafstrom CE, Thiele EA, Turner Z, Wirrell EC, Wheless JW, Veggiotti P, Vining EP; Charlie Foundation, Practice Committee of the Child Neurology Society; Practice Committee of the Child Neurology Society; International Ketogenic Diet Study Group. (febrero de 2009). «Optimal clinical management of children receiving the ketogenic diet: recommendations of the International Ketogenic Diet Study Group». Epilepsia 50 (2): 304-17. PMID 18823325. doi:10.1111/j.1528-1167.2008.01765.x.
  4. Freeman JM, Kossoff EH y Hartman AL. 2007. The ketogenic diet: one decade later. Pediatrics. 119 (3): 535-543.
  5. Dieta cetogénica para la epilepsia La Biblioteca Cochrane Plus - Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
  6. Cabo-Soler JR, Valls V y Alonso E. 2002. Dieta cetogénica: fundamentos y aplicaciones clínicas. Formación Continua en Nutrición y Obesidad 5(2): 72-81.
  7. Xu, S., Tao, H., Cao, W. et al. ((2021).). «Ketogenic diets inhibit mitochondrial biogenesis and induce cardiac fibrosis.». Sig Transduct Target Ther 6 (54).
  8. esketoesto.com. «Análisis de los alimentos compatibles con la dieta cetogénica».
  9. Felton EA, Cervenka MC (2015 Sep). «Dietary therapy is the best option for refractory nonsurgical epilepsy». Epilepsia 56 (9): 1325-9. PMID 26198999. doi:10.1111/epi.13075.
  10. Vaccarezza MM, Silva WH (2015 Sep). «Dietary therapy is not the best option for refractory nonsurgical epilepsy». Epilepsia9 56 (9): 1330-4. PMID 26198854. doi:10.1111/epi.13074.
  11. Lara-Castro C y Garvey WT. 2004. Diet, insulin resistance, and obesity: zoning in on data for Atkins dieters living in South Beach. The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism 89(9):4197–4205.
  12. Y, Maria (17 de septiembre de 2019). «¿Dieta Keto o Dieta Baja en Carbohidratos?【Blog Nutrimarket®】». Blog Nutrimarket, Salud y Nutrición. Consultado el 14 de mayo de 2021.
  13. Paoli A (2014 Feb 19). «Ketogenic diet for obesity: friend or foe?». Int J Environ Res Public Health 11 (2): 2092-107. PMC 3945587. PMID 24557522. doi:10.3390/ijerph110202092.
  14. «Carcinogenicidad del consumo de carne roja y de la carne procesada». Organización Mundial de la Salud.
  15. nutricion360.es. «¿Qué es la dieta cetogénica?».
  16. Kraft BD, Westman EC (26 de febrero de 2009). «Schizophrenia, gluten, and low-carbohydrate, ketogenic diets: a case report and review of the literature». Nutr Metab (Lond) 6: 10. PMC 2652467. PMID 19245705. doi:10.1186/1743-7075-6-10.
  17. van Heel DA, Dart J, Nichols S, Jewell DP, Playford RJ (septiembre de 2005). «Novel presentation of coeliac disease after following the Atkins' low carbohydrate diet». Gut 54 (9): 1342. PMC 1774636. PMID 16099802. doi:10.1136/gut.2004.06258.
  18. See JA, Kaukinen K, Makharia GK, Gibson PR, Murray JA (Oct 2015). «Practical insights into gluten-free diets». Nat Rev Gastroenterol Hepatol 12 (10): 580-91. PMID 26392070. doi:10.1038/nrgastro.2015.156.
  19. Ludvigsson JF, Card TR, Kaukinen K, Bai J, Zingone F, Sanders DS, Murray JA. (abril de 2015). «Screening for celiac disease in the general population and in high-risk groups». United European Gastroenterol J (Revisión) 3 (2): 106-20. PMC 4406899. PMID 25922671. doi:10.1177/2050640614561668.
  20. Lionetti E, Gatti S, Pulvirenti A, Catassi C (junio de 2015). «Celiac disease from a global perspective» [Enfermedad celíaca desde una perspectiva global]. Best Pract Res Clin Gastroenterol. (Revisión) (en inglés) 29 (3): 365-79. PMID 26060103. doi:10.1016/j.bpg.2015.05.004.

Enlaces externos


    Guía paso a paso sobre alimentación cetogénica

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