Disautonomía

En medicina, el término disautonomía o disfunción autonómica hace referencia a un conjunto de síntomas que se deben a un funcionamiento inadecuado del sistema nervioso autónomo o vegetativo. No se trata por lo tanto de una enfermedad concreta sino de una condición que puede deberse a numerosas causas.[1] [2]

Disautonomía
Especialidad neurología
Síntomas fatiga, mareo, desmayos, aturdimiento al pararse, migraña
Causas Insuficiencia de los componentes simpáticos o parasimpáticos del sistema nervioso autónomo

Introducción

El sistema nervioso autónomo está formado por diferentes vías nerviosas encargadas de regular de manera involuntaria numerosas funciones que son de gran importancia para el organismo, entre ellas el mantenimiento de la presión arterial, la temperatura corporal, el proceso de digestión y el ritmo del corazón. Las vías nerviosas que regulan estas funciones se dividen en dos sistemas complementarios, el sistema nervioso simpático y el parasimpático. La mayor parte de los órganos reciben inervación de los dos sistemas que deben mantener un equilibrio adecuado para lograr la homeostasis interna. Cuando se producen alteraciones en el mecanismo de regulación o función inapropiada del sistema nervioso autónomo, ocurren un conjunto de síntomas que reciben el nombre de disautonomía. Las manifestaciones son muy variadas debido a que la mayor parte de los órganos pueden verse afectados, uno de los síntomas más llamativos es la hipotensión ortostática que se acompaña en ocasiones de perdida transitoria de conciencia, fenómeno que se conoce como síncope. El diagnóstico de disautonomía es complejo y debe realizarse por un profesional de la medicina.[2]

Etiología

Las causas más frecuentes de disautonomía son enfermedades de tipo degenerativo que afectan al sistema nervioso, entre ellas la enfermedad de Parkinson, procesos que alteran el funcionamiento de los nervios periféricos como el síndrome de Guillain-Barré, la neuropatía diabética y el alcoholismo.[1][3] [4] [5]

Síntomas

Funciones de las dos divisiones del sistema nervioso autónomo (simpático y parasimpático.

Dado que el sistema nervioso autónomo o vegetativo inerva la mayor parte de los órganos, los síntomas pueden ser muy variados. Uno de las manifestaciones más habituales es la hipotensión ortostática, es decir el descenso brusco de la presión arterial que se produce cuando un individuo pasa de estar sentado o tumbado a colocarse en posición de pie. La hipotensión ortostática provoca sensación de mareo y desmayo, pérdida de visión transitoria y en ocasiones pérdida de conciencia de corta duración o síncope por aporte insuficiente de sangre al encéfalo.[1] En el aparato digestivo, los síntomas más habituales son alteraciones en la motilidad del estómago y el intestino que se manifiestan por náuseas, vómitos, diarrea, molestias abdominales difusas y estreñimiento. En la esfera sexual puede producirse disfunción eréctil, dificultad para la eyaculación y alcanzar el orgasmo.[1]

Diagnóstico

Para realizar el diagnóstico el aspecto fundamental es la sintomatología y la existencia de otras enfermedades como la diabetes que hagan sospechar la existencia de disfunción autonómica. Puede ser útil realizar pruebas en las que se mide la respuesta cardiovascular al cambio postural o la determinación de la concentración de catecolaminas en plasma que se encuentra disminuida. Las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) son producidas por el sistema nervioso simpático y su concentración aumenta considerablemente en las personas que no tienen esta condición cuando se pasa de estar sentado o tumbado a posición de pie.

Uno de los métodos utilizados en su diagnóstico es la prueba de la mesa inclinada o test de Tilt.

Existe algunos dispositivos [6] que hacen posible medir de forma no invasiva, cómo se relacionan los sistemas simpático y parasimpático, permitiendo una evaluación cuantitativa de la disfunción en el sistema nervioso autónomo del paciente.

Tratamiento

Aunque no hay cura para la disautonomía, existen medicamentos para paliar sus efectos, además de pautas de comportamiento que pueden ayudar a sobrellevar esta enfermedad.

El tratamiento farmacológico de la disautonomía es complejo puesto que mientras se hacen desaparecer ciertos síntomas otros pueden empeorar. Las medidas para aliviar los efectos de la disautonomía son en gran parte las recomendadas generales para conservar buena salud física y mental; varían según el tipo de afección concreto.

Ante la presencia de mareos suele ser recomendable tumbarse para facilitar la llegada de oxígeno al cerebro. De forma general, se recomienda incorporar a la rutina diaria hábitos que intenten mejorar el retorno sanguíneo, como pueden ser:

  • Realizar unas 5 o 6 comidas diarias para evitar digestiones pesadas.
  • Realizar ejercicio aeróbico varias veces por semana para mantener el tono muscular.
  • Evitar permanecer de pie de forma prolongada y si no se puede evitar, hacer pequeños movimientos como ponerse de puntillas o cruzar las piernas.[7] Lo mismo es aplicable a viajes de larga duración sentados: conviene cierto movimiento de vez en cuando.
  • Usar medias de compresión.

Pronóstico

El pronóstico es muy variable y depende de la categoría diagnosticada específica.[8]

Disautonomía familiar

Es un trastorno complejo de origen hereditario. Recibe también el nombre de neuropatía sensitiva autonómica hereditaria tipo 3 y se da de forma casi exclusiva en personas de origen judío procedentes del este de Europa. Provoca alteraciones sensitivas y afectación severa del sistema nervioso autónomo.[9]

Véase también

Referencias

  1. Disfunción Autonómica. Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento. Autora: Daniela Saadia. Consultado el 13 de diciembre de 2018.
  2. Dificultades para el diagnóstico y tratamiento de la disautonomía. Rev. chil. reumatol. 2012; 28(3): 152-158. Consultado el 13 de diciembre de 2018.
  3. Köllensperger M, Stampfer-Kountchev M, Seppi K, et al (2007). «Progression of dysautonomia in multiple system atrophy: a prospective study of self-perceived impairment». Eur. J. Neurol. 14 (1): 66-72. PMID 17222116. doi:10.1111/j.1468-1331.2006.01554.x.
  4. Newton JL, Okonkwo O, Sutcliffe K, Seth A, Shin J, Jones DE (2007). «Symptoms of autonomic dysfunction in chronic fatigue syndrome». QJM 100 (8): 519-26. PMID 17617647. doi:10.1093/qjmed/hcm057.
  5. Disautonomías más comunes. REV NEUROL 2003; 36 (1): 93-96. Consultado el 14 de diciembre de 2018
  6. «Dyansys, Ansiscope, Ansigram, Balance, Ansindex, Ansirisk, sympathetic, parasympathetic, autonomic, neuropathy, diabetic, ECG, nervous system, dysfunction, stress, anesthesia,...». Archivado desde el original el 20 de agosto de 2008.
  7. «Maniobras Para Combatir La Disautonomia».
  8. «Dysautonomia Information Page: National Institute of Neurological Disorders and Stroke (NINDS)». Archivado desde el original el 2 de diciembre de 2016. Consultado el 25 de agosto de 2008.
  9. Disautonomía familiar. Orphanet. Consultado el 14 de diciembre de 2018

Enlaces externos

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