Encomio

El encomio es un texto de alabanza en honor a algo o alguien. Junto a su opuesto, que es el vituperio, textos insultantes, compone el género epidíctico cuyo objetivo práctico es argumentar y que se incluye dentro de la retórica. Podía realizarse en lírica o prosa, según el tono deseado. El encomio era un importante ejercicio de oratoria.

Clasificación

Aunque primeramente podríamos clasificar los discursos encomiásticos según el objeto en dioses; hombres; seres pedestres, alados y acuáticos y seres inanimados,[1] se puede hacer una clasificación de los géneros de alabanza clásicos de acuerdo a sus ámbitos de acción:

  • Religioso.- Himno: discurso en alabanza a una divinidad.
    • En honor de Apolo: peanes e hipoquermas (este últimos se acompaña de danza)
    • En honor de Dioniso: ditirambos e iobacos
  • Sociopolítico.- La vida en la polis exigía al orador:
    • Privado:
    • Genethliaco: nacimiento y cumpleaños. El encomiador podía permitirse vaticinar las proezas futuras.
    • Matrimonio: epitalamio y kateunastikòs lógos.- Discursos de bodas con tono solemne y del lecho nupcial con tono erótico
    • Muerte: epicedio.- Incluye: epitafio, breve junto a la tumba, consolatio, consolar a los vivos, y monodia
    • Privado/público
    • Viaje: syntaktikón, el viajero se despide, epibaterio (epibaterion) y propemptikon discurso de bienvenida y despedida
    • Públicos
    • Discurso imperial: basilikòs lógos, en honor de un emperador, general, rey, valido u político que visita el lugar.
    • Región o ciudad: laus urbis alabanza a una región según su situación, historia y habitantes.

Estructura

Como abstracción ciertas partes más generales pueden extraerse de algunos tipos de encomios: alabar las cualidades de una persona

Proemio
Es habitual en los genethliacos, epitalamios y epicedios comenzar con una presentación que puede incluir una invocatio, invocación a una o varias divinidades para que asistan el rito, sobre todo en los epitalamios, ásí como de una propositio en la que el orador se excuse por tomar parte.
Capítulos encomiásticos[1]
A pesar de que todo el texto debe ensalzar al encomiado, como núcleo se hace un repaso biográfico que incluye: familia, en la que se ensalza la nobleza, antigüedad, honra, virtudes, etc. de su linaje; nacimiento, del momento en que se dio a luz se dirá si pasó algo extraordinario en la tierra o en los cielos, por ejemplo el eclipse que hubo en el nacimiento de Felipe IV, si no lo hubo conviene alabar los aspectos positivos de la estación en la que nació; naturaleza, en la dicotomía cuerpo-alma, se deben alabar las dos, pues la belleza de uno es reflejo de las virtudes de la otra; crianza, en la que se destacará el crecimiento de las virtudes del encomiado, como la agudeza; educación, se ensalza su inteligencia y rapidez en el aprendizaje con la que supera a sus iguales; actividades, suele aprovecharse para resaltar la nobleza del personaje con las acciones que le corresponden: guerra y letras; acciones, para concluir se tratan todas las proezas memorables que el encomiado realizó.
En los textos que correspondan se añaden los tópicos de la cuantía de su fortuna, de las virtudes y belleza de la esposa o virtudes y proezas del esposo, y finalmente de la numerosa y parecida descendencia.
Plegaria
Desear dicha, buena fortuna, es esencial en los epitalamios y discursos de viajes, así como en basilikòs logos. Se suele pedir esta al dios que se haya invocado.

Referencias

  1. Menandro el Rétor, Dos tratados de retórica epidíptica. Sánchez Pacheco, 1996, Biblioteca Clásica Gredos
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