Hipoterapia
La hipoterapia es “un abordaje rehabilitador para mejorar aspectos físicos y psicomotores, sobre todo en aquellos casos que predomina la disfunción neurológica y/o motriz, aprovechándose el movimiento tridimensional del caballo para mejorar y potenciar el equilibrio, el tono muscular, el control postural… También se trabajan objetivos de otras áreas como la comunicación, socialización, autoestima…”[1]
Esta se configura en el esquema de la Terapias Asistidas por Animales (TAA), donde la terapia asistida por caballos o equinoterapia se puede subdividir en la equitación terapéutica, la equitación adaptada, la equinoterapia social y la hipoterapia.[1]
Modalidades
Según el tipo de paciente y la estrategia terapéutica elegida se puede realizar:[2]
- Hipoterapia activa: al paso, se realizan ejercicios neuromusculares para estimular el tono muscular, la coordinación, el control postural y el equilibrio.[2][3]
- Hipoterapia pasiva: el paciente es el elemento pasivo de la terapia, el cual está en contacto pleno con el caballo sin montura. El paso del caballo y el terapeuta son los elementos activos.[2][3]
- Monta terapéutica: se trata de convertir al paciente en un jinete activo que practica la equitación como deporte, trabajando el paso, trote y galope.[2]
Principios terapéuticos
La hipoterapia se basa en tres principios terapéuticos:
- Transmisión del calor corporal: sirve como herramienta de termoterapia, ya que la temperatura del caballo ronda los 38 °C[1][2][3]
- Transmisión de impulsos rítmicos: el movimiento del caballo se transmite por medio del contacto de la pelvis humana con el lomo del caballo, logrando transmitir impulsos entre 90-110 por minuto hacia el resto del cuerpo.[1][3] Esto consigue estimular las reacciones de equilibrio y enderezamiento y la estabilidad del tronco.[1] El movimiento basculante de la pelvis humana permite la rectitud de la columna vertebral y el fortalecimiento del tronco por medio de los impulsos desestabilizadores.[1] Además, se consigue un efecto sobre el peristaltismo intestinal, el sistema respiratorio y la circulación venosa.[1]
- La transmisión de un patrón de marcha normal: el movimiento del caballo proyecta en la pelvis humana un movimiento tridimensional.[1][3] Cuando el caballo va al paso, completa el tranco (paso del caballo desde que apoya un casco hasta que de nuevo vuelve a apoyar el mismo) en cuatro tiempos; teniendo siempre tres extremidades en contacto con el suelo.[1][3][4] De esta manera, la pata posterior que se impulsa hacia delante lo consigue por medio de la acción de los abdominales del caballo.[4] A su vez, estos músculos arquean el tronco del caballo hacia el lado homolateral.[4] Además, son ayudados por el músculo dorsal longuísimo que controla la flexión lateral de columna.[4] Por ende, la pelvis humana recibe el movimiento del lomo del caballo en los siguientes ejes:
- Sagital [5] consiguiendo la abducción y aducción de las articulaciones coxofemorales del jinete, gracias a la musculatura lumbar del animal.[1][3] Esta se contrae de forma alterna y mueve la pelvis humana tanto en el plano frontal (cerca de 5 cm), como lateralmente entre 7 a 8 cm y flexiona lateralmente la columna lumbar 16º respecto al sacro.[1][3]
- Longitudinal consiguiendo la rotación externa e interna de la pelvis humana, gracias a las contracciones alternas de los músculos ventrales del caballo.[1][3] Estos músculos rotan la cintura pélvica humana en el plano transversal alrededor de la vertical corporal (aproximadamente 8º) y sobre la columna lumbar (aproximadamente 19º).[1][3]
- Transversal[6] consiguiendo la flexión y extensión de pelvis humana, gracias a la impulsión de las patas posteriores del caballo que mueven de delante hacia detrás en el plano sagital.[1][3] Por otro lado, la cabeza y el cuello del caballo repercuten en la posición del dorso (donde se sitúa el jinete, coincidiendo con el punto central de gravedad), ya que al descender la cabeza o estirar el cuello, el ligamento nucal y supraespinoso se tensan, rectificando la columna y abriendo el espacio intraarticular.[7] Mientras, una cabeza invertida hace caer en extensión la columna del caballo.[7]
Beneficios
Según las diferentes áreas en las que se puede trabajar encontramos los siguientes efectos terapéuticos:
- Ámbito emocional y/o psicológico: un aumento del bienestar, el aumento de la autoconfianza y autoestima, el aumento del efecto normalizador, al verse realizar un deporte considerado de riesgo o incluso sentirse empoderado. El aumento del efecto de autocontrol, al transmitirse las emociones entre el jinete y el caballo. Fomento del interés por el entorno y la vida, disminución de la ansiedad, desarrollo de la empatía, la inclusión y la responsabilidad.[2][3]
- Ámbito físico/motriz: libera endorfinas, aumenta la frecuencia cardiaca, favorece la circulación sanguínea, mejora la función respiratoria y el peristaltismo intestinal, así como el equilibrio, la estabilidad del tronco, la sensibilidad, la coordinación, la planificación motora y el fortalecimiento muscular (disminuyendo los gestos motores patológicos). Normaliza el tono muscular, reestablece la simetría corporal, mejora el alineamiento corporal, aumenta la independencia en la deambulación, aumenta la cadencia, longitud y velocidad de la marcha, así como la movilidad.[1][3][8][9][10][11][12][13]
- Ámbito de relación: crea una relación afectiva hacia el caballo, mejora la relación con los demás, fomenta la inserción social, la participación y el aumento de experiencias.[1][2][3]
- Ámbito educativo: la mejora de funciones cognitivas, focaliza la atención, logra el seguimiento de órdenes, desensibiliza frente a miedos, mejora la imaginación, la creatividad, las respuestas lógicas, la toma de decisiones, la resolución de problemas, la introducción a la lectura y conceptos matemáticos, la mejora de la capacidad de secuenciación y planificación, de la percepción visual y espacial y la integración sensorial.[1][2][3][8]
- Ámbito de comunicación: la mejora de la coordinación óculo-motora, la coordinación del área de la boca y lengua, la articulación de palabras y el aumento en cantidad y calidad de la comunicación verbal y no verbal.[1][3]
Indicaciones terapéuticas
Según Herrero et al.[14], desde los años sesenta se tratan con hipoterapia a pacientes con parálisis cerebral infantil; de hecho existe una amplia evidencia acerca de ello.[15][16][17][18][19][20][21] Según Hernández y Luján[22], la terapia ecuestre constituye una alternativa de tratamiento para personas con diversas patologías:[22][23][24][25][26]
- Discapacidad visual:
- Astigmatismo
- Distrofia corneal
- Hemianopsia
- Cataratas
- Glaucoma
- Leucoma corneal
- Ceguera
- Glaucoma de ángulo abierto
- Neuritis retrobulbar
- Celulitis orbitaria
- Glaucoma de ángulo cerrado
- Retinopatía diabética
- Desprendimiento de retina
- Glaucoma secundario
- Retinosis pigmentaria
- Discapacidad física
- Acondroplasia
- Esclerosis múltiple
- Paraplejía
- Ataxia de Friedreich
- Espina bífida
- Poliomielitis
- Corea de Huntington
- Hemiplejía
- Síndrome de Gilles de Tourette
- Displasia
- Enfermedad de Parkinson
- Síndrome de Guillain-Barré
- Distonía muscular
- Mielitis transversa
- Tetraparesia
- Enfermedad de Fahr
- Parálisis cerebral
- Discapacidad psíquica
- Alzheimer
- Discapacidad mental
- Síndrome de Down
- Depresiones
- Trastornos del desarrollo (Autismo, Asperger, Rett)
- Esquizofrenia
- Discapacidad auditiva
- Alteración de la audición
- Presbiacusia
- Sordera
- Hipoacusia
- Síndrome de Usher
Referencias
- Casaú Juan, AM; Guiu, E (2012). Manual de equinoterapia para fisioterapeutas. Editorial Prayma.
- López-Roa, LM; Moreno-Rodríguez, ED (2015). «Hippotherapy as a technique of habilitation and rehabilitation». Rev Univ salud 17 (2): 271-9.
- Gonzaga, K (2012). Evaluación de los efectos inmediatos de la hipoterapia en relación al tono, postura y sensibilidad en personas con problemas neurológicos que asisten a la fundación AM-EN durante los meses de mayo a agosto 2011. Pontificia Universidad Católica del Ecuador: Facultad de Enfermería.
- Audisio, S; Vaquero, P; Torres, P; Verna, E; Merlassino, J; Ocampo, L (2013). Biomecánica de la locomoción del caballo.
- «Ejes, planos y movimientos del cuerpo humano». Centro impulso. 3 de abril de 2018. Consultado el 9 de septiembre de 2023.
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