Espacio arquitectónico
Configurar espacios arquitectónicos adecuados es el objetivo principal de la arquitectura. Se logran auxiliándose de elementos arquitectónicos. Se potencian apoyándose en la configuración del entorno (urbanismo) o recreando dichos elementos (artes decorativas).
Espacios arquitectónicos singulares son: los pórticos, hipetros, cellas, patios, atrios, naos, criptas, etc.
El concepto de espacio arquitectónico a lo largo de la historia y la historiografía
El concepto de espacio arquitectónico a lo largo de la historia ha estado sometido a una continua reflexión y revisión por profesionales como arquitectos e historiadores del arte, haciendo notar sus diversas formas de pensamiento, a partir de la tradición, de la teoría y la cultura arquitectónica del momento del desarrollo de la obra; influyendo también los usos políticos y culturales del momento y todo a la vez influido por los muchos intentos de definición de espacio dentro del ámbito de la filosofía, la ciencia y el arte a lo largo de la Historia.
El concepto del espacio una nueva idea de construcción de ciudad a partir de los siglos XV y XVIII.
Volumen y espacio arquitectónico
La arquitectura tiene al espacio como elemento primordial, lo pormenoriza y lo delimita mediante el volumen. Volumen arquitectónico y espacio arquitectónico son independientes, y a veces su sensación y percepción no coinciden. Tampoco siempre coincide el volumen con la forma material que lo delimita, pues varían: la proporción de los niveles interiores; la dimensión visual del color y las texturas; y la dirección de las transparencias.[1]
- Patio del templo de Lúxor, Egipto.
- Restos del templo de Demeter en Segesta.
- Iglesia de San Miguel de Hildesheim. Estructura de basílica romana.
- San Martín de Frómista (románico del Camino de Santiago). Ábsides y planta de cruz latina, horizontalidad y pocos vanos.
Esa oposición, entre la arquitectura como espacio o como volumen, puede apreciarse en lo distintos que son los edificios vistos y vividos desde fuera y vistos y vividos desde dentro: como por ejemplo, la diferencia entre el espacio interior y la contemplación exterior de las Pirámides de Egipto; los templos griegos como el Partenón (diseñados para el culto exterior, como la procesión de las Panateneas, y que acogen en su interior ante todo la imagen del dios y el tesoro); los templos cristianos (diseñados como asambleas -eclessia- de creyentes, para el culto en el interior, y con precedentes en las catacumbas y las basílicas romanas, con grandes diferencias, como las que existen entre una iglesia románica -muros gruesos, iluminación y altura limitadas- y una catedral gótica -predominio del vano, la altura y la luz-); el Palacio de Versalles o los edificios del Museo Guggenheim en Nueva York y Bilbao.
- Exterior del Palacio de Versalles, con sus jardines.
- Interior del Palacio de Versalles, en una pintura de época.
- Exterior del museo Guggenheim de Nueva York.
- Interior del museo Guggenheim de Nueva York.
Escalas en espacio y volumen
El volumen a escala menor que el empleado en arquitectura es objeto de otra de las artes plásticas: la escultura; mientras que el espacio a escala mayor que el utilizado en la arquitectura (espacio urbano) es objeto del urbanismo, que se sirve de las obras arquitectónicas, los demás elementos del paisaje urbano y los espacios que surgen entre ellos: (calles, plazas, etc.) como sus propios materiales.