Federico IV de Austria

Cuando subió al trono se enfrentó a la rebelión del cantón de Appenzell. Leopoldo IV de Austria fue para instruirle en una expedición contra ellos. Federico reclutó a un gran contingente, compuesto principalmente por nobles de Suabia y las cuotas establecidas para la ciudad gobernada por los Habsburgo (incluyendo la principal que era Constanza, así como las ciudades imperiales aliadas. La expedición no tuvo éxito: el ejército de Federico fue derrotado en la batalla cerca de Gais, el 17 de junio de 1405. Envalentonados por su victoria, los rebeldes realizaron incursiones en los dos años siguientes por el valle del Eno, sembrando el terror entre los nobles y cosechando una gran simpatía entre los campesinos. El 13 de enero de 1408 fueron derrotados en Bregenz, por un ejército compuesto por nobles suabos perteneciente a la Liga de San Jorge y contingentes aportados por el Obispo de Augsburgo. Después de la derrota los suizos se retiraron del Tirol y regresaron a su territorio de origen.

En esos años, Federico tuvo que enfrentarse a los nobles del Tirol, que habían formado la Liga del Elefante[1] (1406) y la Liga del Halcón (1407), ambas inspiradas en el más poderoso de los nobles de Tirol, Enrique de Rottenburg, quien no ocultaba demasiado que tenía como objetivo derrocar a Federico del gobierno del Tirol, contando también con el apoyo del Obispo de Trento, Jorge de Liechtenstein. Fueron estos enemigos quienes le apodaron el de los bolsillos vacíos. Sin embargo, este apodo le dio mayor popularidad.

En 1407 estallaron en varias áreas del Trentino y, en particular, en Nonsberg (o Val di Non en italiano) varias revueltas campesinas, mientras que la ciudad y los nobles de Trento se rebelaban contra el obispo. Federico tuvo la oportunidad de intervenir, sacando a Jorge de Liechtenstein de la ciudad.

En 1410 el duque Federico tuvo duros enfrentamientos con Enrique VI de Rottenburg, que había aceptado en sus territorios a los bávaros. Se produjeron feroces combates en el valle inferior del Eno. Después de un armisticio, Federico sitió numerosos castillos de Rottenburg (entre otros el Castillo de Enna y el Castillo Laimburg). Al final Federico logró arrestar a Enrique, que murió poco después de ser liberado al año siguiente.

En una serie de operaciones militares contra Venecia en 1413 logró conquistar Valsugana, aunque luego tuvo que ceder Rovereto y varios castillos de la Vallagarina a Venecia.

En 1415 el duque Federico se vio metido en serios problemas por su alianza con el antipapa Juan XXIII. Federico lo ayudó a escapar del Concilio de Constanza. Esto llevó a que el emperador Segismundo de Luxemburgo promulgara una proscripción contra él. Como consecuencia de ello se vendió la mayor parte del Cantón de Argovia a los confederados suizos.

Federico, sin embargo, apoyándose en los campesinos, fue capaz de mantener su posición frente al emperador, a los vecinos del Tirol y a sus enemigos internos. A cambio de este apoyo se incluyó la función de los tribunales en la constitución. Federico también trasladó la capital del Tirol de Merano a Innsbruck.

En 1425 la posición de Federico estaba bien consolidada, y el Tirol, gracias al descubrimiento de vetas de plata en Schwaz y Gossensaß, disfrutó de un período de gran prosperidad.