Golpe de Estado en Argentina de 1966

El golpe de Estado en Argentina del 28 de junio de 1966 fue ejecutado por las Fuerzas Armadas contra el gobierno constitucional de Arturo Umberto Illia, iniciando una dictadura autodenominada «Revolución Argentina».

Illia abandona la Casa de Gobierno, 28 de junio de 1966.

Antecedentes y Causas

El médico y político argentino Arturo Umberto Illia había triunfado en las elecciones presidenciales de Argentina de 1963.[1] El nuevo presidente asumió su cargo en un momento en el que la fuerza política mayor, el peronismo, estaba proscrita.[2] Cuando tomó posesión, el presidente de los Estados Unidos era John F. Kennedy, quien fue asesinado el 22 de noviembre de 1963, y sucedido por Lyndon B. Johnson. El magnicidio marcó un giro en la política exterior estadounidense en desmedro de las democracias latinoamericanas.

En 1963, Illia anuló los contratos petroleros con las compañías extranjeras —la mayoría de los Estados Unidos—, hecho que enfadó a los estadounidenses y a las Fuerzas Armadas, afines a los intereses foráneos.[3] También puso controles de precios para la carne, hecho que descontentó a la Sociedad Rural Argentina.[3]

En agosto de 1964, el comandante en jefe del Ejército Juan Carlos Onganía anunció que la Argentina adoptaba la doctrina de la seguridad nacional. Lo hizo en la Quinta Conferencia de Jefes de Estado Mayor de los Ejércitos Americanos celebrada en la Academia Militar de los Estados Unidos.[4]

El presidente Illia fue víctima de una campaña psicológica por parte de periódicos tales como La Nación y La Prensa. Estos culpaban al Gobierno de todo tipo de problemas caricaturizando al jefe de Estado como una tortuga.[5] También fueron parte de dicha campaña los semanarios Primera Plana y Confirmado, vinculados al sector industrial.[5] En agosto de 1965, la primera de estas publicaciones presentó a Onganía como aquel que podía solucionar los problemas que dejaba Illia.[6]

Desarrollo

La mañana del 28 de junio, tres militares, junto a la Guardia de Infantería de la Policía Federal Argentina, echaron a Illia de la Casa de Gobierno.[7] Se produce primero una discusión bastante tensa donde Arturo Illia desmoraliza a los militares sublevados [8]:

General Alsogaray: Vengo a cumplir órdenes del comandante en jefe.

Presidente: El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas soy yo; mi autoridad emana de esa Constitución, que nosotros hemos cumplido y que usted ha jurado cumplir. A lo sumo usted es un general sublevado que engaña a sus soldados y se aprovecha de la juventud que no quiere ni siente esto.

General: En representación de las Fuerzas Armadas vengo a pedirle que abandone este despacho. La escolta de granaderos lo acompañará.

Presidente: Usted no representa a las Fuerzas Armadas. Sólo representa a un grupo de insurrectos. Usted, además, es un usurpador que se vale de las fuerzas de los cañones y de los soldados de la Constitución para desatar la fuerza contra el pueblo. Usted y quienes lo acompañan actúan como salteadores nocturnos que, como los bandidos, aparecen de madrugada.

General: Señor pres… Dr. Illia…

Varias voces: ¡Señor presidente! ¡Señor presidente!

General: Con el fin de evitar actos de violencia le invito nuevamente a que haga abandono de la Casa. .

Presidente: ¿De qué violencia me habla? La violencia la acaban de desatar ustedes en la República. Ustedes provocan la violencia, yo he predicado en todo el país la paz y la concordia entre los argentinos; he asegurado la libertad y ustedes no han querido hacerse eco de mi prédica. Ustedes no tienen nada que ver con el Ejército de San Martín y Belgrano, le han causado muchos males a la Patria y se los seguirán causando con estos actos. El país les recriminará siempre esta usurpación, y hasta dudo que sus propias conciencias puedan explicar lo hecho.

Persona de civil: ¡Hable por usted y no por mí!

Presidente: Y usted, ¿quién es, señor…?

Persona de civil: ¡Soy el coronel Perlinger!

Presidente: ¡Yo hablo en nombre de la Patria! ¡No estoy aquí para ocuparme de intereses personales, sino elegido por el pueblo para trabajar por él, por la grandeza del país y la defensa de la ley y de la Constitución Nacional! ¡Ustedes se escudan cómodamente en la fuerza de los cañones! ¡Usted, general, es un cobarde, que mano a mano no sería capaz de ejecutar semejante atropello!

Los titulares del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea asumieron como titulares de la «Junta Revolucionaria», que ejerció el Poder Ejecutivo Nacional hasta el día siguiente, cuando asumió el teniente general del Ejército Juan Carlos Onganía.[9],

“Soy el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y usted un vulgar faccioso que usa sus armas y sus soldados desleales para violar la ley”, le recriminó al general Julio Alsogaray esa mañana.

Véase también

Referencias

  1. «El derrocamiento de Arturo Illia, 28 de junio de 1666». El Historiador. Consultado el 3 de octubre de 2020.
  2. Míguez, 2014, p. 23.
  3. Míguez, 2014, p. 26.
  4. Míguez, 2013, p. 65.
  5. Míguez, 2014, p. 33.
  6. Míguez, 2013, p. 89.
  7. Barcelona, Eduardo (26 de junio de 2016). «A medio siglo del golpe de Estado, inexplicable, contra el presidente Arturo Illia». Télam. Consultado el 4 de octubre de 2020.
  8. Pigna, Felipe (17 de noviembre de 2017). «El derrocamiento de Arturo Illia, 28 de junio de 1966». El Historiador. Consultado el 30 de enero de 2022.
  9. Romero, Luis Alberto (28 de junio de 2016). «El golpe que desencadenó la crisis argentina». La Nación. Consultado el 4 de octubre de 2020.

Fuentes

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