Guerras de Cortina

Las Guerras de Cortina son el nombre genérico de la Primera Guerra de Cortina (1859) y la Segunda Guerra de Cortina (1861), en la que los las fuerzas rebeldes mexicanas dirigidas por el líder local Juan Nepomuceno Cortina enfrentan las fuerzas militares de los Estados Unidos, los Rangers Texanos y la milicia local de Brownsville, Texas, y Matamoros, Tamaulipas, en la zona del Valle del Río Grande. El 16 de mayo de 1824 nació, en Camargo, Tamaulipas, Juan Nepomuceno Cortina Goseacochea. Su familia, asentada en la llamada “frontera chica”, una comarca irrigada por los ríos Bravo y San Juan, se dedicaba a la ganadería. Sin embargo, el universo bucólico de Cortina sería trastornado por dos eventos: en 1836, los colonos angloamericanos de Texas, azuzados por Estados Unidos, habían logrado, luego de la batalla de San Jacinto, su independencia de México. Exacerbado por el triunfo, el militarismo angloamericano reclamó el río Bravo como su frontera sur. Asimismo, indígenas comanches y kiowas incursionaban en la parte baja de dicho afluente.

Guerras de Cortina

Guerras de Cortina
Fecha 1859 - 1861
Lugar México
Resultado

•Victoria Estadounidense

•Porfirio Díaz acepta pago y patrocinio de su gobierno por 200.00$ por parte de ricos hacendados del sur de Texas, con el fin de encarcelar a Cortina.
Beligerantes
Rebeldes mexicanos Estados Unidos
Comandantes
Juan Nepomuceno Cortina John Salmon Ford
Samuel P. Heintzelman

Estos acontecimientos provocaron que la región comprendida entre San Antonio (Texas) y el río Bravo se convirtiera en escenario de una guerra de baja intensidad. Por lo tanto, Cortina se enlistó en la Guardia Nacional de Tamaulipas y, a pesar de ser analfabeto, se le otorgó el grado de cabo en la compañía Defensores de la Patria. Su amor por México sería puesto a prueba por una nueva amenaza proveniente del norte.

En octubre de 1844, James Polk ganó la elección presidencial. El exgobernador de Tennessee preconizaba el expansionismo estadounidense en dos ejes: el avance en el territorio de Oregón y la anexión de Texas.

Polk, merced a maniobras diplomáticas y militares, logró un doble objetivo con respecto a Texas: evitar su permanencia como república independiente y anexar el “Estado de la Estrella Solitaria” a la Unión Americana. Sin embargo, la propuesta del mandatario estadounidense de comprar los territorios de la Alta California y Nuevo México fue rechazada por México.

Entonces, el gobernante estadounidense decidió emplear la fuerza para lograr sus objetivos expansionistas y tomó tres decisiones: el despliegue del general Zachary Taylor hacia el río Bravo, el bloqueo naval de la desembocadura del río Bravo y la construcción delbaluarte Fuerte Texas en la ribera opuesta a Matamoros, Tamaulipas.

Los acontecimientos se precipitan: el 23 de abril de 1846 México le declara la guerra a Estados Unidos; dos días más tarde, una patrulla estadounidense es emboscada en Rancho de Carricitos. El resultado: once soldados estadounidenses muertos. Luego, el 3 de mayo la artillería mexicana lanza un bombardeo masivo contra Fuerte Texas. Entonces, Taylor ordena el avance rumbo al sur para enfrentarse al Ejército del Norte mexicano, comandado por Mariano Arista.

El 8 de mayo, Arista interceptó a Taylor en la llanura costera de Palo Alto. Las fuerzas mexicanas, entre las cuales se encontraba el sargento Cortina, tenían ventaja numérica sobre los estadounidenses. Sin embargo, los invasores contaban con un as bajo la manga: la “artillería volante”, a caballo, cuyo diluvio de metralla forzó la retirada de Arista.

Al día siguiente, los dos bandos se encontraron en Resaca de la Palma. La artillería mexicana, cubierta por un denso chaparral, detuvo el avance estadounidense. A continuación, siguió un ataque combinado de la caballería e infantería norteamericana, circundado por un cendal de humo de pólvora. Al final, los mexicanos se retiraron abandonando la impedimenta, el escritorio de Mariano Arista y un objeto sagrado para Cortina y los tamaulipecos: el lábaro acribillado del Batallón Tampico.

El 13 de mayo de 1846, Polk, con el pretexto de que “México había derramado sangre estadounidense en suelo estadounidense”, declaró la guerra. Entonces, el “exterminador de indios y tenedor de esclavos anglosajón” no cejó en su empeño de ver ondear el pendón de las barras y las estrellas sobre el Palacio Nacional de México, evento que ocurrió el 14 de septiembre de 1847.


El Tratado de Guadalupe Hidalgo “En el nombre de Dios Todopoderoso: los Estados Unidos Mexicanos y los Estados Unidos de América” signaron, el 2 de febrero de 1848, el Tratado de Guadalupe Hidalgo. El acuerdo estipulaba que México cedía la Alta California, Nuevo México y el terreno entre los ríos Nueces y Bravo. Por último, la línea divisoria quedó marcada por los ríos Bravo y Gila.

Asimismo, el convenio incluía dos apartados que protegían los derechos de los mexicanos que permanecieran allende el río Bravo: el artículo VIII decía que los que tuvieran propiedades “disfrutarán respecto de ellas tan amplia garantía, como si perteneciesen a ciudadanos de los Estados Unidos”; y el artículo IX indicaba que los “que en los territorios entredichos no conserven el carácter de ciudadanos de la República Mexicana […] serán incorporados en la Unión de los Estados Unidos” y gozarán “de la plenitud de derechos de ciudadanos de dichos Estados Unidos”.

Referencias

  • ARBOLI, Manuel (1991). Anglos y mexicanos en la formación de Texas, 1836-1986. (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes edición). México. ISBN 968-39-0365-7.
Este artículo ha sido escrito por Wikipedia. El texto está disponible bajo la licencia Creative Commons - Atribución - CompartirIgual. Pueden aplicarse cláusulas adicionales a los archivos multimedia.