Higiene
La higiene es el conjunto de prácticas y técnicas que aplican los individuos para el control de los factores que ejercen o pueden tener efectos nocivos sobre la salud. La higiene personal es el concepto básico del aseo, de la limpieza y del cuidado del cuerpo humano. Son una serie de hábitos relacionados con el cuidado personal que inciden positivamente en la salud y que previene posibles enfermedades e infecciones; asimismo, es la parte de la medicina o ciencia que trata de los medios de prolongar la vida, y conservar la salud de las personas.
Etimología
La palabra higiene viene del francés hygiène, y este término a su vez del griego ὑγιεινός hygieinós 'sano, saludable', derivado de ὑγίεια hygíeia 'salud'. [1] Se refiere o bien a la limpieza o el aseo o bien, a la parte de la medicina que tiene como objetivo la conservación de la salud y la prevención de enfermedades.[1]
Aspectos generales
La higiene es una práctica[2] relacionada con el estilo de vida, la limpieza, la salud y la medicina. En medicina y en la vida cotidiana, las prácticas higiénicas se emplean como medidas preventivas para reducir la incidencia y propagación de gérmenes causantes de enfermedades.
Las prácticas de higiene varían de una cultura a otra.[3]
En la elaboración de productos alimenticios,[4] de productos farmacéuticos,[5] de productos cosméticos[6] y otros relacionados, una buena higiene es un componente fundamental de la garantía de calidad y seguridad.
Los términos limpieza e higiene suelen utilizarse indistintamente, lo que puede dar lugar a confusión. En general, la higiene se refiere a las prácticas que evitan la propagación de organismos patógenos. Los procesos de limpieza (por ejemplo, el lavado de manos[7]) eliminan los microbios infecciosos, así como la suciedad y la tierra, por lo que suelen ser el medio para lograr la higiene.
Otros usos del término son los siguientes: higiene corporal, higiene personal, higiene del sueño, higiene mental, higiene dental e higiene ocupacional, utilizados en relación con la salud pública.
Objetivos
Sus objetivos son mejorar la salud, conservarla y prevenir las enfermedades o infecciones.
Se entienden como higiene los métodos que los individuos utilizan para estar limpios, como el uso sobre de jabón, champú y agua. Pero también, para referirse a las relaciones interpersonales:
- Limpieza y aseo de lugares o personas.
- Hábitos que favorecen la salud.
- Parte de la medicina orientada para favorecer tu salud.
- Reconocimiento, evaluación y control de aquellos factores o tensiones ambientales que surgen en el lugar de trabajo en prevención de enfermedades contagiosas que traigan efectos a quebrantos de salud, quebrantos del bienestar, incomodidad e ineficacia de los trabajadores y los ciudadanos.
- La mala higiene incide de manera directa en la salud de los demás, con la aparición de enfermedades. Por ejemplo: las infecciones de la piel y uñas, la diarrea, la conjuntivitis, el cólera, la influenza o gripe común, entre otros.
- La colocación de la basura en lugares determinados, la prohibición de tirar basura en lugares públicos, mantener parques y áreas verdes en un estado óptimo para el disfrute y la recreación de la familia y más.
- Aguas grises como resultado del uso cotidiano para la higiene personal, lavado de utensilios de cocina y ropa que por sus características pueden ser usadas directamente en los inodoros y con su reciclaje disminuir el impacto al medio ambiente
Historia
El término se deriva de Higía, la diosa de la curación en la mitología griega.
La higiene y los cuidados comenzaron a ser una preocupación para el Estado a partir de la Revolución industrial, en la que se precisó sanear las fábricas, desde el siglo XVII. En las ciudades portuarias como Buenos Aires surgió esta necesidad colectiva a partir de las malas condiciones de higiene del puerto, en el que abundaban ratas y todo tipo de enfermedades.
El primero que valorizó la higiene para evitar infecciones fue el médico Ignaz Semmelweis, quien creó el procedimiento antiséptico en 1847. Posteriormente, gracias a los experimentos de Luis Pasteur que probaron la teoría germinal de las enfermedades infecciosas, las prácticas higiénicas cobraron suma importancia en las intervenciones médicas y la vida cotidiana de la población como sinónimo de salud.
A partir de mediados de la década de 1850 comenzó a adquirir importancia el movimiento "higienista", por lo cual muchas personalidades influyentes de la medicina en Argentina pasan al ámbito político; por ejemplo, Guillermo Rawson, político que llegaría a altos puestos; y, antes de finalizar el siglo, el doctor Eduardo Wilde. Ambos participaron activamente en las decisiones, transformaciones a nivel de estrategias de salud y con una alta participación en cuestiones nacionales argentinas. En países europeos, como Inglaterra, se dieron movimientos semejantes que comenzaron con la epidemiología, inaugurada por el estudio de John Snow sobre el cólera y el río Támesis, también a mediados del siglo XIX. En Estados Unidos, ya en la primera década del siglo XX, se inauguró el movimiento de Higiene Mental, que dio inicio a lo que luego se llamó salud mental mediante la acción de Clifford Beers, quien denunció las condiciones higiénicas de los hospitales psiquiátricos.
Servicios higiénicos y locales de descanso
Los lugares de trabajo deben disponer de agua potable en cantidad suficiente y fácilmente accesible. También deben disponer de vestuarios, duchas, lavabos y retretes, así como de locales y zonas de descanso.
Los retretes, vestuarios y duchas separados para hombres y mujeres, dotados de lavabos, situados en las proximidades de los puestos de trabajo, de los locales de descanso, de los vestuarios y de los locales de aseo, cuando no estén integrados en estos últimos.
Las zonas designadas para descanso de los trabajadores pueden variar en tamaño y sofisticación. Como norma general incluyen asientos o sillas y mesas. Hay zonas de descanso situadas en el interior del edificio del lugar de trabajo, pero también hay zonas que, aunque están cubiertas, tienen un acceso amplio al exterior. En añadidura, hay compañías que proveen lugares al aire libre.[8]
Higiene en la cocina, el baño y el aseo
La limpieza rutinaria de las manos, los alimentos, los lugares y las superficies (como los asientos de los inodoros y los tiradores de las cisternas, los tiradores de las puertas y los grifos, las superficies de trabajo, las superficies de las bañeras y los lavabos) en la cocina, el baño y los aseos reduce la propagación de patógenos.[9] El riesgo de infección de los inodoros con cisterna no es elevado, siempre que se mantengan adecuadamente, aunque pueden producirse algunas salpicaduras y la formación de aerosoles durante la descarga de la cisterna, sobre todo cuando alguien tiene diarrea. Los patógenos pueden sobrevivir en la espuma o restos que quedan en las bañeras, duchas y lavabos después de lavarse y bañarse.
Una limpieza a fondo es importante para prevenir la propagación de infecciones fúngicas. El moho puede vivir en los azulejos de paredes y suelos y en las cortinas de ducha. El moho puede ser responsable de infecciones, provocar respuestas alérgicas, deteriorar/dañar las superficies y causar olores desagradables. Los principales lugares de crecimiento de los hongos son las superficies inanimadas, incluidas las alfombras y los muebles.[10] Los hongos transmitidos por el aire suelen estar asociados a condiciones de humedad, mala ventilación o sistemas de aire cerrados.
La limpieza higiénica puede realizarse mediante:
- Eliminación mecánica (es decir, limpieza) utilizando un jabón o detergente. Para que sea eficaz como medida de higiene, este proceso debe ir seguido de un aclarado a fondo con agua corriente para eliminar los patógenos de la superficie.
- Utilizar un proceso o producto que inactive los patógenos in situ. La eliminación de patógenos se consigue utilizando un producto "microbiocida", es decir, un producto desinfectante o antibacteriano; un desinfectante de manos sin agua; o mediante la aplicación de calor.
- En algunos casos se combina la eliminación de patógenos con la eliminación, por ejemplo, lavando la ropa y la ropa de casa, como toallas y ropa de cama.
Véase también
Referencias
- «Higiene». Diccionario de la Real Academia de la Lengua. Consultado el 31 de diciembre de 2022.
- Patrick L. Anderson; Jerome P. Lachan, eds. (2008). Hygiene and its role in health. New York: Nova Science Publishers. ISBN 978-1-60456-195-1. OCLC 181862629.
- WHO guidelines on hand hygiene in health care : first global patient safety challenge clean care is safer care. Geneva: World Health Organization. 2009. ISBN 978-92-4-159790-6. OCLC 854907565.
- H. L. M. Lelieveld; J. T. Holah; D. Napper, eds. (2014). Hygiene in food processing : principles and practice (2nd edición). Oxford. ISBN 978-0-85709-863-4. OCLC 870650548.
- James P. Wood, ed. (2020). Containment in the pharmaceutical industry. Boca Raton. ISBN 978-0-429-07494-3. OCLC 1148475943.
- Philip A. Geis, ed. (2020). Cosmetic microbiology: a practical approach (Third edición). Boca Raton. ISBN 978-0-429-52443-1. OCLC 1202989365.
- UNICEF and WHO. State of the World's Hand Hygiene: A global call to action to make hand hygiene a priority in policy and practice, UNICEF, New York, 2021. 86p.
- Real Decreto 485/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones mínimas en materia de señalización de seguridad y salud en el trabajo, BOE n.º 97 de 23-4-1997, España (20-1-2008).
- Beumer R, Bloomfield SF, Exner M, Fara GM, Nath KJ, Scott EA (2008). «Hygiene procedures in the home and their effectiveness: a review of the scientific evidence base». International Scientific Forum on Home Hygiene.
- Cole E. Allergen control through routine cleaning of pollutant reservoirs in the home environment. Proceedings of Healthy Building 2000;4:435-6.