Incendio

Un incendio es una ocurrencia de fuego no controlada que puede afectar o abrasar algo que no está destinado a quemarse. Puede afectar a estructuras y a seres vivos.

Un incendio en Massueville, Quebec, Canadá.

La exposición de los seres vivos a un incendio puede producir daños muy graves hasta la muerte, generalmente por inhalación de humo o por desvanecimiento producido por la intoxicación y posteriormente quemaduras graves.

Para que se inicie un fuego es necesario que se den conjuntamente tres componentes: combustible, oxígeno y calor o energía de activación, lo que se llama triángulo del fuego.

Qué hacer en caso de incendio

Los accidentes con fuego son una de las calamidades más destructivas para las personas, la naturaleza, y los edificios. Por ello, es importante saber reaccionar rápido y correctamente cuando aparecen.

En caso de incendio:

  • Llamar por teléfono a los servicios de emergencia o bomberos.
  • Avisar al resto de personas: habitantes de la casa, vecinos del edificio, o gente en una zona natural. Los discapacitados pueden requerir algún tipo de ayuda para escapar.[1]
Bomberos realizando una evacuación en un edificio en llamas.
  • Si el fuego es incontenible, hay que utilizar alguna vía de escape para salir por ahí de la zona de incendio. Las vías de escape incluyen a: puertas, ventanas muy bajas, escaleras, pasillos, zonas de campo sin llamas, etc. Estando en el campo, y en caso de duda de hacia dónde ir, avanzar hacia abajo y en contra de la dirección del viento (que es visible en el humo). Algunos edificios tienen vías de escape para incendios que están señalizadas con carteles, y escaleras de incendios en alguna fachada exterior. Hay que escapar pronto, pero hay tiempo para ello antes de que el fuego inunde la última las vías de escape disponibles, o corte el acceso a ella. Durante la huida, conviene mantenerse alejado de donde haya gasolina, gas u otras sustancias inflamables (como una cocina o los coches en un garage), por el riesgo de que puedan explotar. Abrir las puertas con cuidado por si hay fuego detrás (y, si el asa de una puerta está muy caliente, es probable que sí). Está recomendado utilizar las escaleras en vez del ascensor, pues el fuego podría cortar la corriente eléctrica y dejar a sus ocupantes atrapados dentro y envueltos en humo. Después de escapar de un incendio, conviene no regresar a él aunque uno se haya dejado algo olvidado allí (obviamente, porque intentarlo sería peligroso).
  • Si el humo es excesivo, agacharse y avanzar gateando, puesto que el humo tiende a ir hacia arriba. Además, el cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo o un trozo de ropa húmedo puede servir de barrera contra el humo.
  • Si lo que arde es algún aparato eléctrico, desenchufarlo, si es que uno puede hacer eso con seguridad. Y, siempre que el origen del fuego sea el sistema eléctrico, ir al panel eléctrico (caja de fusibles) de la casa y desactivar la corriente eléctrica de esa zona dañada, si es posible.
  • Si lo que arde es alguna sustancia inflamable, cortar el vertido de esa sustancia, si es posible hacer eso y con seguridad suficiente.
  • Si el fuego es manejable, es posible intentar apagarlo. Hay tiempo para quedarse a intentarlo antes de que vaya a cerrar o inundar todas las vías de escape que queden, pues alguna de éstas debe ser utilizada para salir por allí a tiempo. Existen varias maneras de apagar un fuego:
    Extintor portable, sin manguera, clasificado para fuegos B y C (relleno con polvo químico), con su anilla de seguridad insertada arriba.
    1. El mejor método es utilizar un extintor (extinguidor o matafuego) que contenga dióxido de carbono (CO2) y/o algún polvo químico seco, pues vale para distintos tipos de fuego (un extintor así, normalmente, sería de color rojo, y estaría clasificado con cualquier combinación de letras que no sea sólo "A"). Antes de usarlo, hay que retirarle un seguro (normalmente una varilla con anilla y una cinta, insertada en la zona de las palancas con forma de pinza que tiene el extintor). Para apagar el fuego, apuntar con su manguera a la base de las llamas y apretar las palancas.
    2. El arrojar agua a las llamas es efectivo. Sin embargo, en zonas en las que la electricidad circula, o podría estar circulando, el utilizar mucha agua, o extintores de agua simple (clasificados como sólo "A", y normalmente plateados), puede provocar riesgo de electrocutarse, pues el agua transmite la corriente eléctrica. Por ello, es conveniente apagar antes los aparatos eléctricos que haya allí, o incluso desenchufarlos, o directamente ir al panel eléctrico (caja de fusibles) de la casa y desactivar la corriente eléctrica de la zona del incendio. Además, cuando hay algún tipo de aceite incendiado, el agua puede provocar que salte en todas direcciones y chisporrotee.
    3. También es posible sofocar las llamas con una manta, azotándolas o cubriéndolas con ella (no simplemente tirando la manta a las llamas). Una manta eliminará parte del oxígeno que el fuego necesita para mantenerse encendido. La manta debería ser ignífuga (especialmente resistente al fuego), o, si no, muy gruesa. Si hay riesgo de electrocutarse, desenchufar los aparatos eléctricos que haya allí, o ir al panel eléctrico (caja de fusibles) de la casa y desactivar la corriente eléctrica de la zona del incendio.
    4. De manera similar, es posible sofocar llamas pequeñas mediante pisotones con la suela de los zapatos (con el cuidado suficiente como para no arder uno mismo), antes de que crezcan y provoquen un incendio mayor. En el raro caso de que, pisando una llama pequeña, ésta suba por la ropa y la incendie, la ropa podría ser apagada azotándola (por ejemplo: con mantas), o con agua, o rodando por el suelo, o directamente con un extintor.
    5. Los incendios pequeños pueden ser apagados con bicarbonato de sodio, en una cantidad proporcional.
  • En caso de quedar rodeado por el fuego:
    1. Dentro de una casa: Pedir auxilio mediante llamadas de teléfono (principalmente a los servicios de emergencia o los bomberos), gritos y señales lumínicas hacia el exterior. Es posible obstruir el avance de las llamas cerrando las puertas por donde vaya a pasar. Estando en una habitación, también es posible tapar sus aperturas y rendijas externas con ropa húmeda y otros objetos, para así obstaculizar la entrada de fuego y humo hacia el interior. Si entra humo, permanecer cerca del suelo para evitar inhalarlo. Si al lado hay espacios abiertos o habitaciones (por ejemplo, en edificios de vecinos), y no están ardiendo, la única manera de escapar vivo de allí puede ser que alguien (uno mismo, o la gente que haya fuera) rompa alguna pared, suelo o techo con un objeto contundente, y salir a través del hueco producido hacia un espacio sin llamas.[2] Es sabido que algunas personas acorraladas por el fuego han logrado escapar descendiendo desde un balcón por una cuerda o sábana, o saltando desde una ventana hasta alguna base mullida (por ejemplo: de colchones) que han preparado tirando cosas desde allí o que ha sido colocada por sus vecinos, aunque, normalmente, serían los bomberos quienes se encargarían del rescate en esas circunstancias, utilizando un brazo mecánico de autoescala, o una lona elástica.
    2. En la naturaleza: Avisar mediante llamadas de teléfono (principalmente a los servicios de emergencia o los bomberos), gritos y señales lumínicas. Es posible meterse en un hueco, o cavar uno mismo una zanja, o hacer un parapeto, para que le sirva a uno de refugio. Refugiarse tras materiales no-inflamables, como la piedra, tierra, etc. es más seguro. Si no quedan sitios seguros y el fuego se aproxima, intentar escapar atravesándolo por arriba como un recurso desesperado.
  • En caso de ser alcanzado por las llamas: Intentar apagarlas mediante agua (incluso sumergiéndose), azotándolas (por ejemplo: con mantas), rodando por el suelo[3] o directamente con un extintor. La humedad en la ropa dificulta que arda.

Origen de un incendio

En los edificios, los fuegos (no procede el término incendios) pueden empezar por causas muy variadas: fallos en las instalaciones eléctricas o de combustión, como las calderas, escapes de combustible, accidentes en la cocina, niños jugando con mecheros o fósforos, o accidentes que implican otras fuentes de fuego, como velas y cigarrillos. El fuego puede propagarse rápidamente a otras estructuras, especialmente en aquellas que no cumplen las normas básicas de seguridad haciendo que por ello pase a etapa de incendio, ya que el incendio es la siguiente etapa del fuego descontrolado ante la ausencia de los sistemas de protección pasiva y activa de los incendios. Ya se ve que no se habla de sistemas de protección contra fuegos, sino contra incendios. Por ello, muchos municipios ofrecen servicios de bomberos para extinguir los posibles incendios rápidamente.

También existen los incendios provocados intencionalmente, lo cual es un acto de vandalismo y en consecuencia constituye un delito penado con sanciones de prisión.

Incendio espontáneo de rastrojos en un solar sin edificar de Madrid. Los incendios de vegetación reseca suelen producirse de manera natural, especialmente en verano, y debido a su rápido avance no suelen causar daños en la vegetación estable.

Clases de incendio

Para efectos de clasificación de los incendios, las clasificaciones más extendidas son la estadounidense y la europea.

Estados Unidos y México

Humo de un incendio en Salinas Victoria durante la época de incendios forestales en México.

En Estados Unidos[4] y México[5] los fuegos se clasifican en cinco grupos: A, B, C, D y K.

  • Clase A: fuegos que implican madera, tejidos, goma, papel y algunos tipos de plástico o sintéticos.
  • Clase B: fuegos que implican gasolina, aceites, pintura, gases y líquidos inflamables y lubricantes.
  • Clase C: son aquellos fuegos que comprometen la parte eléctrica.
  • Clase D: fuegos que implican metales combustibles, como el sodio, el magnesio o el potasio, u otros que pueden entrar en ignición cuando se reducen a limaduras muy finas.
  • Clase K: La clase K (kitchen) es indicada principalmente para fuegos en cocinas; se refiere a los incendios que implican grandes cantidades de lubricantes o aceites. Aunque, por definición, la clase K es una subclase de la clase B, las características especiales de estos tipos de incendios se consideran lo suficientemente importantes como para ser reconocidos en una clase aparte. En Europa corresponde a la clase E, pues las clases de fuegos siguen el abecedario A, B, C, D, E.

Dentro de poco tiempo se tendrá la clase F para fuegos de origen radiactivo.[cita requerida]

Australia y Europa

Pequeño incendio de pasto en Sevilla.

En Australia los incendios se clasifican en seis grupos,[6] y en cinco en la Comunidad Europea:[7][8]

  • Clase A: Son los fuegos de materiales sólidos, generalmente de naturaleza orgánica, cuya combustión se realiza normalmente con la formación de brasas, como la madera, tejidos, goma, papel y algunos tipos de plástico.
  • Clase B: Son los fuegos de líquidos o de sólidos licuables,[8] como el petróleo o la gasolina, pintura, algunas ceras y plásticos.
  • Clase C: incendios que implican gases inflamables, como el gas natural, el hidrógeno, el propano y el butano.
  • Clase D: incendios que implican metales combustibles, como el sodio, el magnesio, el potasio y muchos otros cuando están reducidos a virutas muy finas.
  • Clase E: incendios en equipos o instalaciones eléctricas. Esta clase ya no existe en la regulación europea.
  • Clase F: Son los fuegos derivados de la utilización de aceites. Las altas temperaturas de los aceites en un incendio exceden con mucho las de otros líquidos inflamables, haciendo inefectivos los agentes de extinción normales.[9][10]

Véase también

Referencias

  1. «Fire safety risk assessment: means of escape for disabled people (accessible version) - GOV.UK». web.archive.org. 14 de abril de 2022. Archivado desde el original el 14 de abril de 2022. Consultado el 4 de agosto de 2023.
  2. ABC (15 de marzo de 2023). «Rescataron a tres personas acorraladas por las llamas a través de un agujero que abrieron en la pared». Diario ABC.
  3. «CAL FIRE - Stop, Drop and Roll». web.archive.org. 14 de agosto de 2016. Archivado desde el original el 14 de agosto de 2016. Consultado el 4 de agosto de 2023.
  4. Estándar NFPA 10-2013,3.3.4
  5. Norma Oficial Mexicana NOM-002-STPS-2010,4.11
  6. Estándar Australiano AS-2444-2010,1.1.4
  7. Norma europea EN 2:1992
  8. Norma española UNE-EN 2:1994
  9. Norma europea EN 2:1992/A1:2004
  10. Norma española UNE-en 2:1994-A1:2005

Enlaces externos

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