Inculturación

Inculturación, o inculturización, es un término que, en su sentido más amplio, hace referencia a la integración de una cultura con otra u otras. El término puede referirse a los ámbitos civil o confesional. Los aspectos a integrar pueden implicar la acción de distintas empresas de propagación del conocimiento, siguiendo, a menudo, alguna clase de programa didáctico preestablecido. A lo largo del proceso, típicamente, el trabajo parte de la identificación de elementos comunes de las culturas que buscan la integración, para llegar, más adelante, a hitos relacionados con la validación de cada una de las similitudes observadas. En etapas posteriores del proceso, se daría la aceptación de cada coincidencia identificada y considerada válida, para acceder, finalmente, a a fases más complejas de entendimiento.

Definiciones

En un contexto confesional, la actuación de la Iglesia católica bajo el papado de Juan Pablo II[1] en África giró en torno a la inculturación.

El papa Juan Pablo II ha definido la inculturación en distintos momentos.

Según la Carta Encíclica "Slavorum apostoli" (1985):

Encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas, y a la vez, la introducción de estas en la vida de la Iglesia.

Según la Carta Encíclica "Redemptoris missio" (1990):

La inculturación es un camino lento que acompaña toda la vida misionera y requiere la aportación de los diversos colaboradores de la misión de gentes, la de las comunidades cristianas a medida que se desarrollan, la de los Pastores que tienen la responsabilidad de discernir y fomentar su actuación.

Samuel Rayan (1976) la define como:

La inserción de la fe en la corriente vital de los pueblos y las expresiones de la vida de fe en términos de existencia histórica concreta, y, a la vez, la inserción de la vida de los pueblos en la fe a todos los niveles más profundos que cualquiera de sus expresiones concretas".[2]

Según Jacques Scheuer (1984) es:

La inculturación es el proceso por el cual la vida y el mensaje cristianos se insertan en una cultura particular, se encarna por así decirlo en una comunidad cultural, en una sociedad determinada, y allí echan tan buenas raíces que producen nuevas riquezas, formas inéditas de pensamiento, de acción y de celebración...”.[3]

Referencias

  1. Consejo Pontificio de la Cultura
  2. Samuel Rayan, S. J. (1976). Flesh of India’s Flesh, en «Jeevadhara»VI (en inglés). p. 267.
  3. Jacques Scheuer, S. J. (1984). L’Inculturation. Présentation du thème, en «Lumen Vitae» (en francés). p. 253.
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