Indlandsis
Un indlandsis (en danés, «hielo interior»), llamado habitualmente en castellano casquete glaciar, y a veces calota de hielo o capa de hielo, es una masa de hielo de gran espesor que cubre una región extensa de la superficie continental en las regiones polares de la Tierra[1]. Se localizan en latitudes extremas con una extensión convencional de más de 50 000 km². En otros tiempos geológicos había un número mayor y cubrían una superficie más extensa, pero en la actualidad solo cubren la Antártida y Groenlandia. No debe confundirse este concepto con el de banquisa (la capa de hielo flotante de extensión variable que se forma en los mares polares), ni con el de plataforma de hielo (barrera de hielo de origen glaciar que se extiende desde la costa hasta el interior del océano), ni con el casquete polar.
Los casquetes glaciares son más extensos que las plataformas de hielo y los glaciares alpinos. Las masas de hielo que cubren menos de 50 000 km² se denominan casquete de hielo. Una capa de hielo normalmente alimentará una serie de glaciares alrededor de su periferia.
Aunque la superficie es fría, la base de una capa de hielo es generalmente más cálida debido al calor geotérmico. En algunos lugares, se produce el derretimiento y el agua de deshielo lubrica la capa de hielo para que fluya más rápidamente. Este proceso produce canales de flujo rápido en la capa de hielo: estos son corrientes de hielo.
Las capas de hielo polar actuales son relativamente jóvenes en términos geológicos. La capa de hielo antártica se formó primero como una pequeña capa de hielo (quizás varias) a principios del Oligoceno, pero retrocedió y avanzó muchas veces hasta el Plioceno, cuando llegó a ocupar casi toda la Antártida. La capa de hielo de Groenlandia no se desarrolló en absoluto hasta finales del Plioceno, pero aparentemente se desarrolló muy rápidamente con la primera glaciación continental. Esto tuvo el efecto inusual de permitir que fósiles de plantas que una vez crecieron en la actual Groenlandia se conservaran mucho mejor que con la capa de hielo antártica que se forma lentamente.
Descripción y origen
El término indlandsis se aplicó inicialmente a las zonas cubiertas por hielos permanentes de Groenlandia, Islandia y los archipiélagos árticos. En la actualidad, la palabra danesa es la usada por los geógrafos para referirse a todo campo de hielo de dimensiones continentales y que persiste durante siglos.
Los indlandsis poseen una forma cupular con una gran curvatura, independientemente del relieve que posea el sustrato en que están asentados. El peso del hielo (en las partes más profundas "hielo fósil") (en la Antártida llega a tener 2000 m de espesor) provoca que la superficie de la litosfera bajo el hielo se encuentre en una buena parte bajo el nivel del mar. Al fin y al cabo el hielo glaciar es una roca sólida que contribuye a la estructura de la corteza y condiciona su equilibrio isostático.
Durante los períodos glaciales, la extensión de las capas de hielo se amplía considerablemente: en el Würm o wurmiense, los casquetes se extendieron por Europa y Norteamérica hasta unos 45° grados de latitud.
Durante los períodos tibios o cálidos interglaciales, el retroceso de las capas de hielo deja señaladas huellas en el relieve de las tierras emergidas. En primer lugar, se produce por isostasia una lenta elevación del territorio que ha estado bajo el hielo, y se presentan formaciones geofísicas características: escudos —extensas planicies y llanuras debidas a la fuerte erosión que causa la capa de hielo al avanzar y retroceder—. Esto se aprecia especialmente en el hemisferio norte, en donde destacan el Escudo Canadiense y el Escudo Báltico, lagos glaciares, colinas morrénicas (especialmente drumlins), valles de origen glaciar, fiordos, firths, rías, gigantescos cantos rodados y —como ocurre en la Patagonia argentina— picachos aislados (antiguos nunataks) llamados chihuidos.
Capa de hielo de la Antártida
La capa de hielo antártico se constituyó primeramente como un campo de hielo a inicios del oligoceno con períodos de avance y retroceso hasta el plioceno, cuando los hielos cubrieron la macro-unidad geográfica de la Antártida al ubicarse ésta por la deriva continental en el área polar meridional.
Cubre un área de más de 14 millones de km². Si se considera también al hielo marino (flotante), la misma se amplía a unos 30 millones de km² durante el invierno. A diferencia del hielo glaciar, el hielo marino solo tiene unos pocos metros de espesor (usualmente no más de cinco).
En definitiva, con su extensión de 14 millones de km² posee 30 millones de km³ de hielo, lo que equivale al 90 % del agua dulce del planeta Tierra. Si la capa de hielo antártica se derritiera, el nivel de los océanos se elevaría 61,1 m. Sin embargo, este dato no debe ser tomado de forma alarmista, ya que no está previsto que esto ocurra en el corto o mediano plazo. A pesar de ello, la contribución de la Antártida a la elevación del nivel del mar podría ser significativa en caso de derretirse.
Capa de hielo de Groenlandia
La capa de hielo groenlandés, también llamada Sermersuaq, actualmente posee una extensión de 1,7 millones de kilómetros cuadrados, lo que supone el 82 % de la superficie de la isla. El volumen de sus hielos es de 2,85 millones de kilómetros cúbicos; si se fundiera la capa de hielo groenlandesa, el nivel de los océanos ascendería 7,2 m.
Efectos predichos del calentamiento global
Las capas de hielo de Groenlandia, y posiblemente de la Antártida, han perdido masa recientemente, porque las pérdidas por ablación, incluidos los glaciares de salida, superan la acumulación de nieve. Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), la pérdida de masa de las capas de hielo de la Antártida y de Groenlandia contribuyó, respectivamente, en unos 0,21 ± 0,35 y 0,21 ± 0,07 mm/año al aumento del nivel del mar entre 1993 y 2003.[2]
El IPCC prevé que la pérdida de masa de hielo por el deshielo de la capa de hielo de Groenlandia seguirá superando la acumulación de nevadas. Se prevé que la acumulación de nevadas en la capa de hielo de la Antártida supere las pérdidas por derretimiento. Sin embargo, en palabras del IPCC, "los procesos dinámicos relacionados con el flujo de hielo no incluidos en los actuales modelos pero sugeridos por las observaciones recientes podrían aumentar la vulnerabilidad de las capas de hielo al calentamiento, incrementando la futura subida del nivel del mar. La comprensión de estos procesos es limitada y no hay consenso sobre su magnitud". Por lo tanto, es necesario realizar más trabajos de investigación para mejorar la fiabilidad de las predicciones de la respuesta de los mantos de hielo al calentamiento global. En 2018, los científicos descubrieron canales entre las capas de hielo de la Antártida Oriental y Occidental que podrían permitir que el hielo derretido fluya más rápidamente hacia el mar.[4]
Los efectos sobre las capas de hielo debidos al aumento de la temperatura pueden acelerarse, pero como documenta el IPCC los efectos no son fáciles de proyectar con precisión y en el caso de la Antártida, pueden desencadenar una acumulación de masa de hielo adicional. Si una capa de hielo se redujera hasta dejar el suelo desnudo, la luz del sol se reflejaría menos en el espacio y la tierra absorbería más. La capa de hielo de Groenlandia cubre el 84% de la isla, y la capa de hielo de la Antártida cubre aproximadamente el 98% del continente. Debido al importante grosor de estas capas de hielo, el análisis del calentamiento global suele centrarse en que la pérdida de masa de hielo de las capas de hielo aumenta la subida del nivel del mar, y no en una reducción de la superficie de las capas de hielo.
Hasta hace poco, las capas de hielo se consideraban componentes inertes del ciclo del carbono y no se tenían en cuenta en los modelos globales. Las investigaciones de la última década han transformado esta visión, demostrando la existencia de comunidades microbianas excepcionalmente adaptadas, altas tasas de biogeoquímica/ meteorización física en las capas de hielo y el almacenamiento y el ciclo del carbono orgánico por encima de los 100.000 millones de toneladas, así como de los nutrientes (ver diagrama).[3]
Galería de imágenes
- Imagen de satélite del Vatnajökull en Islandia.
- Corte en la capa de hielo antártica.
- Debacle en el Ártico.
- Hielo en el Atlántico Norte.
Véase también
Referencias
- Müller, Jonas; Koch, Luka, eds. (2012). Ice Sheets: Dynamics, Formation and Environmental Concerns. Hauppauge, New York: Nova Science. ISBN 978-1-61942-367-1.
- Richard B. Alley et al.:Summary for Policymakers, A report of Working Group I of the Intergovernmental Panel on Climate Change
- Wadham, J.L., Hawkings, J.R., Tarasov, L., Gregoire, L.J., Spencer, R.G.M., Gutjahr, M., Ridgwell, A. and Kohfeld, K.E. (2019) "Ice sheets matter for the global carbon cycle". Nature communications, 10(1): 1–17. doi 10.1038/s41467-019-11394-4. El material fue copiado de esta fuente, que está disponible bajo una Creative Commons Attribution 4.0 International License.
- Schlanger, Zoë (24 de mayo de 2018). «Los científicos descubrieron enormes cañones ocultos en la Antártida que podrían significar malas noticias para el resto del planeta». Quartz. Consultado el 26 de mayo de 2018.