Jitanjáfora

Se denomina jitanjáfora a un enunciado lingüístico constituido por palabras o expresiones que en su mayor parte son inventadas y carecen de significado en sí mismas. En una obra literaria, su función poética radica en sus valores fónicos, que pueden cobrar sentido en relación con el texto en su conjunto.

El término proviene del escritor Alfonso Reyes quien lo tomó de la poesía de Mariano Brull (Cuba 1891-1956),[1] donde este juega con sonidos, inventando palabras sin sentido aparente.[1][2]

La palabra «jitanjáfora»[3] aparece en unos versos, como se aprecia a continuación:

Filiflama alabe cundre
ala olalúnea alífera
alveolea jitanjáfora
liris salumba salífera.
Mariano Brull, Leyenda

Historia de la jitanjáfora

Se han encontrado testimonios de realización de este modo de expresión poética en la poesía popular y en escritores influidos por esta, como el español Lope de Vega (1562-1635)[4] o la novohispana Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695).

Jitanjáfora en la vanguardia

La jitanjáfora fue cultivada por algunos artistas de vanguardia, especialmente por los dadaístas. El escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974) destacó en el uso de la misma, especialmente en su obra El señor Presidente, así como el escritor español Gonzalo Torrente Ballester (1910-1999) en La saga/fuga de J. B. y la escritora argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972) en la extravagante La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa. Asimismo Julio Cortázar usó este recurso sintáctico en su novela Rayuela creando su idioma alterno, que denomina como Gíglico.

Jitanjáforas infantiles en juegos de sorteo

A mediados del siglo XX, en Argentina los niños recitaban una jitanjáfora de sorteo, de transmisión infantil oral (nunca fue escrita en ningún libro o revista, y se transmitía de niño a niño, sin intervención de los adultos):

Apetén sembréi
tucumán lenyí
mamamí surtí
buri vú carchéi.

En varias provincias de Argentina se conocen otras versiones:

primer verso segundo verso tercer verso cuarto verso
apetén sembréitucumán lenyíamamey surquítururú carchí[5]
apetén sembréitucumán lenyímamamí surtíburi vú carchéi
apetén sendéntucumán lenyía mamá lecíguri guri garchí
apetem sem bemtucumán lenyía mamá surtíburi buri garchí
apetén sen dentucumán lenyía mamá surtíguri guri garchí
apetén sembréntucumán lenyíamammer surquítururú gachí
apetén sembrétucumán lenyímamemí surquítururú cacheu
a petén sen bencutibán len limamamí sur tiburibú car che
ape ten sen blentucumán len briama mer tur quigary gary gary chi
a petei cham bleitucumán lenchímama di surquígulibú charquéi
apetén sen dentucumán nenchía mamá surtíburi buri carchí
a petén sen bentucumán lenchía mama surtígury gury carchí
a petén chen bencutival lendía mamá surtícuri buri carchí
ape tem sem bremtucu man len yimame mi sur quíturu rú ca chí
apentén sen dentucumán lenchía mamá surtíburi buri carchí[6]
a petén sembreitucumán lenyímama mi surtíburibú car chei[7]
a petén sen ventucumán lenyíde mamá surchíburi bú carchí[8]

Jitanjáforas contemporáneas

Podemos encontrar algunos ejemplos de jitanjáforas también en la poesía contemporánea, como estos versos anónimos, en los cuales el autor o autora juega abundantemente con la aliteración, intentando transmitir sensaciones por medio de la sonoridad de las palabras:

Crososto pinfro

Imenoclacto plecto plex

Astrasfo, pásporo indro

Musocrocto puclásforo estro

Susuclotno cricáscono etpro

Frocotú, rususú, plu plu, metaplú.


Zutrotpor ascror,

trotocopulfo pritel.

Véase también

Referencias

  1. «jitanjáfora», artículo publicado en el Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española. Madrid (España): Espasa (23.ª edición), 2014.
  2. Cuenta Reyes que las hijas de Brull solían recitar poemas ante los invitados. Para sorprender a su auditorio, entre el que se encontraba Reyes, Brull escribió este poema e hizo que ellas lo recitaran. «Escogiendo la palabra más fragante de aquel racimo, di en llamar las Jitanjáforas a las niñas de Mariano Brull. Y ahora se me ocurre extender el término a todo este género de poema o fórmula verbal» (Alfonso Reyes: La experiencia literaria, México: FCE, 3.ª edición, 1983, pág. 185.)
  3. Bravo, Federico (2008). «La « jitanjáfora » de Mariano Brull : nouvelles propositions». Cahiers du centre Interdisciplinaire de méthodologie. Mitoyennetés méditerranéennes, n° 10.
  4. Carlos Bousoño ―en su ensayo «En torno a "Malestar y noche", de García Lorca», incluido en El comentario de textos, 1. Madrid: Castalia, 1987, pág. 314― cita este ejemplo de Lope:
    Piraguamonte, piragua,
    piragua, jevizarizagua.
  5. Lucero, Mónica Graciela (2013): El juego de manos como ejecución musical (un estudio de niños de nueve a once años de edad). Tesina de la maestría Psicología de la Música (directora: Silvia Malbrán); Facultad de Bellas Artes, Universidad Nacional de La Plata. Véase «Ejemplo 5: “Apetén sembréi”», en la página 69.
  6. «Recuerdos de la infancia», artículo publicado el 6 de mayo de 2007 en el sitio web A Cara de Perro (Buenos Aires).
  7. Comentario del 20 de octubre de 2004 en el sitio web Indymedia Argentina (Buenos Aires).
  8. «Fórmules, rimes i tirallongues per tirar sort / Fórmulas, rimas y retahílas para sortear juegos», artículo del 18 de mayo de 2011 en el sitio web Bibliopoemes (Buenos Aires).
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