Tendencia decreciente de la tasa de ganancia

La tendencia decreciente de la tasa de ganancia es una hipótesis de varias corrientes de economía política que afirma que los beneficios obtenidos por la producción y venta de un producto tienden a disminuir con el paso del tiempo.[1]

Según Adam Smith, esto se debía a que el aumento de la competencia a lo largo del tiempo obligaba a que los precios bajasen para que los productos continuaran siendo competitivos, mientras que para Karl Marx era producto del aumento de la composición orgánica del capital.[2] Esta tendencia, sin embargo, también puede ser contrarrestada por otros factores como la deslocalización de la producción industrial o la bajada de salarios.

Suponiendo un salario y una jornada de trabajo dados, un capital variable, por ejemplo de 100, representa un cierto número de trabajadores ocupados. Es el índice de este número. Suponga que £ 100 son los salarios de 100 trabajadores durante, digamos, una semana. Si estos obreros realizan cantidades iguales de trabajo necesario y excedente, si trabajan diariamente tantas horas para sí mismos, es decir, para la reproducción de su salario, como lo hacen para el capitalista, es decir, para la producción de plusvalía, entonces el valor de su producto total = £ 200, y la plusvalía que producen ascendería a £100. La tasa de plusvalía, s / v, sería = 100%. Pero, como hemos visto, esta tasa de plusvalía se expresaría, no obstante, en tasas de ganancia muy diferentes, dependiendo de los diferentes volúmenes de capital constante c y, en consecuencia, del capital total C, porque la tasa de ganancia = s / C . La tasa de plusvalía es del 100%:
  • Si c = 50 y v = 100, entonces p'= 100/150 = 66⅔%;
  • c = 100 y v = 100, entonces p'= 100/200 = 50%;
  • c = 200 y v = 100, entonces p'= 100/300 = 33⅓%;
  • c = 300 y v = 100, entonces p'= 100/400 = 25%;
  • c = 400 y v = 100, entonces p'= 100/500 = 20%.
Así es como la misma tasa de plusvalía se expresaría bajo el mismo grado de explotación laboral en una tasa de ganancia decreciente, porque el crecimiento material del capital constante implica también un crecimiento - aunque no en la misma proporción - de su valor, y consecuentemente en el del capital total.[3]
Por potentes que sean los medios de producción que un capitalista arroja a la liza, la concurrencia se encargará de generalizar el empleo de estos medios de producción, y, a partir del momento en que se hayan generalizado, el único fruto de la mayor fecundidad de su capital es que ahora tendrá que dar por el mismo precio diez, veinte, cien veces más producto que antes. Pero como, para compensar con la cantidad mayor del producto vendido el precio más bajo de venta, tendrá que vender acaso mil veces más, porque ahora necesita una venta en masa, no sólo para ganar más, sino para reponer el coste de producción [...]

Véase también

Referencias

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