Lapis specularis
El lapis specularis, conocido como espejuelo en la actualidad, es un tipo de piedra de yeso selenítica especular traslúcido. Fue un mineral muy valorado en la Antigua Roma, explotándose para la fabricación, a modo de cristal, de ventanas fundamentalmente durante los siglos I y II d. C. en las provincias de Hispania. Otros nombres con lo que también se conoce en la actualidad son espejillo, piedra del lobo, espejillo de asno, piedra de la luna, piedra de luz, sapienza o reluz.
Historia
Plinio el Viejo en su Naturalis Historia cuenta[1] que este mineral era extraído en la Hispania Citerior, en minas halladas en 100 000 pasos alrededor de Segóbriga, unos 150 km, obteniéndose la más traslúcida de esta piedra cerca de esta ciudad. Se extraía de pozos profundos en el subsuelo, encajado en otras rocas, siendo necesario separarlo de éstas una vez en la superficie; Plinio nos lo describe como una piedra fósil en su mayor parte que forma un bloque compacto a modo de cemento [2] con la propiedad de dejarse cortar con serrucho con facilidad y en finas capas, y aunque podía encontrarse en otros lugares como Chipre, Sicilia, la Capadocia e incluso en África, el de mayor calidad era el hispano. También nos habla de la existencia un lapis specularis negro, siendo sin embargo el más común el blanco; asimismo su peculiar calidad radica en que, a pesar de su fragilidad, muestra muy buena entereza sin ajarse al calor y al frío.
El principal uso del lapis specularis en la Antigua Roma fue para la fabricación de ventanas acristaladas, acoplándose en armazones, principalmente de madera aunque también se fabricaron de cerámica, que permitían ensamblar varias planchas con el fin de cubrir la superficie en función del tamaño de la ventana. Incluso se llegaron a construir invernaderos a base de unir placas de lapis specularis. Por extensión, a las ventanas acristaladas con este material se las denominada de igual forma.
Aparte de su uso para acristalamiento, también se aprovechó como material constructivo con otros fines, por ejemplo, en forma de virutas y láminas en pavimentos, para recubrir edificaciones como elemento ornamental, como por ejemplo el Circo Máximo durante los espectáculos.
Remitiéndonos a Plinio de nuevo, este nos dice que el yeso obtenido del lapis specularis era el mejor de todos también para otro fin; ya que al fin y al cabo era una variedad de yeso, otro uso constructivo fue la fabricación de yeso y escayola mediante su calcinación del mineral con el fin de usarlo para molduras, vaciados y enyesados.
En la ciudad de Pompeya se han encontrado restos de edificios con ventanas de lapis specularis y en el Museo Nacional de Arte Romano de Mérida se puede observar una reproducción de una ventana acristalada con lapis specularis.
A partir de los datos de Plinio y de la arqueología sabemos que en las actuales provincias de Cuenca y Toledo y Arboleas (Almería), había gran cantidad de minas de lapis specularis, por ejemplo en Noblejas, La Frontera, Carrascosa del Campo, Campos del Paraíso, Torrejoncillo del Rey, Villarejo de Fuentes, Alconchel de la Estrella, Osa de la Vega, Villalgordo del Marquesado, Montalbanejo, La Hinojosa, Villaescusa de Haro, Belmonte, Villas de la Ventosa, Torralba, y en las cercanías de Huete y de la antigua Segóbriga, siendo en estas dos últimas el principal recurso económico en época romana, especialmente Segóbriga, que era el centro administrativo desde donde se controlaba la producción minera en su entorno.
Véase también
Referencias
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Et hi quidem sectiles sunt, specularis vero, quoniam et hic lapidis nomen optinet, faciliore multo natura finditur in quamlibeat tenues crustas. Hispania hunc tantum citerior olim dabat, nec tota, sed intra centum millia passuum circa Segobrigam urbem, iam et Cypros et Capadocia et Sicilia et nuper inventum Africa, postferendos tamen omnes Hispaniae, Cappadocia amplissimos magnitudine, sed obscuros.
"Las piedras anteriormente descritas se dejan cortar con la sierra; pero la piedra especular, pues también ella recibe el nombre de piedra, dada su constitución mucho más tratable, se hiende y se separa en láminas tan finas como se desee. Antiguamente sólo se hallaba en la Hispania Citerior, y no en toda la provincia, sino sólo en el área de cien mil pasos alrededor de la ciudad de Segóbriga. [Concretamente, destacan las minas de Osa de la Vega, que dependían de Segóbriga. Aún hoy se pueden encontrar numerosos fragmentos en Osa de la Vega, populares entre los turistas.] Hoy día, la suministran también Chipre, Capadocia y Sicilia y un reciente descubrimiento de África. No obstante, todas estas variedades son inferiores a la de Hispania; Capadocia produce piedras muy grandes, pero son oscuras."
Naturalis Historia, 36,160 -
"sunt et in Boniensi Italiae parte breves, macula complexu silicis alligata, quorum tamen appareat natura similis. puteis in Hispania effoditur e profunda altitudine, nec non et saxo inclusus sub terra invenitur extrahiturque aut exciditur, sed maiore ex parte fossili natura, absolutus in se caementi modo,
Naturalis Historia, 36,161