Lazzaro Spallanzani

Lazzaro Spallanzani (Scandiano, provincia de Reggio Emilia, Italia, 1729 - Pavía, 1799) fue un naturalista y sacerdote católico que ejerció como profesor de física y matemática en la Universidad de Reggio Emilia en 1757,[1] y de lógica, griego y metafísica en Módena.[1] Además, fue director del Museo de historia natural de Pavía, Italia.[2]

Lazzaro Spallanzani
Información personal
Nacimiento 10 de enero de 1729
Scandiano (Italia)
Fallecimiento 12 de febrero de 1799 (70 años)
Pavía (República Cisalpina)
Causa de muerte Pena de muerte
Residencia Ducado de Módena
Nacionalidad ItaliaItaliano
Religión Catolicismo
Educación
Educado en Universidad de Bolonia
Alumno de
Información profesional
Área biología embriología
Cargos ocupados Director de museo
Empleador Universidad de Pavía
Alumnos Eleonora Fonseca Pimentel
Abreviatura en botánica Spall.
Orden religiosa Compañía de Jesús
Miembro de

Según Paul de Kruif, Lazzaro fue hijo de un abogado quien quería que su hijo siguiera sus pasos. A pesar de que Spallanzani tenía otros intereses, parecía no tener intenciones de desobedecer a su padre. Aun así, no abandonó sus trabajos científicos. Según se dice en Cazadores de microbios, una charla con Vallisnieri permitió que el padre de Lazzaro aceptara mandarlo a la Universidad de Regio, Italia, para iniciar sus estudios en ciencias.[cita requerida]

Fue ahí donde:

“Spallanzani, libre ya del horror del porvenir interminable entre embrollos jurídicos, se lanzó con ardor a la tarea de recoger los conocimientos más diversos, a poner a prueba toda clase de teorías, a desacatar todas las autoridades por famosas que fuesen, y frecuentó el trato de todo género de personas, desde obesos obispos, funcionarios y profesores, hasta actores extranjeros y juglares.”[3]

Este mismo autor menciona en el capítulo 2, comparándolo con Anton van Leeuwenhoek, que este último era más cuidadoso en sus experimentos, pero que el primero fue más persistente. Otros estudios contemporáneos hacen esta misma indicación sobre Spallanzani, y demuestran cómo su falta de cuidado afectó algunos de sus trabajos y sus conclusiones.[cita requerida]

Gracias a sus investigaciones,le dieron el nombre de "biólogo de biólogos".[4] Según Emilio López Caballero, fue "el más claro predecesor de Pasteur".[4] Era una persona de múltiples intereses científicos que investigó:

Generación espontánea

John Turberville Needham uno de los grandes rivales de Spallanzani y con quien sostuvo una gran disputa por el tema de la generación espontánea.

Le apasionó el problema de la regeneración de partes del cuerpo de anfibios y de reptiles aunque no pudo llegar a conclusiones satisfactorias, sobre todo no pudo explicar el por qué no sucedía lo mismo en el ser humano y en otros animales[cita requerida].

Continuando el estudio de Redi, Spallanzani demostró que no existe la generación espontánea de la vida, abriendo camino a Pasteur. En 1769, tras rechazar la teoría de la generación espontánea, Spallanzani -que también era sacerdote- diseñó experimentos para refutar los realizados por otro sacerdote católico, el inglés John Turberville Needham, que había calentado y seguidamente sellado caldo de carne en diversos recipientes; dado que se habían encontrado microorganismos en el caldo tras abrir los recipientes, Needham creía que esto demostraba que la vida surge de la materia no viviente. No obstante, prolongando el periodo de calentamiento y sellando con más cuidado los recipientes, Spallanzani pudo demostrar que dichos caldos no generaban microorganismos mientras los recipientes estuvieran sellados.[5]

La disputa entre Needham y Spallanzani fue larga y enconada, pues el inglés decía que las cocciones del italiano destruían el espíritu vital y Spallanzani demostró que lo único que la cocción destruía eran las esporas de las bacterias, no un principio de vida de índole místico.[6]

La fecundación

Dissertazioni di fisica animale e vegetabile, 1780

En el transcurso de sus investigaciones sobre la generación espontánea fue cuando Spallanzani realizó estudios diversos sobre la fecundación. La idea central era esclarecer la reproducción en varios animales de diferentes especies. En un inicio sus hipótesis se inclinaban a apoyar las tesis preformistas y ovistas y fue por ello que decidió experimentar.

Entre los animales que utilizó para poder experimentar se pueden mencionar las ranas. Los resultados que obtuvo señalaban que el desarrollo, hasta la fase de huevo maduro, solo se podía producir en el útero, llegando a la conclusión de que la fecundación se debía de producir externamente.

En una segunda fase de sus experimentos tomó huevos vírgenes de las mismas ranas y los puso en contacto con el líquido seminal, logrando la fecundación de los primeros. Vigiló cuidadosamente el proceso que siguió a la fecundación, desde el desarrollo hasta el nacimiento de las larvas surgidas. Este experimento es de la mayor importancia, ya que se puede considerar como el primer trabajo sobre fecundación (o inseminación) artificial realizado a partir del método experimental.

También trabajó en la inseminación artificial y la demostró llevándola a la práctica en un experimento realizado con un par de perros: inyectó con una jeringa espermatozoides a una perra y esta quedó preñada. Al mismo tiempo y gracias a este experimento se demostró la importancia del espermatozoide en el proceso de la fecundación.[cita requerida] Según Hafez, el reporte documentado más antiguo sobre inseminación artificial data de 1780, cuando realizó con éxito este experimento en perros. Y gracias a esto fue que el cirujano inglés Hunter “pudo intentar su aplicación a la especie humana”.[7]

La digestión humana

Otro tema que le apasionó conocer fue la digestión. Para poder resolver sus dudas realizó experimentos usándose a sí mismo como conejillo de indias. Su objetivo era demostrar que la digestión humana se parece a la de los animales. Después de mucho pensar viendo a niños ingerir objetos diversos como huesos de ciruelas sin correr peligros, Spallanzani se tragó un saco de lienzo en el cual habían 4.5 kg de pan masticado. Después de 23 horas su cuerpo expelió por el ano el saquito de lienzo pero este se encontraba completamente vacío, percatándose así de que la digestión es un proceso químico y no mecánico como se creía.

Después de este intento, Spallanzani se tragó pequeñas esferas de madera y tubos metálicos con las extremidades tapadas con gasa, en ellos introducía alimentos variados. Intentó vomitarlos sin éxito. Según se cuenta, comentó, con tristeza, que por mucha que fuera su curiosidad científica, mucho mayor era su repugnancia.[8]

Esta investigación fue criticada por un cirujano inglés, Hunter, debido a que Spallanzani afirmaba que la digestión no se llevaba a cabo a temperaturas inferiores a las del organismo. Hunter había encontrado, a partir de la disección de cuerpos, la digestión en el propio estómago por los jugos contenidos dentro del mismo.

Otro crítico fue Voltaire, pero Spallanzani no dejó de realizar sus investigaciones.

Ecolocalización de murciélagos

Spallanzani descubrió cómo es que los murciélagos podían hallar su camino aún en la oscuridad.

Además del estudio de los reptiles a Spallanzani le interesó experimentar con otros animales. Uno de ellos fueron los murciélagos. Estos son animales en los que la audición juega un papel muy importante. Según menciona Curtis en 1793 este científico se interesó por la forma en cómo los mamíferos encontraban su camino en la oscuridad. En el caso de las lechuzas y otros seres nocturnos el científico italiano descubrió que estos se ayudaban de sus grandes ojos, pero quedaban indefensos ante la oscuridad total.

Sin embargo, los murciélagos no tienen grandes ojos y no dependen de su sentido de la visión. Para saber cómo estos animales se podían mover sin dificultades capturó varios murciélagos de la torre del campanario de la catedral de Pavía, los cegó y los dejó en libertad. Algunos días después volvió a capturarlos y encontró que no habían tenido problemas para encontrar su hogar, sino que lograron alimentarse con normalidad. Fue entonces cuando pudo adivinar que los murciélagos podían “escuchar” su camino en la oscuridad.

En un nuevo experimento tapó los canales auditivos de varios murciélagos y vio como estos se desorientaban y chocaban contra objetos distintos. Este descubrimiento fue complementado por nuevos estudios, vigentes hasta que el avance de la tecnología permitió realizar pruebas más precisas ya en el siglo XX. En pocas palabras, Spallanzani es famoso por los experimentos sobre la navegación en completa oscuridad de los murciélagos, donde concluyó que los murciélagos usan sus oídos para la navegación en la oscuridad total.

Estudios sobre volcanes

Grabado en el que tras una difícil escalada, dos guías observan el cráter del monte Etna, mientras Spallanzani dibuja la escena.

Pero los intereses de Spallanzani no solo se inclinaron sobre la vida humana. Este hombre sintió gran pasión por temas muy diversos. Para saber más al respecto realizó diversos viajes a puntos del Mediterráneo. Por ejemplo, realizó una detenida investigación sobre los volcanes. Según menciona Gordon Rattray Taylor uno de los puntos que llegó a visitar fue el Etna.

Años de apogeo y muerte

Recibió numerosas invitaciones para sentar cátedra en diferentes universidades de Europa. Fue nombrado profesor de historia natural en la Universidad de Pavía, y también fue conservador del museo de historia natural de Pavía. Realizó diversas expediciones con el fin de completar las colecciones botánicas, zoológicas y mineralógicas del museo.

El 11 de febrero de 1799 murió en Pavía, Italia, a causa de un ataque de apoplejía. Tras su muerte, la biología siguió desarrollándose enormemente, aunque muchas de sus afirmaciones siguieron vigentes hasta que Pasteur logró corregirlas ya en el siglo XIX.

Obra

  • Nouvelles recherches sur les découvertes microscopiques et la génération des corps organisés parte 1, parte 2 trad. abate Regley, París, 1769, con notas y estudios nuevos de John Turberville Needham.
  • De lapidibus ab aqua resilentibus (~1750)

Eponimia

Bibliografía

  • Paul de Kruif (2013). Los cazadores de microbios.. Porrúa. ISBN 9700768058.
  • Brian Shmaefsky (2006). Biotechnology 101. Greenwood Publishing Group. ISBN 9780313335280.
  • Alberto Gómez Gutiérrez (2002). Del macroscopio al microscopio: historia de la medicina científica. Pontificia Universidad Javeriana. ISBN 9789586834940.
  • Nelson Papavero (2001). Historia de la biología comparada. UNAM. ISBN 9789683690081.
  • Helena Curtis (2008). Biología. Editorial Médica contemporánea. ISBN 9789500603348.
  • Gordon Rattray Taylor (1964). La ciencia de la vida: Historia gráfica de la biología. Editorial Labor.
  • Nelson Papavero y Jorge Llorente-Bousquets (2001). Historia de la biología comparada, desde el génesis hasta el siglo de las luces.UNAM. ISBN 968-36-4277-6.
  • Caballero, E. J. L. (2008). De la prehistoria a la bioética: evolución del pensamiento biológico. Universidad de Alcalá.
  • Elena Victoria de Erice Zúñiga (2012). Biología: La ciencia de la vida. McGraw-Hill Interamericana.
  • Ana Barahona (comp.) (2001). Filosofía e historia de la biología. UNAM.
  • Ismael Ledesma-Mateos (2000). Historia de la biología. AGT Editor.
  • Ilse Jahn, Rolf Lother y Konrad Senglaub (1990). Historia de la biología: Teorías, métodos, instituciones y biografías breves. Editorial Labor.
  • Emanuel E. Radl (1988). Historia de las teorías biológicas. Alianza Editorial.
  • Georges Canguilhem (2005). Ideología y racionalidad en la historia de las ciencias de la vida : nuevos estudios de historia y de filosofía de las ciencias. Amorrortu.

Referencias

  1. Mille Anni di Storia della Scienza. Lazzaro Spallanzani
  2. de Kruif, P., Cazadores de microbios, cap. 2, Porrúa, 2013.
  3. De Kruif, Paul (2013). «2». Cazadores de microbios. México: Porrúa. p. 25. ISBN 970-07-6804-X.
  4. López Caballero, Emilio J. (2008). De la prehistoria a la bioética : Evolución del pensamiento biológico. España: Universidad de Alcalá. p. 285.
  5. Los cazadores de microbios. Capítulo 2, Pag. 27-33. Porrúa, 2013
  6. Los cazadores de microbios. Capítulo 2, Pag. 34-42. Porrúa, 2013
  7. López Caballero, Emilio J. (2008). De la prehistoria a la bioética : Evolución del pensamiento biológico. Universidad de Alcalá. p. 285.
  8. Rattray Taylor, Gordon (1964). La ciencia de la vida: Historia gráfica de la biología. México: Editorial Labor.
  9. Todos los géneros y especies descritos por este autor en IPNI.
  10. «Cráter lunar Spallanzani». Gazetteer of Planetary Nomenclature (en inglés). Flagstaff: USGS Astrogeology Research Program. OCLC 44396779.
  11. «Cráter marciano Spallanzani». Gazetteer of Planetary Nomenclature (en inglés). Flagstaff: USGS Astrogeology Research Program. OCLC 44396779.
  12. Web de jpl. «(10350) Spallanzani».

Enlaces externos

Hafez, E. S. E., & Hafez, B. (Eds.). (2013). Reproduction in farm animals. John Wiley & Sons.p381


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