Luis Enrique de Borbón-Condé

Al morir Carlos, duque de Berry, pasó al octavo lugar en derecho de sucesión a la corona francesa, detrás del delfín (futuro Luis XV de Francia), el rey de España, el príncipe de Asturias, el infante Felipe, el infante Fernando, el duque de Orleans y el duque de Chartres.

Tras la muerte de Luis XIV de Francia en septiembre de 1715, obtiene un escaño en la Gran Sala del Parlamento Francés, que reunía a la Corte, los príncipes de Sangre, duques y a los pares de Francia. La primera reunión fue para proclamar la regencia. Se dio lectura al testamento del difunto rey relativo al derecho de sucesión de sus hijos bastardos y reconocidos. El duque de Orleáns fue proclamado regente y pidió la admisión inmediata del duque de Borbón-Condé al Consejo de Regencia, con el título de jefe. El príncipe de Condé pide a su vez el comando de las tropas reales, atribuido por Luis XIV al duque de Maine. A pesar de los alegatos de Maine, obtuvo su comandancia.

A continuación el duque se empeñó a disminuir el rango de los bastardos del rey. En agosto de 1716, acompañado por su hermano el conde de Charolais y su primo el príncipe de Conti, pide a Luis XV un lit de justice para abolir las disposiciones de 1714 y la declaración del 23 de mayo de 1715. El Consejo de Regencia dispuso que los bastardos reales perdieran sus privilegios, particularmente su superioridad sobre los pares y los duques. Inmediatamente el duque se arrogó el derecho de supervisión de la educación del joven Luis XV, en lugar de Luis Augusto de Borbón, como había establecido en su testamento Luis XIV.

Tras la muerte del regente, Felipe II de Orleans en 1723, Luis Enrique pide al rey su ascenso a primer ministro. Luis XV, al escuchar la opinión favorable del cardenal de Fleury aceptó, pero le promete a este último no consultar nunca al duque en su ausencia.

Feo, enorme y de ojos saltones, al príncipe se le tenía por pobre de espíritu,[1] su amante, la marquesa de Prie, tenía sobre él una enorme influencia aunque esta se limitaba esencialmente a proteger las artes y letras.

Su primera tarea fue la de encontrarle una esposa al rey, capaz de procrear. La novia predestinada era Mariana Victoria de Borbón, hija de Felipe V de España y de Isabel de Farnesio, era demasiado joven y fue rechazada[2] y, junto al cardenal de Fleury, revisaron a las potenciales candidatas hasta que la elección cayó inesperadamente sobre la princesa María Leszczynska segunda hija del príncipe Estanislao I Leszczynski rey de Polonia.

Después de dos años de actividad como primer ministro se encontró con el disgusto generalizado después de la puesta en marcha de duras medidas fiscales dirigidas a hacer un saneamiento de las finanzas del Estado, bastante desordenadas por el Sistema de Law. Intentó volver al rey en contra del cardenal Fleury pero no lo consiguió, y fue obligado a presentar sus disculpas al cardenal, tras esto se le quitó su cargo de primer ministro y se le exilió en su Castillo de Chantilly.