Mallo
Un mallo (término aragonés ampliamente utilizado en español) es una formación geológica vertical que está o aparenta estar exenta. Son característicos del valle del Ebro y del resto del Pirineo.
Los del valle del Ebro suelen ser grandes farallones y agujas de conglomerado rocoso formado por cantos de tamaño medio envueltos en arcilla, arena y cementados con material calcáreo,[1] sedimentos detríticos correspondientes a los aluviones depositados por los afluentes del río que bajaban desde los Pirineos hacia la depresión central del Ebro a partir del periodo Eoceno y durante casi todo el Mioceno.[2] Tras ser moldeados por la erosión, estos depósitos aparecen como promontorios residuales adosados a las laderas plegadas y más antiguas de la sierra.[3] Con el tiempo, estos escarpes evolucionan por la acción combinada del agua, el hielo, el viento y el sol hacia pináculos con zonas superiores redondeadas.[1]
En el Pirineo suelen estar compuestos de materiales conglomeráticos duros, litificados, que han quedado expuestos por la erosión del material blando o roto que los rodea, como en el caso del Mallo d'Acherito, en la Val d'Oza, o el Tozal d'o Mallo, en la Ordesa.
Este tipo de formación es frecuente en todas las sierras del Prepirineo, marcando de manera precisa el límite entre estas y el Somontano con unos 200 m de desnivel en sus paredes verticales o incluso extraplomadas;[1] siendo los mallos más conocidos los cercanos a Riglos, por su gran espectacularidad y por su uso para la escalada deportiva.[3] Otra zona con importante presencia de formaciones de tipo mallo es la de Agüero: la zona de los mallos de Agüero, junto con la discordancia del barranco de la Rabosera, ha sido declarada «punto de interés geológico» (P. I. G.) en Aragón.[4]
Etimología y significado del nombre
La etimología más probable de la palabra «mallo» es su derivación desde el latín malleus (‘mazo’),[3] por alguna similitud en la forma y proporción de esta geomorfología con mallos o mayales, utilizados para la trilla. Hay términos cognados en malh en gascón, mall en catalán y mallo en euskera.
También es posible la influencia de la palabra prerromana molh (en albanés «montaña» es mal, en gascón malh). La misma raíz mal- o mala se emplea en topónimos pirenaicos como Maladeta, Bachimala o Vignemale.[1]
Referencias
- R. M. (1 de mayo de 2004). «Geología, epopeya y misterio de los Mallos de Riglos». El Periódico de Aragón. Grupo Zeta. Consultado el 29 de mayo de 2009.
- CUCHÍ OTERINO, José Antonio. «Geología y geomorfología». Comarca de la Hoya de Huesca. p. 27 a 32. Consultado el 29 de mayo de 2009.
- «Zonas protegidas / Mallos de Riglos». Caja de Ahorros de la Inmaculada de Aragón. Consultado el 29 de mayo de 2009.
- «Geología». Agüero. Reino de los Mallos. Ayuntamiento de Agüero. Archivado desde el original el 8 de junio de 2009. Consultado el 29 de mayo de 2009.
Bibliografía
- BIARGE, Fernando. Mallos. Un Relieve. Huesca: Ediciones del Mallo. p. 238.