Mantuano
Mantuano es una denominación con la que se conoció, primero en Caracas y luego en el resto de Venezuela, al blanco criollo perteneciente a la aristocracia local.[1][2] El vocablo estuvo en uso desde el siglo XVIII hasta buena parte del siglo XIX.[1] Los mantuanos escasamente sobrepasaban un centenar de cabezas de familia a fines del siglo XVIII.[1]
Los mantuanos eran también llamados grandes cacaos, debido a que ellos se enriquecieron con el cultivo y comercialización del cacao.[2] También se les daba el nombre de blancos criollos.[3] Sin embargo, es de destacar que el nombre de blanco criollo solamente indica que una persona había nacido en América y era descendiente de españoles, mientras que la palabra mantuano hace referencia a los miembros de la élite local.[3] Otros blancos que tenían también el mismo lugar de nacimiento y ancestros de origen español, como los blancos de orilla, no formaban parte del círculo mantuano.
Origen del vocablo
La primera aparición por escrito de la palabra mantuano ocurrió el 5 de enero de 1752 en unos documentos relacionados con la insurrección de Juan Francisco de León, según el filólogo Ángel Rosenblat.[3][4] Mantuano deriva de la palabra manto, y era una referencia al uso exclusivo de esa indumentaria, para cubrir la cabeza en los servicios religiosos, por parte de las señoras de los aristócratas caraqueños.[3] Desde 1571 existía una disposición dentro de las Leyes de Indias que prohibía a otras mujeres, como las mulatas y negras, la utilización del manto.[5]
Posición del mantuano en la sociedad colonial
El surgimiento de los mantuanos como grupo se remonta al siglo XVI, como consecuencia de las cédulas, leyes y ordenanzas que concedían derechos y privilegios a los descendientes de los primeros conquistadores y pobladores españoles en Venezuela.[6] Los mantuanos llegaron a ser dueños de grandes haciendas de cacao, tabaco y de hatos de ganado.[5] Además poseían esclavos.[2] Algunas de las prerrogativas de los mantuanos fueron: bancos asignados a ellos en las iglesias, ser llevados en sillas gestatorias, uso del título de Don o de Doña, tener su escudo de armas colocado en el frente de sus casas, empleo de bastones, mantos, cadenas, sombrero y quitasoles.
A pesar de su poder económico, los mantuanos sólo podían aspirar a ocupar puestos en el cabildo colonial, mientras que otros cargos políticos les estaban vedados.[3][5] Dentro del sistema de castas colonial, los mantuanos estaban por debajo de los funcionarios de la Corona y de otros españoles residentes en Venezuela (los llamados blancos peninsulares). Como consecuencia, había una rivalidad entre los blancos peninsulares y los mantuanos por el poder político de la colonia.[3][5]
Los mantuanos tenían relaciones conflictivas con otros grupos sociales como los blancos de orilla y los pardos.[3][5] Los mantuanos consideraban a estos grupos como inferiores.[3][5] A su vez, los blancos de orilla y los pardos sentían antipatía hacia los mantuanos.[3]
Mantuanos en otras zonas de Venezuela
En Maracaibo, según el autor Kurt Nagel von Jess (en sus obras Algunas Familias Maracaiberas, 1969, y La Familia Lossada de Maracaibo, 2007) eran famosas las casas solariegas de familias mantuanas como la de los Lossada y Antúnez, localizada exactamente detrás de Catedral y la de los Troconis, diagonal a la misma; todas ellas con sus escudos de armas labrados en piedra. También existían las casas mantuanas de los Casanova de Iturraspe, Cortez y Pineda, los Antúnez Pacheco, Ramírez Rus, Gutiérrez de Celis, Urdaneta, Andrade, Tubiñez Bocanegra, García de la Lastra, Pérez Luzardo, Padrón Del Villar y Osorio, entre otras. Existieron otras familias mantuanas de mucho celo y abolengo en regiones todavía conocidas por sus grandes haciendas: en Perijá (como los García, los Romero, y los de la Vega, entre otros); en La Cañada (como los Rincón, los Boscán y los Urdaneta); y en la región andina (como los Picón, Casanova de Iturraspe, Lares, y Febres Cordero), con sus grandes haciendas de café y caña. En Falcón, específicamente en la ciudad de Coro y en la península de Paraguaná quedan aún en pie las sólidas casonas de las familias Garcés, De la Colina Peredo, García de Quevedo, y Fernández de Lugo.[7]
Representación de los mantuanos en la literatura venezolana
- Las lanzas coloradas (1931): novela de Arturo Uslar Pietri. Está ambientada en el periodo histórico de la Guerra a muerte. Los personajes principales son Fernando Fonta (mantuano dueño de una hacienda de caña) y Presentación Campos (mayordomo de Fernando Fonta).
- Los amos del valle (1979): novela de Francisco Herrera Luque en la que se narra la historia de Venezuela desde la conquista del Valle de Caracas hasta el bautizo de Simón Bolívar. El título de la obra hace referencia a las veinte familias mantuanas que regían Caracas desde el siglo XVII.
Véase también
Referencias
- «Mantuanos». Fundación Empresas Polar. Archivado desde el original el 16 de febrero de 2008. Consultado el 27 de marzo de 2014.
- «Mantuanos». revista El desafío de la historia. Consultado el 27 de marzo de 2014.
- Carrero Mora, Ricaurte (diciembre de 2011). «Los blancos en la sociedad colonial venezolana: Representaciones sociales e ideología». revista Paradigma. Consultado el 27 de marzo de 2014.
- Rosenblat, Ángel (2002). El español de América. Caracas: Biblioteca Ayacucho. p. 263. Consultado el 27 de marzo de 2014.
- Viloria Vera, Enrique (19 de abril de 2012). «El 19 de abril: obra de los mantuanos caraqueños». Venezuela Analítica.com. Archivado desde el original el 27 de marzo de 2014. Consultado el 27 de marzo de 2014.
- Rosenblat, Ángel (2002). El español de América. Caracas: Biblioteca Ayacucho. p. 266. Consultado el 27 de marzo de 2014.
- «mantuanas». TheFreeDictionary.com. Consultado el 24 de julio de 2018.