María Gabriela de Baviera

María Gabriela se crio en un ambiente liberal y anticlerical, donde su padre, a quien la guerra de 1870 había hecho despreciar la vida militar, había abandonado el ejército para comenzar estudios de medicina. Apasionado de la oftalmología, instaló una clínica en Possenhofen, que mantenía con su dinero y donde él mismo operaba a pacientes, asistido por una enfermera, que era su propia esposa. Por su propio derecho fue princesa de Baviera y duquesa en Baviera. Criada principalmente en el Castillo de Possenhofen, ella y sus hermanos tuvieron una infancia feliz. Tenía una inclinación por el dibujo, y en esto fue apoyada por su padre.

Se casó en Múnich el 10 de julio de 1900 con su primo lejano, Ruperto de Baviera, príncipe heredero de Baviera, siendo su primera esposa. A la boda asistió el príncipe Joaquín de Prusia, que representó a su padre, el káiser Guillermo II de Alemania. Después de su matrimonio, la pareja se instaló en Bamberg, en Baviera, donde Ruperto encabezó un cuerpo de ejército. Allí nacieron sus dos hijos mayores.

Tuvieron por hijos:

1. Leopoldo (1901-1914), murió de poliomielitis.
2. Ermengarda (1902-1903), murió de difteria.
3. Alberto (1905-1996), casado en primeras nupcias con la condesa María Francisca Drašković de Trakošćan, y en segundas nupcias con María Jenke de Buzin; con descendencia de su primer matrimonio.
4. Una hija nacida muerta (1906).
5. Rodolfo (1909-1912), murió de diabetes.

La duquesa con sus tres hijos.

La pareja viajó mucho. Por ejemplo, viajaron a Japón y regresaron por los Estados Unidos en 1903. El viaje a Japón fue de naturaleza científica, y la pareja estuvo acompañada por un reconocido profesor de la Universidad de Múnich. María Gabriela escribió a casa con bastante entusiasmo sobre su viaje. Como sus padres, era una gran amante de la ciencia y la naturaleza, así como de la poesía y la música.

Mientras estaba en Japón, María Gabriela enfermó gravemente. A su regreso a Baviera, se sometió a una cirugía de apendicitis, de la cual se recuperó por completo.

María Gabriela enfrentó muchos golpes del destino. En 1903, su hija Ermengarda murió de difteria con solo siete meses. En 1906 tuvo otra hija muerta. Poco antes de su muerte, el hijo menor, Rodolfo, murió de un shock diabético. Solo su hijo Alberto llegó a la edad adulta, porque después del estallido de la Primera Guerra Mundial, el hijo mayor, Leopoldo, enfermó de poliomielitis y murió con solo 13 años.

Su esposo Ruperto se convirtió en el heredero aparente cuando su padre se convirtió en rey de Baviera en 1913. Sin embargo, María Gabriela había muerto de insuficiencia renal el año anterior y nunca se convirtió en princesa heredera de Baviera. Más tarde, su marido se volvió a casar con su prima hermana, la princesa Antonieta de Luxemburgo, el 7 de abril de 1921.

María Gabriela fue enterrada en Theatinerkirche en Múnich cerca de sus hijos fallecidos. Su único hijo que sobrevivió hasta la edad adulta fue su segundo hijo, Alberto, quien sucedió a su padre como jefe de la Casa de Wittelsbach en 1955.

Probablemente aceleró su muerte el hecho de que tanto su hermana Amalia, su hijo Rodolfo, así como su propio hermano, Francisco José, fallecieran antes que ella.

En 1914, la Casa de la Princesa Ruperto en Swakopmund fue nombrada en su honor.