Misandria
La misandria o misoandria (del griego μισο- miso- 'que odia', derivado de μισεῖν miseîn 'odiar', ἀνήρ, ἀνδρός anḗr, andrós 'varón' e -ia) es un término que hace referencia al odio o aversión hacia los varones u hombres[1] o la tendencia ideológica o psicológica que consiste en despreciar al varón como sexo y con ello todo lo considerado como masculino. La misandria puede manifestarse de diferentes maneras, que incluyen denigración, discriminación, y violencia contra el varón. Se la considera como el homólogo sexista de la misoginia,[2] y no debe confundirse con el término androfobia.
Es el prejuicio social más común, excediendo al racismo, el clasismo social, la discriminación por edad, y la misoginia.
Definiciones y contexto
En 1909, la enciclopedia The century dictionary (editada en Nueva York) publicó la siguiente definición:
Misandria: Odio hacia los varones; mala opinión acerca de los varones, considerados como injustos y opresivos hacia las mujeres.[3]
El vocablo reapareció en 1946 en la revista británica Scrutiny para referirse a mujeres que se defienden de la misoginia fingiendo misandria.[4] Eran tiempos de postguerra en los que la vuelta de los soldados a sus hogares, con la nostalgia del arquetipo femenino tradicional de la mujer, logró que se redefiniera el arquetipo «ángel de hogar» incitando a las mujeres a abandonar su profesión para dedicarse en exclusiva a las labores domésticas.
En 1947, Paul Nathanson y Katherine Young afirmaron que la misandria convierte a los varones en los chivos expiatorios de todos los males sociales y a las mujeres en las víctimas oficiales responsables de todo lo bueno.[5]: 8 Los propios autores afirman en el prefacio del libro que su método no es científico[5]: x y que, no siendo sociólogos ni psicólogos, no se apoyan en encuestas ni en cuestionarios.[5]: xii
En 1960 B. Kaye[6] publicó un libro en el que calificó como misandria la tradicional resistencia al matrimonio por parte de las mujeres en la cultura de la provincia china de Cantón,[7] en la que las hijas se consideran una carga hasta el extremo de justificarse el aborto en China y la muerte de las recién nacidas.
El término nuevamente aparece en 1978 cuando el diario The Observer, en una cita al Oxford English Dictionary,[8] definió misándrico, ca como lo contrario a misógino, na.[9] A finales de los años sesenta emergió un nuevo feminismo, el Movimiento de Liberación de las Mujeres, uno de cuyos motores fue la creación de los miles de pequeños grupos de CR (consciousness raising, ‘proceso de concienciación’).[10]
En 1993 el periódico The Guardian aseguró que el sujeto de la acción podía ser varón o mujer.[11] Un poco más tarde, en 1994 The New York Times utilizó el término como algo propio de mujeres feministas.[12]
Por su parte, la International encyclopedia of men and masculinities (2007) definió «misandria», en el primer párrafo, aludiendo al odio hacia los varones sobre una base genotípica. En el segundo párrafo se hace referencia a que el concepto está ganando apoyo entre grupos de varones que luchan contra lo que consideran leyes de divorcio que protegen injustamente a las mujeres y discriminan a los varones.[13]
En el contexto de los feminicidios en Ciudad Juárez, el Estado de México dictó en 2008 una norma de prevención del acoso laboral (o mobbing) que incluye la definición de misandria entre el glosario de términos. Misandria es ―a efectos de acoso laboral y de promoción de la igualdad― «Fenómeno psicológico que se refiere al odio, rechazo, aversión y desprecio de las mujeres hacia los varones y, en general, hacia todo lo relacionado con lo masculino. Se expresa en actos verbales y/o físicos violentos».[14]
Literatura
El crítico literario Harold Bloom argumentó que, aunque la palabra misandria es relativamente poco escuchada en la literatura, no es difícil encontrar misandria implícita, incluso explícita. En referencia a las obras de Shakespeare, Bloom argumentó: «No puedo pensar en un solo caso de misoginia, mientras que la misandria es un elemento fuerte. Shakespeare deja perfectamente claro que las mujeres en general tienen que casarse y que los hombres son narcisistas y no son de fiar, etc. En general, nos da una visión más oscura de los hombres que de las mujeres».[15]
El escritor Anthony Synnott sostiene en su libro Re-Thinking Men: Heroes, Villains and Victims que existe una tendencia en la literatura a representar a los hombres como villanos y a las mujeres como víctimas, y afirma que hay un mercado de novelas «antimasculino» sin el correspondiente mercado «antifemenino». Citan La habitación de las mujeres, de Marilyn French, y El color púrpura, de Alice Walker. Pone como ejemplo la comparación de los hombres con los guardias de las prisiones nazis como tema común en la literatura.[16] Al mostrar al varón como villano se ignorarían no sólo las contribuciones positivas de los hombres a la sociedad, sino también las víctimas masculinas.[17]
Críticas al concepto
Asimetría con la misoginia
El sociólogo Allan G. Johnson sostiene en The Gender Knot: Unraveling our Patriarchal Legacy (‘El nudo del género: Desenredando nuestro legado patriarcal’), que las acusaciones de odio a los hombres se han utilizado para menospreciar a las feministas y para desviar la atención hacia los hombres, reforzando una cultura centrada en ellos.[18] Johnson sostiene que la cultura no ofrece una ideología antimacho comparable a la misoginia y que «la gente suele confundir a los hombres como individuos con los hombres como categoría dominante y privilegiada de personas» y que «[dada la] realidad de la opresión de las mujeres, el privilegio masculino y la aplicación de ambos por parte de los hombres, no es de extrañar que toda mujer tenga momentos en los que esté resentida o incluso odie a los hombres». Marc A. Ouellette sostiene en International Encyclopedia of Men and Masculinities que «la misandria carece de la antipatía sistémica, transhistórica, institucionalizada y legislada de la misoginia»; en su opinión, asumir un paralelismo entre misoginia y misandria simplifica en exceso las relaciones de género y poder, lo cual delata en él, una clara inclinación polarizada hacia el feminismo.[19]
Prejucio más prevalente
Según cinco estudios de 2023 en el cual los investigadores buscaron identificar prejuicios de raza, sexo, clase social y edad, el mayor y más consistente prejuicio detectable fue pro-mujer y anti-varones.[20] Investigaciones de 1991 publicadas en Psychology of Women Quarterly ya daban el mismo resultado: en general, a las mujeres se les evalúa más favorablemente que a los hombres.[21] John Tierney, antiguo periodista del The New York Times, escribió así en su análisis de un número de investigaciones científicas: «El mito de la misoginia [...] "el [mayor] interés en estudiar la misoginia sobre la misandria refleja no la prevalencia de cada prejuicio, sino una mayor preocupación por el bienestar femenino que por el masculino."»[22]
Véase también
Referencias
- «DRAE».
- Young, Katherine K.; Nathanson, Paul (2010). Sanctifying Misandry: Goddess Ideology and the Fall of Man. McGill-Queen's Press - MQUP. p. 396. ISBN 978-077-357-683-4.
- Whitney, W. D. y Smith, B. E. (1909). The Century Dictionary (en inglés). «Man-hatred; a bad opinion of man, as being unfair or oppressive toward women. »
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In the absence of feminine precedents, she [sc. Beatrice] could do no better than what she very sensibly does do: follow masculine example, and answer to their affected misogyny with the affectation of misandry.J. Smith: «Much about nothing», artículo en inglés en la revista británica Scrutiny XIII, pág. 249, 1946; consultado el 3 de mayo de 2012.
- Paul Nathanson, y Katherine K. Young: Spreading misandry: the teaching of contempt for men in popular culture. [1947], Quebec (Canadá): McGill-Queen's University Press, 2001. ISBN 0-7735-2272-7. Consultado el 3 de mayo de 2012.
- Kaye, B. (1960). Upper Nankin Street, Singapore: a sociological study of Chinese households living in a densely populated area (en inglés). Consultado el 3 de mayo de 2012. «Such women are common in..Kwangtung Province, where there is a tradition of misandry. »
- Marjorie Topley y Jean DeBernardi: «Marriage resistance in rural Kwangtung», capítulo del libro Cantonese society in Hong Kong and Singapore: gender, religion, medicine and money.] Consultado el 3 de mayo de 2012.
- «Oxford English Dictionary». Consultado el 4 de mayo de 2012.
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The respectable feminist equivalent for the word misogynist is misandrist.Artículo en inglés en el periódico The Observer (Londres) del 23 de abril de 1978; consultado el 3 de mayo de 2012.
- M. Nash: Mujeres en el mundo. Historia, retos y movimientos. ISBN 84-206-4205-3
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Strictly speaking neither misogynist nor misandrist specifics the gender of the person who hates you should be able to be both female and to hate women.Artículo en inglés en el periódico The Guardian (Londres) del 3 de diciembre de 1993; consultado el 3 de mayo de 2012.
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Her book is... another feminist sally into misandry.Artículo en inglés en el periódico The New York Times (EE. UU.) del 25 de julio de 1994; consultado el 3 de mayo de 2012.
- «Misandry», artículo en Michael Flood et al. (eds.): International encyclopedia of men and masculinities. Abingdon (Reino Unido): Routledge, 2007. Consultado el 14 de abril de 2012.
- «Norma mexicana NMX-R-025-SCFI-2008 que establece los requisitos para la certificación de las prácticas para la igualdad laboral entre hombres y mujeres». México: Secretaría del Trabajo y Previsión Social, 2009. Consultado el 3 de mayo de 2012.
- Brockman, Elin (25 de julio de 1999). «In the Battle Of the Sexes, This Word Is a Weapon». New York Times (en inglés). Consultado el 24 de febrero de 2021. «I cannot think of one instance of misogyny, Professor Bloom said, referring to the works of Shakespeare, whereas I would argue that misandry is a strong element. Shakespeare makes perfectly clear that women in general have to marry down and that men are narcissistic and not to be trusted and so forth. On the whole, he gives us a darker vision of human males than human females. ».
- Re-Thinking Men: Heroes, Villains and Victims (en inglés). ISBN 978-1-317-06393-3.
- «Book Re-Thinking Men». Taylor and Francis (en inglés). Consultado el 24 de febrero de 2021.
- Johnson, Alan G. (2005). The Gender Knot: Unraveling Our Patriarchal Legacy (2, revised edición). Temple University Press. p. 107. ISBN 978-1592133840.
- Ouellette, Marc (2007). «Misandry». En Flood, Michael, ed. International Encyclopedia of Men and Masculinities. Abingdon, UK; New York, N.Y.: Routledge. pp. 442-3. ISBN 978-0-415-33343-6.
- Connor, P.; Weeks, M.; Glaser, J.; Chen, S.; Keltner, D (2023). «Intersectional implicit bias: Evidence for asymmetrically compounding bias and the predominance of target gender». Journal of Personality and Social Psychology (en inglés) (Asociación Estadounidense de Psicología) 124 (1): 22-48. ISSN 0022-3514. doi:10.1037/pspa0000314. Consultado el 4 de septiembre de 2023. «Across five studies (N = 5,204), we investigated implicit evaluations of targets varying in race, gender, social class, and age. Overall, the largest and most consistent evaluative bias was pro-women/anti-men bias ».
- Alice H. Eagly; Antonio Mladinic; Stacey Otto (Junio de 1992). «Are Women Evaluated More Favorably Than Men?: An Analysis of Attitudes, Beliefs, and Emotions». Psychology of Women Quarterly (Asociación Estadounidense de Psicología: Society for the Psychology of Women) 15 (2). ISSN 0361-6843. OCLC 643627756. doi:10.1111/j.1471-6402.1991.tb00792. Consultado el 4 de septiembre de 2023. «This research, therefore, provides strong evidence that women are evaluated quite favorably—in fact, more favorably than men ».
- John Tierney (verano de 2023). «The Misogyny Myth». City Journal (en inglés) (Manhattan Institute for Policy Research). Consultado el 4 de septiembre de 2023.
Bibliografía
- Farrell, Warren (2001). The Myth of Male Power (en inglés). Nueva York: Berkley Books. ISBN 978-0-425-18144-7.
- Farrell, Warren (2000). Women Can't Hear What Men Don't Say (en inglés). Tarcher. ISBN 1-58542-061-1.
- Synnott, Anthony (2009). Re-thinking Men: Heroes, Villains and Victims (en inglés). Londres: Routledge. ISBN 9781315606132. doi:10.4324/9781315606132.