Misterios gozosos
Los misterios gozosos son parte de la oración católica del Rosario, en concreto la primera de las cuatro series de cinco misterios, que tratan desde la Anunciación hasta la pérdida y hallazgo del Niño Jesús en el Templo.
La Anunciación

La Anunciación, cuadro de Fra Angelico
La Anunciación a la Virgen María y la Encarnación del Verbo (Annuntiatio)
«Al sexto mes el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David, el nombre de la virgen era María.»(Lc 1,26-27)
«La anunciación de María inaugura la plenitud de "los tiempos" (Gál 4,4), es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos.»(CIC, 484)
La Visitación

La Visitación, cuadro de Domenico Ghirlandaio.
La visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel (Visitatio).
«En aquellos días María se puso en camino y fue de prisa a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó de gozo el niño en su vientre, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando a voz en grito, dijo: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre".»(Lc 1, 39-42)
«La "visita" de María a Isabel se convirtió así en visita de Dios a su pueblo»(CIC, 717)
El Nacimiento de Jesús

Adoración del Niño, fresco de Fra Angelico.
El Nacimiento de Jesús en Belén (Nativitas)
«Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo Cirenio gobernador de Siria. Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.»(Lc 2,1-7)
«Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre (cf. Lc 2, 6-7); aquellos sencillos pastores son los primeros testigos del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo.»(CIC, 525)
La Presentación

Presentación de Jesús en el Templo, fresco de Fra Angelico.
La Presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén (Praesentatio)
«Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarlo, se le dio el nombre de Jesús, como lo había llamado el ángel antes de ser concebido en el vientre. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones, conforme a lo que se dice en la ley del Señor.»(Lc 2, 21-24)
«La circuncisión de Jesús, al octavo día de su nacimiento, es señal de su inserción en la descendencia de Abraham, en el pueblo de la Alianza, de su sometimiento a la Ley.»(CIC, 527)
La Pérdida y Hallazgo del Niño Jesús en el Templo

Jesús entre los doctores, fresco de Giotto.
Jesús encontrado por sus padres cuando era niño hablando con los Doctores de la Ley (Inventio in Templo).
«Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Y sucedió que al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles; todos los que le oían estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.»(Lc 2, 41-47)
«El hallazgo de Jesús en el Templo es el único suceso que rompe el silencio de los Evangelios sobre los años ocultos de Jesús. Jesús deja entrever en ello el misterio de su consagración total a una misión derivada de su filiación divina: "¿No sabíais que me debo ocupar de los asuntos de mi Padre?"»(CIC, 534)
Bibliografía
- Guardini, Romano (1995). El rosario de María. 73 páginas. Bogotá: Editorial San Pablo. ISBN 978-958-607-148-2.
Referencias
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