Nave oneraria
Una nave oneraria hace referencia a un tipo de barco de transporte, no sólo comercial sino también militar de la Antigua Roma
Origen del nombre
Al ser un término relativamente común lo tenemos en autores latinos importantes como Julio César quien lo nombra en su obra De bello civili donde nos da un claro ejemplo del uso de estas naves en el ámbito militar para el transporte de tropas.[1]
Características
La nave oneraria es un barco de carga que se caracteriza por tener un fondo redondeado y tener unas medidas diferentes dependiendo de su tipo y su casco podía ser simétrico o no, de tal manera que la proa y la popa podían encontrarse a una diferente altura dependiendo de si era simétrico o asimétrico. En la popa se encontraba el timonel, además de un habitáculo donde se podía situar la cocina, que se encargaba de dirigir la embarcación mediante unos remos colocados en la parte de atrás, controlados estos por una tabla con la que el timonel podía dirigir el rumbo.[2]
Estas naves usaban el viento para impulsarse y para ello usaban una vela cuadra situada en el mástil de la embarcación junto a otras velas auxiliares, aunque también utilizaban los remos, si era necesario, como en situaciones de escaso viento o de imposibilidad de usar las velas.[3] En cuanto al tonelaje, podían variar dependiendo de las necesidades comerciales pero se podría considerar como tonelaje medio alrededor de unas 70 toneladas, pero también podemos encontrar naves de unas 150 toneladas.[4]
Fuentes
Las principales fuentes para conocer la tipología de los barcos romanos se reducen a los pecios encontrados en el fondo del mar y a los mosaicos de zonas portuarias, que enseñan aspectos del ámbito marítimo como las naves onerarias. Así pues tenemos varios ejemplos de estos barco en los mosaicos del puerto de Ostia y gracias a ellos podemos saber más sobre la forma y los tipos de barcos.[5]
Los pecios encontrados bajo el agua permiten el desplazamiento de estas mediante el cargamento de las naves que solían contener restos cerámicos como ánforas o tinajas.[6] También es posible averiguar las características formales mediante los restos de las naves que quedan en estos pecios, que pueden servir para, por ejemplo, averiguar el método constructivo de las embarcaciones romanas, e incluso poder recrearlo en la arqueología experimental.[7]
Véase también
Referencias
- Commentarii de bello civili, Julio César, 50-40 a.C.
- Venturini, D. (2014). Valorización y gestión de los sitios arqueológicos sumergidos en el Archipiélago Toscano. (El caso del naufragio romano en la Localidad “Il Nasuto” de Marciana Marina en la Isla de Elba). Valencia: Universitat Politècnica de Valencia. p. 160-171.
- Blázquez Martínez, J.M.; García-Gelabert Pérez, M.P. (1990-91). «El transporte marítimo según las representaciones de los mosaicos romanos, relieves y pinturas de Ostia». LVCENTUM (IX-X): 5.
- Venturini, D. (2014). op. cit. p. 161.
- Blázquez Mártinez, J.M. (1990-1991). op. cit. p.1
- Alfaro Giner, C. (2007). «La Navegación Romana». Universida de Valencia: 5-20.
- Torre, F. (2000). «Un proyecto para la construcción de una nave oneraria romana». PH: Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (31º): 158-162.
Bibliografía
- Venturini, D. (2014). Valorización y gestión de los sitios arqueológicos sumergidos en el Archipiélago Toscano. (El caso del naufragio romano en la Localidad “Il Nasuto” de Marciana Marina en la Isla de Elba). Valencia: Universitat Politècnica de Valencia.
- Blázquez Martínez, J.M.; García-Gelabert Pérez, M.P. (1990-91). «El transporte marítimo según las representaciones de los mosaicos romanos, relieves y pinturas de Ostia». LVCENTUM (IX-X)
- Torre, F. (2000). «Un proyecto para la construcción de una nave oneraria romana». PH. Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 31: 158-162.
- Alfaro Giner, C. (2007). «La Navegación Romana». Valenciaː Universidad de Valencia.