Pablo Palacio

Pablo Arturo Palacio Suárez (Loja, 25 de enero de 1906 - Guayaquil 7 de enero de 1947) fue escritor y abogado ecuatoriano. Fue uno de los fundadores de la vanguardia en el Ecuador e Hispanoamérica, un adelantado en lo que respecta a estructuras y contenidos narrativos, con una obra muy diferente a la de los escritores del costumbrismo de su época.

Pablo Palacio
Información personal
Nombre de nacimiento Pablo Arturo Palacio Suárez
Nacimiento 25 de enero de 1906
Bandera de Ecuador Loja, Loja, Ecuador
Fallecimiento 7 de enero de 1947 (40 años)
Bandera de Ecuador Guayaquil, Guayas, Ecuador
Sepultura Cementerio General de Guayaquil
Nacionalidad Ecuatoriana
Educación
Educado en Universidad Central del Ecuador
Información profesional
Ocupación Escritor y abogado
Movimiento Vanguardismo y realismo social
Obras notables Un hombre muerto a puntapiés

Su producción literaria se condensa en tres libros: la colección de cuentos Un hombre muerto a puntapiés (1927), y las novelas Débora (1927) y Vida del ahorcado (1932).

Biografía

Infancia

Hijo de madre soltera, Clementina Palacio Suárez, fue inscrito en el Registro Civil como hijo de padre desconocido. Años después su padre, Agustín Costa, trató de reconocerlo como hijo y otorgarle el apellido, cuando Palacio ya gozaba de fama literaria, pero no lo aceptó.

De sus primeros años se cuenta que cuando tenía tres años de edad, en 1909, mientras la niñera encargada de su cuidado lavaba ropa, Pablo Palacio se cayó en La Chorrera de El Pedestal, un arroyo contiguo de la ciudad de Loja. Arrastrado por el torrente de agua rodó más de medio kilómetro y cuando fue rescatado, Pablo tenía todo su cuerpo estropeado. La anécdota que cuenta que esta caída le produjo 77 heridas en la cabeza es una exageración que contribuye al mito.

Su familia materna pertenecía a una ilustre estirpe de origen español «con escudo de nobleza y su sangre se halla de cruzada con las más linajudas del país». Por mala suerte la rama familiar a la que pertenecía Pablo Palacio se había empobrecido, y lo que es más grave aún, su madre falleció cuando el escritor era todavía un niño. Este hecho marcó para siempre la personalidad y psiquis de Pablo, razón por la cual el tema de la ausencia de la madre sería uno de los motivos más recurrentes en toda su obra literaria: poeta, cuentista y novelista. Palacio pasó a ser atendido por su tía Hortensia Palacio Suárez y sostenido económicamente por su tío José Ángel Palacio Suárez, hombre de cómoda posición económica. A los seis años ingresó en la Escuela de los Hermanos Cristianos, donde estudió entre 1911 y 1917. La inteligencia que demostraba Palacio alentó a su tío a pagar sus estudios medios y de los primeros años de Universidad. La secundaria la cursó en el Colegio Bernardo Valdivieso, en donde se distinguiría por ser uno de los mejores estudiantes.

Su primera publicación se hace en 1920, cuando Pablo tenía 14 años de edad. Se trata del poema Ojos Negros, que apareció en la sección La tribuna de los niños, de Iniciación, Revista de la Sociedad de Estudios Literarios del Colegio lojano, en donde realizó sus estudios secundarios.

En 1921 Pablo Palacio obtiene un accésit (mención de honor) en los Juegos Florales que Benjamín Carrión había llevado desde la capital de la república a la ciudad de Loja con el cuento El huerfanito, que a decir del crítico antes citado y que participó como presidente del jurado que lo premió, le parecía «una especie de cuento, vargasvillesco en la forma recortada y asintáctica, pero que acusaba cierta facilidad de disparate expreso, intencional. Entre descalificar al audaz que tomaba el pelo al jurado o premiarlo por curiosidad, optamos por lo último». Al momento de recibir el premio, el todavía adolescente Pablo Palacio puso en evidencia su carácter rebelde, puesto que se negó rotundamente a arrodillarse frente a la reina de belleza, de quien debía recibir un ramo de rosas y el premio.

Luego de graduarse de bachiller se traslada a Quito, y en octubre de 1924 ingresa en la Universidad Central de Ecuador con un excelente promedio, lo que alentó a su tío a pagarle los estudios de Jurisprudencia para más tarde titularse de abogado.[1] Durante su estadía en la ciudad capital, participó activamente del ambiente de agitación política y social que procedió y acompañó a la Revolución Juliana de 1925, capitaneada por un grupo de militares jóvenes de tendencia progresista. Palacio, junto a otros artistas de su generación, inició un sistemático cuestionamiento de los valores sociales y estéticos que desde las élites se imponían en el ámbito cultural y literario de la época, tanto en Quito como en el resto del país. En 1926, año en que se funda el Partido Socialista Ecuatoriano, Pablo Palacio, después de un concienzudo análisis, se inclina por el socialismo revolucionario de corte marxista.

Auge literario

En 1927 publica la colección de cuentos Un hombre muerto a puntapiés y la novela corta Débora. Después, en 1931, comienza a publicar algunos fragmentos de la novela subjetiva Vida del ahorcado.[1] Sus dos primeros libros se ubican como obras características del movimiento vanguardista latinoamericano.

Luego de la Guerra de los cuatro días (1932) que se libró en las calles de Quito, Manuel Benjamín Carrión Mora nombra a Pablo Palacio como subsecretario de Educación. Por entonces también hacía periodismo en el diario socialista La Tierra. En 1936 fue nombrado profesor de la Facultad de Filosofía de la U. Central y publicó su cuento Sierra.

Palacio es un antirromántico y en sus textos combate el romanticismo que se había convertido en un cliché. En su manera de parodiar los tópicos de estas tendencias literarias Palacio multiplica los efectos de la ironía.

Fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras, profesor de Literatura y Filosofía cuando era ministro de Educación Benjamín Carrión, ejerció la Subsecretaría del ramo; y fue segundo secretario de la Asamblea Constituyente convocada por el general Alberto Enríquez Gallo. Además fue subsecretario del Ministerio de Educación.[2]

Enfermedad y fallecimiento

En 1939 empieza a padecer trastornos mentales[2] y a quejarse «de trastornos estomacales». Se hizo una cura milagrosa que terminó con intoxicación. Fue a Salinas a una temporada de reposo. Volvió bronceado y aparentemente rebosando salud, pero le ocurrían cosas raras que asombraban a sus amigos: fugas, amnesias repentinas, desaparición de palabras que le cortaban las frases, distracciones prolongadas, ausencias en las que la realidad circundante se le escamoteaba y nerviosidad, irritabilidad inmotivada, mucha intranquilidad, todo lo que él jamás había sido. En casa de la familia Kingman hacía sus comidas, pero ya la locura había obnubilado parte de su razón y todo por culpa del maldito treponema pálido según se decía.

Por último, con sus facultades mentales alteradas, pasó algunos meses en la clínica psiquiátrica del Dr. Julio Endara hasta que su esposa, buscando mejor clima y la atención del Dr. Carlos Ayala Cabanilla, lo trasladó en 1940 a Guayaquil y habitaron una pobre casita de caña en 9 de Octubre y Carchi, y las veces que salía lo dejaba encerrado con llave o bajo la vigilancia de alguna amiga de confianza. El Dr. Angel Felicísimo Rojas hacía colectas entre los amigos para ayudar en los gastos. Después empezó a sufrir de largos periodos de abulia seguidos de otros de violencia y se volvió peligroso. En 1945 su esposa tuvo que internarlo en la clínica Psiquiátrica Lorenzo Ponce de Guayaquil del Dr. Carlos Ayala Cabanilla, donde prestó sus servicios como enfermero para cubrir el costo de un tratamiento que duró más de un año. En 1940 se internó en el hospital psiquiátrico.

Su locura se transformó en una de las grandes coartadas de los críticos que lo acallaron y se burlaron de él; pero Palacio escribió todos sus textos cuando estaba cuerdo, detalle que suele ser ignorado por quienes lo critican.[1]

Afectado por esta irreversible enfermedad, murió a las doce del meridiano del 7 de enero de 1947, en la sala San Juan de Dios, cama 27, del Hospital Luis Vernaza de la ciudad de Guayaquil, a la edad de 40 años.[1]

Matrimonio

Contrajo matrimonio en 1937, con Carmen Palacios Cevallos,[3] «la reina del Mundo intelectual capitalino», escultora y escultura como la describió su amigo el escritor José de la Cuadra y construyeron una hermosa casa en el norte de la ciudad, que llenaron de libros, de obras de arte, de cosas bellas. Al poco tiempo vendrían dos hijos, varón y mujer. La niña nació con retraso mental.

Obras

Publicaciones

Cuentos

La producción cuentística de Pablo Palacio se extendió de 1921 a 1930 e incluyó los siguientes relatos:[4]

Título
Fecha de publicación
Lugar de publicación
El huerfanito Junio de 1921 Loja, Revista Alba nueva
Amor y muerte Mayo-junio de 1922 Loja, Revista Alba nueva
El frío Febrero de 1923 Loja, Revista Inquietud
Los aldeanos Marzo-abril de 1923 Loja, Revista Inquietud
Rosita Elguero Marzo de 1924 Loja, Revista del Colegio Bernardo Valdivieso
Una carta, un hombre y algunas cosas más Junio de 1924 Loja, Revista Iris
Un nuevo caso de marriage en trois Diciembre de 1925 Quito, Revista América
Gente de provincias Enero-febrero de 1926 Quito, Revista América
Comedia inmortal Febrero de 1926 Quito, Revista Efigie
Un hombre muerto a puntapiés Abril de 1926 Quito, Revista Hélice
El antropófago Mayo de 1926 Quito, Revista Hélice
Brujerías Mayo de 1926 Quito, Revista Hélice
Las mujeres miran las estrellas Septiembre de 1926 Quito, Revista Hélice
¡Señora! Enero de 1927 Guayaquil, Revista Savia
Luz lateral Enero de 1927 Quito, Un hombre muerto a puntapiés
La doble y única mujer Enero de 1927 Quito, Un hombre muerto a puntapiés
El cuento Enero de 1927 Quito, Un hombre muerto a puntapiés
Relato de la muy sensible desgracia acaecida en la persona del joven Z Enero de 1927 Quito, Un hombre muerto a puntapiés
Novela guillotinada Septiembre de 1927 La Havana, Revista de Avance
Una mujer y luego pollo frito Mayo de 1929 Quito, Revista Llamarada
Sierra Octubre-noviembre 1930 Loja, Revista Universitaria

Evaluación de su obra y legado

El crítico peruano José Miguel Oviedo afirma:

"En la literatura ecuatoriana de su época, dominada por la llamada "generación del 30" (Jorge Icaza, Demetrio Aguilera Malta y otros), que implantó el canon social-realista, el tema indigenista y el fervoroso alegato ideológico como las características —algo monótonas— de la narrativa nacional, la brevísima obra de Pablo Palacio es una incómoda y discordante excepción. Esa cualidad singular e inasimilable de su producción condujo a una serie de malentendidos y confusiones que contribuyeron a oscurecer su aporte, que sólo en las dos últimas décadas ha empezado a revaluarse seriamente: todavía estamos descubriendo a Palacio, mientras, paradójicamente, muchos de los "realistas" de su tiempo pasan al olvido."

En 2015 se publicó el comic book Un hombre muerto a puntapiés, basado en su cuento de 1927, con adaptación y dibujos de Jorge Cevallos.[5]

Véase también

Referencias

  1. Mono grafías (ed.). «Biografía de Pablo Palacio». Consultado el 4 de enero de 2010.
  2. Biografías y vidas (ed.). «Biografía de Pablo Palacio». Consultado el 4 de enero de 2010.
  3. Pérez Pimentel, Rodolfo: Diccionario Biográfico Ecuador, tomo 15 - Carmen Palacios Cevallos
  4. Palacio, Pablo, 1906-1947. (2008). Obras completas (2. ed., 1. reimp edición). Libresa. ISBN 978-9978-49-102-7. OCLC 699997109. Consultado el 7 de abril de 2020.
  5. "Un hombre muerto a puntapies" se traslada al mundo del cómic El Comercio, 19 de noviembre de 2015

Bibliografía

Enlaces externos

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