Paradoja de la tolerancia

La paradoja de tolerancia fue descrita por el filósofo austríaco Karl Popper (1902-1994) en 1945. Es una paradoja enmarcada dentro de la teoría de la decisión. La paradoja declara que si una sociedad es ilimitadamente tolerante, su capacidad de ser tolerante finalmente será reducida o destruida por los intolerantes. Popper concluyó que, aunque parece paradójico, para mantener una sociedad tolerante, la sociedad tiene que ser intolerante con la intolerancia.

Para Popper, los únicos motivos para ser intolerante con otro intolerante son que éste recurra a la violencia y que no argumente en el ámbito de la razón: “Esto no quiere decir que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición sería, por cierto, poco prudente”. Popper plasmó esta teoría en su libro La sociedad abierta y sus enemigos. Según escribió, “la tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia… Tenemos por tanto que reclamar, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia”.[1]

Discusiones

El filósofo Karl Popper definió la paradoja en 1945 en La sociedad abierta y sus enemigos (volumen 1).[2]

Menos conocida es la paradoja de tolerancia: La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto como ellos, de la tolerancia. Con este planteamiento no queremos significar, por ejemplo, que siempre debamos impedir la expresión de concepciones filosóficas intolerantes; mientras podamos contrarrestarlas mediante argumentos racionales y mantenerlas en jaque ante la opinión pública, su prohibición sería, por cierto, poco prudente. Pero debemos reclamar el derecho de prohibirlas, si es necesario por la fuerza, pues bien puede suceder que no estén destinadas a imponérsenos en el plano de los argumentos racionales, sino que, por el contrario, comiencen por acusar a todo razonamiento; así, pueden prohibir a sus adeptos, por ejemplo, que prestan oídos a los razonamientos racionales, acusándolos de engañosos, y que les enseñan a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas. Deberemos reclamar entonces, en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes. Deberemos exigir que todo movimiento que predique la intolerancia quede al margen de la ley y que se considere criminal cualquier incitación a la intolerancia y a la persecución, de la misma manera que en el caso de la incitación al homicidio, al secuestro o al tráfico de esclavos.
Tenemos por tanto que reclamar, en el nombre de tolerancia, el derecho a no tolerar la intolerancia.
Karl Popper[2]

En 1971, el filósofo John Rawls concluye en su Teoría de la justicia que una sociedad justa tiene que tolerar al intolerante, o si no, la sociedad podría volverse intolerante, y por ello injusta. Aun así, Rawls también insiste, como Popper, que la sociedad tiene un derecho razonable a la supervivencia, que prima sobre el principio de tolerancia:

Mientras una secta intolerante no sea señalada como intolerante, goza de libertad, la que debe ser restringida solo cuándo los tolerantes, sinceramente y con razón, crean que su propia seguridad y la de las instituciones que garantizan la libertad están en peligro.
John Rawls[3][4]

En un trabajo de 1997, Michael Walzer preguntó «¿Debemos tolerar al intolerante?». Resalta que la mayoría de los grupos religiosos minoritarios que se benefician con una sociedad tolerante son, ellos mismos, intolerantes, al menos respecto a algunos temas. En un estado de derecho, las personas pertenecientes a esos grupos pueden aprender a tolerar, o al menos a comportarse «como si poseyeran esa virtud».[5]

Thomas Jefferson trató la idea de una sociedad tolerante en su primer discurso inaugural, preocupándose por quienes pueden desestabilizar el país y su unidad:

Dejemos que sus opiniones sean monumentos a la seguridad de que dichas opiniones erróneas pueden ser toleradas, así la razón es libre de combatirlas.[6]

Tolerancia y libertad de expresión

La paradoja de la tolerancia es importante en la discusión sobre si hay que establecer límites a la libertad de expresión. Popper afirmó que permitir libertad de expresión a aquellos que la utilizarían para eliminarla es una paradoja.[7] Rosenfeld declara «parece contradictorio extender la libertad de expresión a extremistas que... si triunfan, suprimirían sin dudar las opiniones de aquellos con los que discrepan», y llama la atención a que las democracias europeas occidentales y Estados Unidos tienen aproximaciones opuestas a la cuestión de tolerancia del discurso de odio.[8]

Homofilia e intolerancia

La relación entre homofilia (una preferencia para interaccionar con aquellos con opiniones similares) y la intolerancia se manifiesta cuando una persona tolerante se enfrenta al dilema de elegir entre establecer una relación positiva con un individuo tolerante perteneciente a un grupo diferente, o establecer una relación positiva con un miembro intolerante de su mismo grupo. En el primer caso, el intolerante perteneciente a su grupo desaprueba la relación establecida con el individuo del otro grupo, generando necesariamente una relación negativa con su par; mientras que en el segundo caso, la relación negativa hacia el individuo del otro grupo es aprobada por el intolerante, lo que promueve una relación positiva entre ambos individuos del mismo grupo.

Este dilema ha sido considerado por Aguiar y Parravano en Tolerando al intolerante: Homofilia, intolerancia y segregación en redes sociales, modelando una comunidad de individuos cuyas relaciones están gobernadas por una forma modificada de la teoría del equilibrio de Heider.[9][10][11]

Véase también

Referencias

  1. «Te ayudamos a entender la paradoja de la tolerancia de Popper sin que te explote la cabeza». ElHuffPost. 22 de septiembre de 2020. Consultado el 8 de octubre de 2022.
  2. Popper, Karl (1945): The Open Society and Its Enemies; volume 1: The Spell of Plato. Londres: Routledge, 1945; ISBN 0-415-29063-5 978-0-691-15813-6 (1.º volumen, editado por la Universidad de Princeton, 2013).
  3. Rawls, John (1971). A Theory of Justice. p. 220. ISBN 978-0-674-00078-0.
  4. Ding, John Zijiang (December 2014). «Introduction: Pluralistic and Multicultural Reexaminations of Tolerance/Toleration». Journal of East–West Thought 4 (4).
  5. Walzer, Michael (1997). On Toleration. New Haven: Yale University Press. pp. 80–81. ISBN 978-0-300-07600-4.
  6. «Thomas Jefferson, First Inaugural Address, Chapter 4, Document 33». The Founders' Constitution 1. University of Chicago Press. 2001. (impresión original: 1801). Reimpresión de: Richardson, James D., ed. (1896–1899). A Compilation of the Messages and Papers of the Presidents, 1789–1897. Washington, DC: United States Government Printing Office.
  7. Cohen-Almagor, Raphael (1994). «Popper's Paradox of Tolerance and Its Modification». The Boundaries of Liberty and Tolerance: The Struggle Against Kahanism in Israel. University Press of Florida. p. 25. ISBN 9780813012582.
  8. Rosenfeld, Michel (abril de 1987). «Review: Extremist Speech and the Paradox of Tolerance». Harvard Law Review 100 (6): 1457-1481. JSTOR 1341168. doi:10.2307/1341168.
  9. Aguiar, Fernando; Parravano, Antonio (2013). «Tolerating the Intolerant: Homophily, Intolerance, and Segregation in Social Balanced Networks». Journal of Conflict Resolution. doi:10.1177/0022002713498708.
  10. Heider, Fritz (1946). «Attitudes and Cognitive Organization». Journal of Psychology 21: 107-112. PMID 21010780. doi:10.1080/00223980.1946.9917275.
  11. Heider, Fritz (1958). The Psychology of Interpersonal Relations. New York: John Wiley. ISBN 9780898592825.

Enlaces externos

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