Placer (geografía)
Se llama placer o plácer a un banco de arena, fango o piedra llano y poco profundo, aunque también existen placeres acantilados, es decir, que no presentan dicha forma llana. Entre unos y otros los hay igualmente que son fondeaderos adecuados para las embarcaciones o bien otros que carecen de esta circunstancia por no tener fondo suficiente.
Sarmiento escribe placel. Se llamaban también placeres en las islas del Caribe las pesquerías donde se buscaban perlas e igualmente se daba esta denominación a las minas ricas de metales. Por semejanza se llaman placeres a los arenales en que remansa el agua de algunos ríos que acarrean granos de oro.
Placer, según Juan Pérez de Moya, es todo bajo de arena, y añade que esta denominación se dio por ironía a tales parajes porque no sería placer ir un navío navegando y asentarse en un bajo de arena sin poder ir atrás ni adelante.
Otros sin embargo lo entienden al revés que Moya: creen que la voz proviene del placer que en realidad ofrece al navegante el fondeadero de esta clase, donde la mar es mansa o nunca tan elevada como en el golfo y se considera libre de los riesgos y en realidad más descansado de las fatigas anteriores.