Reflejo gastrocólico

El reflejo gastrocólico o respuesta gastrocólica es un reflejo fisiológico que se produce en ciertos animales, incluyendo el ser humano, cuando los alimentos (sólidos y/o líquidos) llegan a un estómago vacío, provocando movimientos peristálticos en el tracto gastrointestinal (especialmente el colon). Este reflejo es el responsable del aumento de la necesidad de defecar que se produce a veces después de la ingestión.[1]

Mecanismo

Más que de un reflejo en el sentido habitual se trata de un reflejo neuro-hormonal. Un cierto número de neuropéptidos han sido propuestos como mediadores del reflejo, incluyendo la gastrina (aunque algunos autores niegan su influencia), la serotonina,[2] la neurotensina[3] y la colecistoquinina.[4]

Fases del reflejo

En este reflejo existe una fase cefálica discutida por algunos, y está dada por estímulos visuales y olfativos, al percibir la comida. El desencadenante principal es la distensión del estómago provocada por la llegada de alimentos o líquidos.[5] El reflejo puede ser provocado por el suministro rápido de fluidos, por vía de sonda nasogástrica.[6] Influye la composición y sobre todo la cantidad de grasas presentes en el quimo.[7]

Trastornos asociados

Niños

En los tres o cuatro primeros meses de vida, el reflejo gastrocólico puede exacerbarse en ciertas ocasiones, debido a una inmadurez vagal, produciendo dolor abdominal de tipo cólico durante las tomas o justo después de ellas.[1] En estos niños se pueden producir borborigmos abdominales tras el comienzo de la ingesta, así como expulsión de heces y dolor, que obligan a detener la toma. En otras ocasiones, el niño afectado hará esfuerzos de defecación justo después de mamar, encogiendo las piernas, llorando y agitándose a causa del dolor de los cólicos.

Adultos

Con la edad, este reflejo desaparece generalmente.[8]

En la edad adulta, la existencia de una respuesta motora colónica exagerada puede ser un síntoma del síndrome del intestino irritable.[4] Los mecanismos involucrados en esta hiperreactividad motora parecen estar relacionados con el funcionamiento de las interrelaciones entre el sistema nervioso entérico y las fibras musculares lisas del tubo digestivo.[9]

Tratamiento de la hiperreflexia

Niños

Se favorecerá la lactancia materna y, en niños que sigan una alimentación artificial, los preparados alimenticios fáciles de digerir.[1] Los medicamentos, si son necesarios, se utilizarán siempre bajo supervisión médica y de manera moderada.[1]

Referencias

  1. Manual Del Residente en Pediatría 2. 1997. Consultado el 29 de enero de 2017.
  2. Sikander, Arbab; Rana, Satya Vati; Prasad, Kaushal Kishor (1 de mayo de 2009). «Role of serotonin in gastrointestinal motility and irritable bowel syndrome». Clinica Chimica Acta 403 (1): 47-55. doi:10.1016/j.cca.2009.01.028. Consultado el 12 de julio de 2017.
  3. R. Brown, David (2012). Gastrointestinal Regulatory Peptides (en inglés). Springer Science & Business Media. p. 281. Consultado el 12 de julio de 2017.
  4. Sjölund, K.; Ekman, R.; Lindgren, S.; Rehfeld, J. F. (1996). «Disturbed Motilin and Cholecystokinin Release in the Irritable Bowel Syndrome». Scandinavian Journal of Gastroenterology 31 (11). Consultado el 29 de enero de 2017.
  5. Meletti Madile, Beatriz; Márquez, Susana; Nocito, Ana Lía (2006). «Enfermedad de Chagas-Mazza». Cátedra de Fisiología Humana. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Rosario. Consultado el 26 de febrero de 2017.
  6. Monina, M. I.; Vespoli Pucheu, M. V.; Vera, O. A (2012). «Evaluación del reflejo gastrocólico y de la integridad anátomo fisiológica intestinal como base del protocolo de exploración del aparato digestivo de los equinos». Ciencia Veterinaria 14 (1): 27-53. Consultado el 25 de febrero de 2017.
  7. Tresguerres, J. A. F.; Ariznavarreta, C.; Cachofeiro, V. (2005). Fisiología humana (3 edición). Mc Graw Hill. p. 747.
  8. Bisiacchi, Bárbara. «34 Motilidad gastrointestinal». En Dvorkin; Cardinali; Iermoli, ed. Best & Taylor. Bases Fisiológicas de la Práctica Médica. (14 edición). Ed. Médica Panamericana. p. 603. Consultado el 29 de enero de 2017.
  9. D´Angelo, J. (2012). «Sindrome de intestino irritable 2». Consultado el 25 de febrero de 2017 edición=.
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