Seguimiento médico

El seguimiento médico es un proceso de atención sanitario que continua a otra intervención diagnóstica o terapéutica, con el objetivo de finalizar el episodio de atención iniciado para conseguir su completa recuperación, o de mantener un estado de salud satisfactorio en enfermedades crónicas.[1][2]

Características

"El médico y su paciente", de Jan Havicksz Steen.

El seguimiento lo puede realizar el mismo médico o equipo sanitario que ha iniciado el episodio de atención, o derivarlo a otro más próximo a la residencia del paciente. Se aplica tanto en atención primaria (centro de salud, domilio del paciente), como en atención especializada (consultas externas, ambulatorios, hospitales de crónicos).[3]

Durante el seguimiento el paciente también recibe actividades médicas preventivas, diagnósticas, terapéuticas o rehabilitadoras para comprobar y favorecer que haya una evolución correcta. También sirve para detectar nuevos problemas de salud, o complicaciones durante el curso de la atención.

Las características del seguimiento médico son muy variables, y dependen tanto de la intervención inicial aplicada, como de la situación del paciente en cada momento. También influye la historia natural de la enfermedad, así como los recursos sanitarios humanos y materiales disponibles. Es clave la relación médico-paciente, este debe comunicar los síntomas que padece así como sus expectativas, dudas o problemas que vayan surgiendo. El médico, y en general todos los profesionales sanitarios, deben atender clínicamente al paciente, pero también es su obligación asesorarle y reponder a sus necesidades físicas, psicológicas y sociales en función de sus recursos y formación.

Según el tipo de problema de salud atendido, el seguimiento puede ser individualizado (ejemplo: curas postquirúrgicas, controles analíticos, ajustes farmacoterapéuticos) o colectivo (ejemplo: terapias de grupo, preparación al parto, etc) para favorecer la reinserción del paciente en su vida familiar, social y profesional.

El paciente es informado sobre el curso evolutivo esperado de su enfermedad y de su pronóstico, con el afán de que sea el protagonista de las decisiones sanitarias críticas para que las tome directamente o que delegue en su médico o en otra persona. Ejemplo: aceptar una intervención quirúrgica o no, o una prueba complentaria, o un tratamiento farmacológico, o actividades de rehabilitación, etc.

Véase también

Referencias

  1. Wagner EH, Austin BT, Von Korff M. Organizing care for patients with chronic illness. Milbank Q. 1996;74:511-44.
  2. Coleman K, Austin BT, Brach C, Wagner EH. Evidence on the chronic care model in the new millennium. Health Affairs. 2009;28:75-85.
  3. Gérvas J. La gestión de casos y de enfermedades, y la mejora de la coordinación de la atención sanitaria en España. Gac Sanit. 2008;22(Supl 1):163-8.
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