Sergio de Capadocia
San Sergio de Capadocia (o San Sergio de Cesarea) (f. Cesarea de Capadocia, 304) fue un monje y mártir durante la persecución de Diocleciano.
San Sergio de Cesarea o Sergio de Capadocia | |||
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Información personal | |||
Nacimiento | Segunda mitad del siglo III | ||
Fallecimiento |
304 Cesarea de Capadocia | ||
Información profesional | |||
Ocupación | Monje | ||
Información religiosa | |||
Canonización | Precongregración | ||
Festividad | 24 de febrero | ||
Venerado en |
Iglesia Católica Iglesias Orientales | ||
reconocimientos
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Leyenda y milagro
Poco se sabe de su auténtica vida. La tradición narrada posteriormente sobre su martirio, dice que anualmente se celebraban en Cesarea unas fiestas en honor a Júpiter. En el 304 llegó desde Roma un nuevo gobernador de Armenia y Capadocia, Sapricio. El emperador Diocleciano le había encargado la persecución de los cristianos de Capadocia, cada vez más numerosos.
Sergio, un anciano que se había convertido al cristianismo para llevar una vida de eremita, se acercó al gobernador Sapricio y le acusó de que estuviera rindiendo homenaje a aquellos dioses. Entonces, Sergio rezó una plegaria y, al instante, las imágenes romanas se agrietaron y los fuegos de los sacrificios se apagaron milagrosamente. Sapricio, creyendo que Sergio había ofendido a los dioses, le arrestó y después de juzgarlo, lo condenó a muerte. Lo torturaron y lo decapitaron.
Se dice que los cristianos recogieron su cuerpo y lo enterraron en una casa piadosa. Una leyenda muy posterior narra que el cuerpo fue trasladado a Badalona.[1]