Bufo (teatro)
Bufo, bufos o teatro bufo, en el contexto de la dramaturgia, se llama a un género de teatro popular, de estilo mixto, satírico y musical, emparentado con la zarzuela, el sainete, la parodia y el apropósito.[1] Tuvieron especial popularidad los "bufos habaneros" en Cuba, y los "bufos madrileños" trasplantados de París a la capital española por el actor, dramaturgo y empresario Francisco Arderius.[2]
Historia
Como su propio nombre delata (bufo, burlón, grotesco, chocarrero),[3] el teatro bufo tuvo su precedente directo en la opereta francesa,[nota 1] con raíces en las variantes humorísticas de la ópera italiana, y encarnándose en el cantante cómico que interpreta papeles de gracioso.
Los bufos cubanos
Como todos los derivados del teatro bufo, los bufos cubanos solían ser piezas breves que no excedían los dos actos y que alternaban partes habladas con pasajes musicales de corte ligero y amable. El argumento, burlesco y muchas veces sin pies ni cabeza, ridiculizaba mitos y grandes temas. Se desarrollaron en Cuba durante el siglo XIX y constituyen un capítulo muy personal de la vertiente costumbrista de la cultura cubana.
Hay noticia del debut de los "Bufos Habaneros" en el teatro Villanueva, el 31 de mayo de 1868. El éxito popular de la fórmula propició que en poco tiempo surgiesen siete conjuntos más, convirtiéndose en una alternativa a los espectáculos predominantes en aquel momento: la ópera italiana, la zarzuela y el drama español, propios del contexto de aquella sociedad colonial.[4]
Alejo Carpentier, ya en 1945, recogió el dato de la politización del teatro bufo cubano en la segunda mitad del siglo XIX, y en especial durante la Guerra de los diez años; las críticas y burlas contra la autoridad colonial española provocaron que los bufos fueran prohibidos en la isla por varios años.[5]
Bufos madrileños
Los "bufos" («bouffes») fueron presentados en Madrid en 1866 por la compañía de "Bufos Madrileños" creada por Francisco Arderius, siguiendo el modelo parisino de Offenbach.[6][7][8]
A su regreso de un viaje a París en 1865, Arderíus, cantante mediocre y excelente cómico, tomó como referencia la aceptación que había tenido la zarzuela Los dioses del Olimpo, para poner en práctica un nuevo juguete cómico que revolucionaría el gallinero teatral madrileño. La presentación del invento se hizo el 22 de septiembre de 1866 en el Variedades (teatro popular que Arderíus re-bautizó con el nombre de Teatro de la Compañía de los Bufos Madrileños), poniendo en escena El joven Telémaco, una obra de Eusebio Blasco y el maestro Rogel, que resultó un éxito.[nota 2] Con Arderíus estaban otros libretistas y músicos como Ruiz, Escríu, Orejón y Cubero, Sampelayo y Gómez, Bardan, Rey, Celsa Fontfrede y Hueto. Y con ellos Manuel del Palacio, Eusebio Blasco y Eduardo Saco, que para celebrar el aniversario del nacimiento de Arderíus crearon Tanto corre como vuela.[nota 3] También se representaron El conjuro, entremés de Calderón de la Barca, refundido por Ayala, con música de Arrieta; El pavo de Navidad un apropósito de circunstancias, de Ricardo Puente y Brañas y Francisco Asenjo Barbieri, y una larga lista de populares éxitos.[9] El cronista isabelino Carlos Cambronero remata su información anotando que en enero de 1867 tuvo lugar en el mencionado Teatro Novedades un gran concierto clásico bufo, parodia de los de Barbieri, firmada por Arderíus, Escríu, Cubero y Orejón.
En 1868, buscando mayor aforo, los "bufos" se trasladaron al Teatro del Circo donde continuarían con similares éxitos hasta el otoño de 1872.[10] Arderíus y sus bufos disolvieron la compañía en enero de 1873, cuando representaban El tributo de la cien doncellas]], con música del maestro Barbieri.[11]
Los bufos y los maestros del realismo español
Resulta curioso observar la atracción que un fenómeno popular como los "bufos" produjo en la plana mayor de los novelistas del realismo español, incluyéndolos en sus argumentos y opinando o analizándolos cuando se trataba de obras de crítica literaria. Sirva como referencia esta breve relación:[nota 4][12]
- Juan Valera arremete contra los "bufos", su origen y sus consecuencias sociales en su libro Pasarse de listo.[13]
- Benito Pérez Galdós los defendió en su etapa de periodista costumbrista y llegó a incluirlos en sus novelas (Doña Perfecta).[14]
- Otros autores contemporáneos que se acercaron al fenómeno teatral fueron. por ejemplo: José María de Pereda (en Escritos de juventud y Esbozos y rasguños), Emilia Pardo Bazán en La cuestión palpitante) y Pedro Antonio de Alarcón en Juicios literarios y artísticos.[15]
Véase también
Notas
- En el París del siglo XIX, «bouffes» eran tanto los locales donde se representaba este subgénero como sus intérpretes. Bouffes Parisiens llamó el compositor francés Jacques Offenbach (1819-1880) al local que inauguró para representar sus propias obras.
- Se ha convenido entre los cronistas que fue de esta zarzuela de donde surgió el hábito de llamar "suripantas" a las coristas, por un coro de mujeres que imitando la eufonía griega con palabras desatinadas, cantaban este estribillo sin sentido: «Suripanta la suripanta, macatrunqui de somatén, sunfáriben sunfaridon, melitónimen sonpén».
- Aparecía en escena, sobre un pedestal, el busto de Arderíus, con tal propiedad y una inmovilidad tan absoluta, que el público no pudo reconocer al actor en la aparente escultura, hasta que le vio salir del pedestal y bajar al proscenio para saludar a los espectadores.
- María del Pilar Palomo analiza el tema en su estudio Movimientos literarios y periodismo en España, y da noticia de una crítica muy favorable publicada por Galdós en el diario La Nación, tras los ataques que el crítico teatral de otro diario de la época, El Imparcial, había escrito contra un espectáculo que se regodeaba ridiculizando dicho diario madrileño. En esa misma línea de escándalo académico escribía por esas mismas fechas el ilustre José Yxart (el que sería primer editor de La Regenta, de "Clarín"), tachando los "bufos" como ‹apoteósis de la grosería, de lo innoble y plebeyo›.
Referencias
- Emilio Casares Rodicio: "Historia del teatro bufo, 1866-1881"; artículo en Crónica y dramaturgia, Cuadernos de Música Iberoamericana, vol. 2-3, Madrid, 1997.
- Suárez Perales, 2003, p. 136.
- El Diccionario de la Real Academia Española tiene una definición para bufo.
- Artículo sobre el teatro bufo cubano. Archivado el 21 de septiembre de 2013 en Wayback Machine. Consultado el 20 de septiembre de 2013
- Carpentier, Alejo (1945). La música en Cuba. México, Fondo de Cultura Económica. p. 161. ISBN 9789681602505.
- Casares, Emilio. «Francisco Asenjo Barbieri: El hombre y el creador». Revisado el 20 de septiembre de 2013
- Ficha en la BVMC de un estreno en el Teatro de los Bufos de Arderius. Consultado el 22 de septiembre de 2013
- Emilio Casares Rodicio: "Historia del teatro de Bufos, 1866-1881 Crónica y dramaturgia". Cuadernos de música iberoamericana, ISSN 1136-5536, Vol. 2-3, 1997, págs. 73-118
- Cambronero, 1913, pp. 19-20.
- De Répide, 1981, p. 583.
- Barrera, 1983, p. 76.
- La prensa y los géneros literarios en la etapa realista (enlace roto disponible en Internet Archive; véase el historial, la primera versión y la última).
- Valera contra los "bufos".
- Galdos a favor de los "bufos".
- Teatro Bufo, Madrid, Espasa-Calpe (Selecciones Austral, 18), 1986.(Edición de F. Torres Monreal).
Bibliografía
- Barrera, Antonio (1983). Crónicas del género chico y de un Madrid divertido. Madrid: El Avapies. p. 71-77. ISBN 84-86280-02-8.
- Cambronero, Carlos (1913). «Crónicas del tiempo de Isabel II: Teatro de Variedades». (en dominio público). La España Moderna (Madrid).
- Casares Rodicio, Emilio (1993). El Teatro de los Bufos o una crisis en el teatro lírico del XIX español (48). Madrid: AnM.
- de Répide, Pedro (2011). María Isabel Gea, ed. Las calles de Madrid. Madrid: Ediciones La Librería. ISBN 9788487290909.
- Suárez Perales, Ana (2003). El Teatro en Madrid. Madrid: La Librería. ISBN 8495889587.