Tratado de Troyes (1564)

El tratado de Troyes de 1564 fue un acuerdo de amistad, paz y comercio celebrado entre Inglaterra y Francia, que junto con la Paz de Cateau-Cambrésis marcó el final de los enfrentamientos habidos entre ambas potencias durante la primera mitad del siglo XVI.


Inglaterra
Inglaterra
Francia
Francia
Para el acuerdo del mismo nombre firmado en 1420, véase tratado de Troyes.

Antecedentes

Isabel I de Inglaterra
Carlos IX de Francia

Durante las guerras italianas que asolaron Europa en la primera mitad del siglo XVI, Inglaterra y Francia habían alternado alianzas con enfrentamientos. Agotados todos los contendientes por un gasto humano y económico excesivo, se avinieron a firmar la Paz de Cateau-Cambrésis de 1559, con la que este conflicto terminaría.

En 1562 Inglaterra firmó el tratado de Hampton Court por el que Isabel I se comprometía a dar su ayuda a los hugonotes de Luis I de Borbón-Condé, durante la guerras de religión de Francia, en un intento por recuperar Calais, perdido durante la guerra anterior.

Acuerdos

A la firma del tratado, celebrado el 11 de abril de 1564 en la ciudad francesa de Troyes, asistieron Nicholas Throckmorton y Thomas Smith, embajadores ingleses en Francia en representación de la reina Isabel I de Inglaterra y Jean de Morvilliers, obispo de Orleans, y Jacques Bourdin, secretario del rey, enviados por Catalina de Médici, regente de Francia durante la minoría de edad de Carlos IX. Los principales puntos acordados fueron:[1]

  • Compromiso de paz y no invasión.
  • Asistencia mutua en caso de invasión por terceros países.
  • Libertad de circulación y de comercio para los ciudadanos de ambos países en territorios de la otra parte firmante.
  • Respeto mutuo a las naves.
  • Negación de acogida en los puertos de ambos países a personas acusadas de rebeldía o traición a cualquiera de las dos coronas.
  • Liberación de los presos de ambas partes habidos durante las guerras anteriores.
  • La paz así acordada incluiría además al Sacro Imperio Romano Germánico, España, Escocia, Dinamarca, Suecia y el Ducado de Saboya.

Repercusiones

A pesar de la declaración de buenas intenciones de ambos firmantes para con España, la firma del tratado, dando inicio a la colaboración anglo-francesa, provocaría los recelos de España, en un período en el que las relaciones entre esta e Inglaterra comenzaban a deteriorarse.[2] En la década siguiente, durante el desarrollo de la guerra de Flandes en los Países Bajos, Inglaterra y Francia se aliarían contra España según el tratado de Blois de 1572.

Referencias

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