Víctor Mideros

Víctor Mideros Almeida (San Antonio de Ibarra, 28 de marzo de 1888Quito, 9 de octubre de 1967), fue un pintor ecuatoriano de los movimientos impresionista y simbolista.

Víctor Mideros Almeida
Información personal
Nacimiento 28 de marzo de 1888
San Antonio de Ibarra (Ecuador)
Fallecimiento 9 de octubre de 1967 (79 años)
Quito (Ecuador)
Nacionalidad Ecuatoriana
Familia
Padres Federico Mideros
Carmen Almeida
Cónyuge María Eloísa Navarrete Torres
Hijos Boanerges Mideros
Raúl Mideros
Enma Mideros
Mariana Mideros
Información profesional
Ocupación Pintor
Movimientos impresionismo, simbolismo
Distinciones véase Reconocimientos
Firma

Biografía

Nació en el pueblo de San Antonio de Ibarra el 28 de marzo de 1888, siendo hijo legítimo del terrateniente y comerciante Federico Mideros y su esposa, Carmen Almeida.[1] Sus hermanos Enrique y Luis también se destacaron en los campos de la pintura y la escultura respectivamente.[2] Sus estudios formales de primaria los cursó en su pueblo natal, mientras que los de secundaria en el Colegio Seminario de la ciudad de Ibarra, de donde se graduó en 1905.[3]

Vida familiar

Contrajo matrimonio con María Eloísa Navarrete Torres alrededor de 1930, con quien tuvo cuatro hijos:[1]

  • Boanerges Mideros Navarrete, pintor
  • Raúl Mideros Navarrete, arquitecto
  • Enma Mideros Navarrete, religiosa
  • Mariana Mideros Navarrete, religiosa

Al final de su vida padecía de afecciones cardiacas y falleció en la ciudad de Quito el 9 de octubre de 1967, a los 81 años de edad, dejando inconclusa su obra Maranatha (Ven, Espíritu Divino).[3] Sus últimos años los vivió en una gran casa esquinera ubicada en la avenida 10 de Agosto y calle Portoviejo, donde también tenía su estudio de arte.[1]

Formación artística

Después de haber aprendido a temprana edad las bases de la acuarela y la pintura al óleo en los talleres de los maestros Luis Toro Moreno y Rafael Troya,[3] en 1906 Mideros viajó a Quito para seguir medicina en la Universidad Central, a la par que estudiaba en la Escuela de Bellas Artes.[2] En 1915 obtuvo la medalla de oro en la Exposición Nacional. Al año siguiente ganó el premio a la pintura de figura humana en la II Exposición Anual de Bellas Artes con un retrato de Inés Navarro Gardin, una joven quiteña a quien daba clases de pintura. En 1917 consiguió el primer premio de la primera edición del Salón Mariano Aguilera.[1]

En 1918, y tras retratar a una de las hijas del presidente Alfredo Baquerizo Moreno, éste le nombró secretario de la Embajada de Ecuador en Italia con el fin de que Mideros pudiera ampliar sus conocimientos artísticos durante su estadía en Roma.[3] Antes de partir en 1919, dejó varias obras, sobre todo costumbristas que retrataban a indígenas y paisajes andinos, y el mural que decora la capilla de la Catedral Metropolitana donde descansan los restos de Antonio José de Sucre.[1] ? Mientras estuvo en Italia asistió a las Escuelas de pintura italiana, inglesa y española, donde pudo perfeccionar aún más su técnica.[2] En 1921 viajó a Francia y España, donde se convirtió en miembro del Círculo Internacional de Artistas y de la Academia de Bellas Artes San Fernando. En 1922, mientras vivía en New York con su hermano Luis, éste sufrió un atentado del Ku Kux Klan del que afortunadamente salió ileso, por lo que Víctor pintó en agradecimiento el lienzo Mi Reino no es de Este Mundo, que obsequió al convento de Santo Domingo en Quito.[1]

Regresó a Ecuador en 1924 y fue nombrado profesor de la Academia de Bellas Artes, de la que fue también director entre 1933 y 1937, época en la que se convirtió en el pintor de moda de la alta sociedad quiteña.[2] La mayor parte de su trabajo tras el regreso al país se lo debió al apoyo de su mayor mecenas y protectora, la aristócrata viuda María Augusta Urrutia, para quien pintó entre otras obras una afamada serie de siete arcángeles.[4]

Técnica y valoración

"Síntesis de la Historia del Ecuador". Friso exterior de la fachada del Palacio Legislativo de Ecuador.

Se puede afirmar que la obra de Mideros, iniciada dentro de un naturalismo de tendencia impresionista, alcanzó sus mejores logros en el tema religioso, al que matizó con cierto esoterismo de raíz simbólica y claro origen rosacruciano.[5] Él mismo solía decir que pintaba sus obras con la paleta de Dios, porque utilizaba los siete colores del arco iris y un profundo estudio del color, logrando así iluminar sus pinturas.[4]

Jueces, profetas, la Virgen y Cristo en los estertores de su agonía o en la impotente majestad de su resurrección, encarnan los motivos fundamentales de este pintor, que encontró en la Biblia un manantial perenne de inspiración.[5] Extraños signos de presagio imprimen su obra un matiz, más que místico, religioso. En ella se adivinan y columbran los invisibles resplandores de la ciudad de Dios, siempre diluida en la más lejana perspectiva, como una promesa inalcanzable.[5]

Según Rodríguez Castelo: Mideros pintaba en una luz penumbrosa, con ojos de iluminado, tocado con un gran gorro de piel. Había dado definitivamente el paso del simbolismo - que es tan rico y hondo poéticamente - a la alegoría que no es sino una suerte de amplificación retórica. Su pintura no era ya enigmática: era catequética.[6]

Fue ponderado por el gran poeta José Rumazo González en la publicación titulada "El Arte de Mideros", donde lo califica como un autor religioso continuador de la larga tradición pictórica de Ecuador junto a artistas como Miguel de Santiago, Nicolás Javier de Goríbar, Manuel de Samaniego, y Joaquín Pinto. De todos ellos trazaría el paralelismo entre Goríbar y Mideros a través de la serie de Los Profetas del primero y Los Heraldos del segundo. Destacaría la ficción como tema de la siguiente manera:[7]

El autor del Dolor de Pensar ha comprendido que el arte demasiado naturalista liquidó su misión cuando se hicieron a la luz los descubrimientos mecánicos para reproducir las cosas, por esto, desde hace mucho tiempo ha ido a la deformación, ya por la anatomía, ya por el color, hasta hace poco dentro del antiguo organismo de las partes de la composición, y novísimamente con un constructivismo plástico propio de él.

Breve listado de su obra

Nave central de la Iglesia de La Merced, donde se encuentran varias pinturas de Victor Mideros

Sus obras más conocidas son:[7]

  • Lienzos de la Iglesia de La Merced
  • Los diez cuadros dedicados a Santa Mariana de Jesús
  • Espejo de Justicia, en el edificio Centro Universitario Católico
  • Dibujos y bocetos: arte cósmico
  • Cuadros dedicados al "Milenarismo" como Escrituras, Profecías y Revelaciones
  • Los siete días de la creación
  • Santo predicando a las avecillas del Señor
  • Alma mía
  • Retrato de los siete arcángeles
  • El Camino de la vida
  • Las dos Sombras
  • El peregrino
  • El dolor de pensar
  • Castillo iluminado
  • Las tres visiones
  • Puerta del misterio
  • Etapas del alma
  • Palingenesia
  • Las siete esferas del color
  • Señales del segundo advenimiento
  • El maestro
  • Pinturas con indigenistas como el cuadro Inti-Raimi
  • Síntesis de la Historia del Ecuador, mural del Palacio Legislativo

Reconocimientos

Portada de la crítica escrita por su amigo, José Rumazo

Premios

  • Medalla de oro en la Exposición Nacional (1915)
  • Premio a la pintura de figura humana en la II Exposición Anual de Bellas Artes (1916)
  • Primer premio del Salón Mariano Aguilera (1917)
  • Primer premio del Salón Mariano Aguilera (1924)
  • Primer premio del Salón Mariano Aguilera (1956)

Distinciones

Entre otras, Víctor Mideros fue condecorado con las siguientes distinciones honoríficas por su trabajo:[3]

Homenajes

Véase también

Referencias

  1. Pérez Pimentel, Rodolfo (1987). Diccionario Biográfico del Ecuador, tomo 3. Guayaquil: Universidad de Guayaquil. Consultado el 3 de marzo de 2016.
  2. MCN Biografías. «Mideros Almeida, Víctor (1888-1967)». Consultado el 3 de marzo de 2016.
  3. Avilés Pino, Efrén. Enciclopedia del Ecuador (web). Guayaquil. Mideros, Víctor.
  4. «Casa Museo María Augusta Urrutia» (web). Quito: Fundación Mariana de Jesús. Archivado desde el original el 19 de mayo de 2016. Consultado el 3 de marzo de 2016.
  5. Historia del Arte Ecuatoriano (primera edición). Quito: Salvat Editores Ecuatoriana S.A. 1977. p. 24.
  6. Rodríguez Castelo, Hernán. «Panorama del Arte». Biblioteca ecuatoriana de la familia (Quito: Editorial El Conejo) (Nº9).
  7. Rumazo González, José (1937). El Arte de Mideros. Consultado el 27 de marzo de 2023.

Enlaces externos

Este artículo ha sido escrito por Wikipedia. El texto está disponible bajo la licencia Creative Commons - Atribución - CompartirIgual. Pueden aplicarse cláusulas adicionales a los archivos multimedia.