Vicios de redacción

Se llama vicios de redacción a todas aquellas prácticas en la escritura que no corresponden a ciertas normas de escritura o que dificultan la comprensión de una idea.

Los principales vicios de redacción son los siguientes:

Barbarismo

Según la Real Academia Española: "Incorrección lingüística que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios".[1] Hay distintas clases de barbarismos, por ejemplo, los de tipo fonético, como pronunciar o escribir los vocablos con alguna forma de incorrección (interperie, en lugar de intemperie); otro tipo es cuando se añaden letras a una palabra que actualmente no las tiene (disgresión, en lugar de digresión).[2]

Los extranjerismos innecesarios también son considerados barbarismos.

Pleonasmo o redundancia

Es un enunciado que incluye vocablos innecesarios para que éste tenga sentido completo. Generalmente los hablantes usan pleonasmos para añadir expresividad a lo dicho, pero deben evitarse en la expresión escrita.

Martínez de Souza explica que hay pleonasmos correctos e incorrectos. Sobre los primeros menciona que "la expresión del lenguaje vivo presenta situaciones donde la no repetición de la idea hace que la lengua sea inexpresiva. Por ejemplo, no se puede decir, con energía o enfado, ¡Sube y bájame ese libro!, lo natural es que se diga ¡Sube arriba y bájame ese libro! Así pues hay pleonasmos que son correctos o, al menos, no condenables, como subir arriba, bajar abajo, volar por los aires, verlo con los propios ojos.[3]

Sobre los pleonasmos incorrectos, el mismo autor pone como ejemplos aquellos casos en donde la redundancia no aporta expresividad (la ley está en vigor actualmente [porque lo que está en vigor es actual]; periodo de tiempo [ya que periodo se define como "tiempo"]; conclusiones finales [toda conclusión es final]; resumir brevemente [todo resumen es breve]).

Hipérbaton

Es una figura de construcción que consiste en invertir el orden natural sintáctico que habitualmente tienen las palabras en el discurso; en el español este orden es sujeto + verbo + complemento(s). Por sí solo no constituye un vicio; sin embargo, se recomienda no abusar de esta figura (ejemplos de hipérbaton: Las ventanas limpia Inés, en lugar de Inés limpia las ventanas; El perro sus primeros paseos daba en la montaña, en lugar de El perro daba sus primeros paseos en la montaña).

Abuso de pronombres

Es una tendencia del habla coloquial que debe evitarse en la expresión escrita, ya que, además de que en muchas ocasiones se considera incorrecto, puede causar confusión (ejemplo de abuso de pronombres: Las manos tenemos que protegérnoslas del cloro, en lugar de Tenemos que protegernos las manos del cloro).

Anfibología

Se presenta cuando el acomodo de los elementos dentro de una oración da lugar a más de una interpretación (Se venden alfombras para su casa de Marruecos [¿qué es de Marruecos, la casa o las alfombras?]; tal vez se quiso decir lo siguiente: Se venden alfombras de Marruecos para su casa. Otro ejemplo sería: Gerardo fue quien me entregó la lista cuando era jefe de grupo, (¿quién era el jefe de grupo: ¿Gerardo o quien recibió la lista?) Tal vez se quiso decir: Cuando Gerardo era jefe de grupo me entregó la lista.[4] De igual manera podría ser se bajó del caballo sin darse cuenta (¿el caballo o él? tal vez quiso decir: se bajó del caballo y él no se dio cuenta de que lo hizo).

Usos incorrectos de algunas preposiciones

  • "A"
A menudo desplaza a "de" (no es olla a presión, sino olla de presión; no es vestido a rayas, sino vestido de rayas[5]).
  • “De”
Sustituye en ocasiones, indebidamente, a “para” (no es guantes de niños, sino guantes para niños; no es paso de peatones sino paso para peatones).
  • “En”
Se usa erróneamente en vez de “con” (no es Partimos en dirección a Jalapa, sino Partimos con dirección a Jalapa).
  • “De”
No es Estatua en bronce, sino Estatua de bronce).
"Según M. Seco, es galicismo o anglicismo decir Viajamos en la noche en lugar de por la noche o durante la noche".[6]
  • “Para”
Se usa en ocasiones, indebidamente, en lugar de “contra” (Es bueno para la tos, en lugar de Es bueno contra la tos).

Queísmo y Dequeísmo

Queísmo es la supresión indebida de una preposición (generalmente “de”) delante de la conjunción “que”, cuando la preposición viene exigida por alguna palabra del enunciado (ejemplos de queísmo: No me había dado cuenta que habías llegado, en lugar de No me di cuenta de que habías llegado; Estaba convencido que era mejor así, en lugar de Estaba convencido de que era mejor así).

Por otra parte dequeismo es “una incorrección de lenguaje que consiste en utilizar la preposición de ante que, en oraciones completivas”;[7] (ejemplos de dequeísmo: Me interesa de que todos participen, en lugar de Me interesa que todos participen; Confío de que tenga dinero suficiente, en lugar de Confío en que tenga dinero suficiente).

Solecismo

Son usos incorrectos de una expresión construida sin atender a la exigencia de la sintaxis. No afecta a las palabras aisladas, sino a sintagmas, frases, oraciones y periodos.[8] Ejemplos de solecismos son De una u otra forma asistiremos, en lugar de De una forma u otra asistiremos; Se vende piso con o sin garaje, en lugar de Se vende piso con garaje y sin él.

También se comete solecismo al emplear inadecuadamente pronombres (Les invito a un paseo a la montaña, en lugar de Los invito a un paseo a la montaña).

Referencias

  1. «Diccionario de la lengua española». Consultado el 17 de noviembre de 2016.
  2. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de la lengua española. Gijón: Trea.
  3. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de la lengua español. Gijón: Trea. p. 123.
  4. López Ruiz, Miguel (2007). Normas técnicas y de estilo para el trabajo académico. México: UNAM. p. 115.
  5. Martín Vivaldi, Gonzalo (2000). Curso de Redacción. Teoría y Práctica de la Composición y del Estilo. Madrid: Paraninfo Thomson Learning.
  6. Martín Vivaldi, Gonzalo (2000). Paraninfo Thomson Learning, ed. Curso de Redacción. Teoría y Práctica de la Composición y del Estilo. Madrid. p. 56.
  7. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de la lengua española. Gijón: Trea. p. 126.
  8. Martínez de Souza, José (2003). Manual de estilo de la lengua española. Gijón: Trea. p. 127.
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