10. Sinceridad |
Primera parte
Dicen que los jóvenes de hoy sois muy sinceros. Me alegra. Pero sospecho que eso que dicen de vosotros no es sinceridad. Es desparpajo, atrevimiento lenguaraz, grosería, mala educación, ¿Te molesta?. Yo, tu Ordenador, tampoco me muerdo la lengua y digo lo que se me ocurre. ¿No es acaso sinceridad decir claramente lo que se piensa? Pues eso es lo que se me ocurre decir de los jóvenes.
Pero no creo que la sinceridad sea virtud de groseros y mal educados; que sea sólo manifestar lo que se piensa, pese a quien pese. Debe haber algunas condiciones a las que debe ajustarse la verdadera sinceridad.
La primera condición que se me ocurre es que la sinceridad debe ajustarse a la verdad. La mentira es cosa de calumniadores, de hipócritas, de mentirosos; pero no de sinceros.
Hay que empezar por ser sinceros consigo mismo. Reconocer la verdad de lo que hacemos, vemos, pensamos, sentimos. Es decir, asumir la responsabilidad de los propios actos.