10.
Jesús en Judea |
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Instrucciones: Lee y comprende bien este texto y después haz el crucigrama.
1. Nuevo testimonio del Bautista
Después de esto fue Jesús con sus discípulos a la región de Judea, y allí convivía con ellos y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Ainón junto a Salin, porque había allí mucha agua, y acudían a ser bautizados, pues aún no había sido encarcelado Juan.
Se originó una discusión entre los discípulos de Juan y un judío acerca de la purificación. Y fueron a Juan y le dijeron: Rabbí, el que estaba contigo al otro lado del Jordán, de quien tú diste testimonio, está bautizando y todos se van a él. Respondió Juan: No puede el hombre apropiarse nada si no le es dado del cielo. Vosotros mismos me sois testigos de que dije: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. Esposo es el que tiene la esposa; el amigo del esposo, el que está presente y le oye, se alegra mucho de la voz del esposo. Por esto mi gozo se ha colmado. Es necesario que él crezca y que yo disminuya.
El que viene de arriba está sobre todos. El que de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del Cielo está sobre todos, y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio confirma que Dios es veraz; pues aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin tasa. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero quien rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él. (Juan 3, 22-36)
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Es necesario que Cristo crezca en ti, para que progreses en su conocimiento y
amor: porque cuanto más lo conoces y lo amas, tanto más crece Cristo en ti.
2. Encarcelamiento de Juan Bautista
El tetrarca Herodes, al ser reprendido por Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano, y por todas las maldades que había cometido Herodes, añadió esta otra a las demás: metió a Juan en la cárcel. (Lucas 3, 19-20)
Cuando Jesús oyó que Juan había sido encarcelado, se retiró a Galilea. Y dejando Nazaret se fue a vivir a Cafarnaún, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y Neftalí. (Mateo 4, 12-13)
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Juan predicó las exigencias morales del Reino mesiánico con caridad pero sin
miramientos humanos. La predicación de la verdad llega a hacerse molesta y hasta
insoportable para quien la escucha sin ánimo de conversión.
Tal incomodidad puede llevar, como en el caso de Herodes, hasta perseguir a quien anuncia la verdad. "No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte" (Camino, n. 34)
3. Jesús y la samaritana
Jesús abandonó Judea y se marchó de nuevo a Galilea. Tenía que pasar por Samaría. Llegó, pues, a una ciudad de Samaria, llamada Sicar, junto al campo que dio Jacob a su hijo José. Estaba allí el pozo de Jacob. Jesús fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
Vino una mujer de Samaría a sacar agua. Jesús le dijo: Dame de beber. Sus discípulos se habían marchado a la ciudad a comprar alimentos. Entonces la dijo la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana? Pues no se tratan los judíos con los samaritanos. Jesús le respondió: Si conocieras el don de Dios y quién es el que t dice dame de beber, tú me habrías pedido y él te habría dado agua viva. Le mujer le dijo: Señor, no tienes ni con qué sacar agua y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas, pues, el agua viva? ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebió él, sus hijos y sus ganados? Respondió Jesús: Todo el que bebe de esta agua tendrá sed de nuevo, pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed nunca más, sino que el agua que yo le daré se hará en él fuente de agua que salta hasta la vida eterna. La mujer le dijo: Señor, dame de esa agua, para que no tenga sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla. Le contestó: Anda, llama a tu marido y vuelve aquí. Le respondió la mujer: No tengo marido. Le contestó Jesús: Bien has dicho no tengo marido, pues cinco has tenido y el que tienes ahora no es tu marido; en esto has dicho la verdad.
La mujer dejó su cántaro, fue a la ciudad y dijo a la gente: Venid, ved a un hombre que me ha dicho cuanto hice. ¿No será éste el Cristo? Salieron de la ciudad y venían a él. ( Juan 4, 3-30)
---A. Contesta a cada pregunta con una palabra y escríbela en un papel para buscarla después en el crucigrama:
Es necesario que él crezca y que yo... |
El que viene del Cielo está sobre... |
El que cree en el Hijo tiene vida... |
Juan reprendió al tetrarca... |
Herodes vivía con... |
Herodes metió a la cárcel a... |
Para ir a Galilea, tenía que
pasar por... |
Jesús se sentó junto al pozo de... |
Jesús podía darle agua... |
La mujer pensó que Jesús era el... |
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