38. Preparativos de la Última Cena
Juego de palabras

  1. Preparación

    El primer día de los Ázimos, cuando sacrificaban el cordero pascual, le dicen sus discípulos:

   - ¿Dónde quieres que vayamos y preparemos para que comas la Pascua? Entonces envía dos de sus discípulos (Pedro y Juan), y les dice:

   - Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua; seguidle; y allí donde entre, decid al dueño de la casa que el Maestro pregunta: ¿dónde está mi sala, donde coma la Pascua con mis discípulos? Y él os mostrará una habitación en el piso de arriba, grande, ya amueblada; disponed allí para nosotros. Y marcharon los discípulos, llegaron a la ciudad, encontraron como les había dicho, y prepararon la Pascua. (Marcos 14, 12-16).

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Es probable que Jesús quisiera evitar que Judas conociese con antelación el sitio exacto de la celebración de la Cena y lo comunicara al Sanedrín. Así se cumplieron los planes divinos para aquella noche memorable del Jueves Santo.

 (Pintura: Última Cena, LEONARDO DA VINCI. Museo da Vinci. Tougerlo).

  2. La Última Cena

   Cuando llegó la hora, se puso a la mesa y los Apóstoles con él. Y les dijo:

   - Ardientemente he deseado comer esta Pascua con vosotros, antes de padecer, porque os digo que no la volveré a comer hasta que tenga su cumplimiento en el Reino de Dios.

   En verdad os digo que uno de vosotros me va a traicionar, el que come conmigo. Comenzaron a entristecerse, y a decirle cada uno: ¿Acaso soy yo? Él les dijo:

   - Uno de los doce, el que moja conmigo en la misma fuente. Ciertamente que el Hijo del Hombre se va, según está escrito acerca de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del Hombre es entregado! Más le valiera a aquel hombre no haber nacido. (Lucas 22, 14-16; Marcos 14, 18-21).

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El Señor expresa el ardiente deseo de pasar las horas que preceden a su muerte con las personas que más quería en la tierra y, como sucede a los que ve van a marchar, profiere en el momento de despedirse las palabras más cariñosas.

(Pintura: Última Cena. DUCCIO, di Bouninsegna. Museo de la Ópera del Duomo. Siena).

  3. Jesús lava los pies a sus discípulos

   La víspera de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, como amase a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y mientras celebraban la cena, cuando el diablo ya había sugerido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que lo entregara, sabiendo Jesús que todo lo había puesto el Padre en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levantó de la cena, se quitó el manto,  tomó una toalla y se la ciñó. Después echó agua en una jofaina y empezó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido.

   Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:

   - Señor, ¿tú me vas a lavar a mí los pies? Respondió Jesús:

   - Lo que yo hago no lo entiendes ahora, lo comprenderás después. Le dice Pedro:

   - No me lavarás los pies jamás. Le respondió Jesús:

   - Si no te lavo, no tendrás parte conmigo. Simón Pedro le replicó:

   - Señor, no solamente los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dice:

   - El que se ha bañado no tiene necesidad de lavarse más que los pies, pues todo él está limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar, por eso dijo: No todos estáis limpios.

   Después de lavarles los pies tomó el manto, se puso de nuevo a la mesa y les dijo:

   - ¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis el Maestro y el  Señor, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro os he lavado los pies, vosotros también os debéis lavar los pies unos a otros. Os he dado ejemplo para que como yo he hecho con vosotros, así hagáis vosotros. En verdad, en vedad os digo: no es el siervo más que su señor, ni el enviado más que quien le envió. Si comprendéis esto y lo hacéis seréis bienaventurados. (Juan 13, 1-17).

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Toda la vida de Jesús fue ejemplo de servicio a los hombres, cumpliendo la Voluntad del Padre hasta la muerte en la Cruz. Aquí nos promete el Señor que, imitándole a Él, el Maestro, en un servicio desinteresado que siempre implica sacrificio, encontraremos la verdadera felicidad que nadie nos podrá arrebatar.

  A. Contesta a cada pregunta con una palabra y escríbela en un papel para escribirla después en el juego de palabras: bras:


 1. El día de los Ázimos se sacrificaba el...
 2. Dónde quieres que vayamos y preparemos la...
 3. Prepararon la Pascua en una...
 4. He deseado comer esta Pascua con vosotros...
 5. Jesús dijo: Uno de vosotros me va a...
 6. Más le valiera a aquel hombre no haber...
 7. Como amase a los suyos los amó hasta el...
 8. Al los discípulos empezó a lavarles los...
 9. Se negó a dejarse lavar Simón...
 10. También vosotros os debéis lavar los pies unos a...

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