12. Mantener el amor |
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1. Cultivar el amor
El amor conyugal ha de cultivarse con la paciencia, el interés y el mimo con el que un buen jardinero cuida las plantas de su jardín. Lo mismo que las plantas, estará vivo si crece. No se puede conservar en un congelador o en una campana de vidrio. Allí no pueden crecer las plantas ni el amor.
El enemigo más peligroso es la rutina. Ya lo dijo Balzac: "El matrimonio debe luchar sin tregua contra el monstruo que todo lo devora: la costumbre". Por eso hay que fomentar la creatividad y la capacidad de sorprender a quien queremos.
Siguiendo con el ejemplo de la planta, si no se riega durante un tiempo parecerá que tiene lozanía, pero después se marchitará definitivamente.
Para un cónyuge, lo más importante de la familia es el otro cónyuge. Esto está por encima del trabajo, del dinero, de los caprichos, de los gustos y de los propios hijos.
Cultivar el amor se consigue pensando cada día un poco para ver cómo puede darle una alegría o una sorpresa al otro cónyuge. Y después poniendo los medios para realizar ese propósito. Pueden ser un gesto, una sonrisa, una atención y también evitando todo lo que le desagrada.
(Pintura: Pareja elegante en el interior. NEER, Eglon van der. Ateneo Wodsworth. Hartford)